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Las promesas de Dios para tu vida


Enviado por   •  23 de Mayo de 2014  •  Trabajos  •  1.228 Palabras (5 Páginas)  •  284 Visitas

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Las promesas de Dios para tu vida son de paz en tu familia, en tu trabajo y nación. ¡Decláralo! La paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento guardará nuestros corazones sin importar lo que suceda alrededor. Sabemos que en medio de la angustia no podemos tomar buenas decisiones, por eso necesitamos que Él nos llene con Su paz para pensar mejor y avanzar, seguros de las decisiones que tomamos.

La segunda promesa de Dios es que nos saciará con lo mejor del trigo1 , es decir, con la parte más gruesa y abundante. Él escoge lo mejor para saciarte. ¡Créele, quiere darte lo excelente! Revisa el mejor año que has tenido y piensa que este año será doblemente bendecido. Tendremos paz y seremos saciados con lo mejor, pero debes mantener tu buena actitud durante todo el año, no solo al inicio.

La tercera promesa es que Su Palabra correrá velozmente por la tierra. Este es el año de la más abundante cosecha de almas que hayamos visto. Hasta el último rincón de nuestro país se escuchará Su Palabra y miles creerán, pero debes creerlo tú primero para que suceda. Escucha Sus promesas y cree, no solo atiendas como una enseñanza que entra por un oído y sale por otro. Debemos ser como Pedro que escuchó al Señor y se atrevió a caminar sobre el agua. Hay que poner en práctica nuestra fe, porque estas promesas de Dios necesitan algunos ingredientes para que se cumplan. No se trata de escuchar y esperar sentados, sino de poner manos a la obra y esforzarnos.

Además de estas promesas de bendición y multiplicación, Dios también nos ofrece recompensas por el esfuerzo que hacemos al servirle en Su reino .2 Él es justo y recuerda nuestras obras; no se olvida de nada de lo que has hecho por tus hermanos, así que sirve al Señor formalmente porque desea recompensarte.

El trabajo que hacemos diariamente es recompensado con un salario, pero el trabajo que haces sirviendo al prójimo tiene recompensa en el cielo. Por lo tanto, debemos servir a Dios en Su casa, en el ministerio, con esa misma pasión del inicio, nuestra dedicación no debe disminuir. Lo que significa que no debemos permitir que la pereza nos domine.

Dejemos las excusas a un lado, ya no busquemos pretextos para quedarnos sentados, pasivos, porque Dios puede levantar a alguien de un fracaso, pero jamás de una excusa. No hay forma que el Señor obre en alguien que busca excusas para quedarse en la situación en la que está. Él quiere motivarte, pero si tu actitud es conformista o arrogante, no hay nada que pueda hacer.

Hagamos la pereza a un lado porque Dios quiere que avancemos. Quiere recompensarnos por el esfuerzo que hagamos, quiere darnos Sus promesas, pero no podrá si somos haraganes, lentos e indolentes. Estos son los sinónimos que se usan para identificar a un perezoso. Por el contrario, nuestro Padre nos motiva a ser imitadores, seguidor de quienes tienen fe y paciencia3 . No todos heredamos las promesas al mismo tiempo. Algunos lo logran antes para que podamos imitarlos, y luego, ser ejemplo para otros. El testimonio de cada uno es valioso para quienes pueden verlo y aprender. Por eso es tan importante ser humildes; ese es el requisito número uno para recibir bendición, ya que Dios nos pide ser imitadores, tener una actitud de aprendizaje que un soberbio jamás tendrá. ¿Ves como todo es una cadena? Esfuerzo-humildad-aprendizaje por imitación-promesas.

El Señor nos pide que aprendamos de las hormigas que trabajan sin descanso, guardan su comida y siempre tienen sustento. ¡Eso es sabiduría! La lección que nos dan es de esfuerzo, y el consejo es alejarnos de la pereza que solo nos conduce a la pobreza4 . Así que adiós a la pereza. Ni siquiera digas palabras como: “Qué aburrido, qué lata…”. ¡Levántate y esfuérzate para prosperar!

La

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