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Lectura Semana Santa


Enviado por   •  25 de Marzo de 2015  •  2.645 Palabras (11 Páginas)  •  221 Visitas

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Lecturas de la liturgia

• Primera Lectura: Isaías 50,4-7

"No me tapé el rostro ante los ultrajes, sabiendo que no quedaría defraudado"

Mi Señor me ha dado una lengua de iniciado, para saber decir al abatido una palabra de aliento. Cada mañana me espabilaba el oído, para que escuche como los iniciados. El Señor me abrió el oído; y yo no resistí ni me eché atrás: ofrecí la espalda a los que me apaleaban, las mejillas a los que mesaban mi barba; no me tapé el rostro ante ultrajes ni salivazos. El Señor me ayuda, por eso no sentía los ultrajes; por eso endurecí el rostro como pedernal, sabiendo que no quedaría defraudado.

• Salmo Responsorial: 21

"Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?"

Al verme, se burlan de mí, / hacen visajes, menean la cabeza: / "Acudió al Señor, que lo ponga a salvo; / que lo libre, si tanto le quiere." R. Me acorrala una jauría de mastines, / me cerca una banda de malhechores; / me taladran las manos y los pies, puedo contar mis huesos. R. Se reparten mi ropa, / echan a suertes mi túnica. / Pero tú, Señor, no te quedes lejos; / fuerza mía, ven corriendo a ayudarme. R. Contaré tu fama a mis hermanos, / en medio de la asamblea te alabaré. / Fieles del Señor, alabadlo; / linaje de Jacob, glorificadlo; / temedlo, linaje de Israel. R.

• Segunda Lectura: Filipenses 2,6-11

"Se rebajo, por eso Dios lo levantó sobre todo"

Cristo, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios; al contrario, se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos. Y así, actuando como un hombre cualquiera, se rebajó hasta someterse incluso a la muerte, y una muerte de cruz. Por eso Dios lo levantó sobre todo y le concedió el "Nombre-sobre-todo-nombre"; de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra, en el abismo, y toda lengua proclame: Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.

• Evangelio: Marcos 14,1-15,47

"Pretendían prender a Jesús a traición y darle muerte"

[C. Faltaban dos días para la Pascua y los Ázimos. Los sumos sacerdotes y los escribas pretendían prender a Jesús a traición y darle muerte. Pero decían: S. "No durante las fiestas; podría amotinarse el pueblo." Se ha adelantado a embalsamar mi cuerpo para la sepultura C. Estando Jesús en Betania, en casa de Simón, el leproso, sentado a la mesa, llegó una mujer con un frasco de perfume muy caro, de nardo puro; quebró el frasco y lo derramó en la cabeza de Jesús. Algunos comentaban indignados: S. "¿A qué viene este derroche de perfume? Se podía haber vendido por más de trescientos denarios para dárselo a los pobres." C. Y regañaban a la mujer. Pero Jesús replicó: +. "Dejadla, ¿por qué la molestáis? Lo que ha hecho conmigo está bien. Porque a los pobres los tenéis siempre con vosotros y podéis socorrerlos cuando queráis; pero a mí no me tenéis siempre. Ella ha hecho lo que podía: se ha adelantado a embalsamar mi cuerpo para la sepultura. Os aseguro que, en cualquier parte del mundo donde se proclame el Evangelio, se recordará también lo que ha hecho ésta." Prometieron dinero a Judas Iscariote C. Judas Iscariote, uno de los Doce, se presentó a los sumos sacerdotes para entregarles a Jesús. Al oírlo, se alegraron y le prometieron dinero. Él andaba buscando ocasión propicia para entregarlo. ¿Dónde está la habitación en que voy a comer la Pascua con mis discípulos? C. El primer día de los Ázimos, cuando se sacrificaba el cordero pascual, le dijeron a Jesús sus discípulos: S. "¿Dónde quieres que vayamos a prepararte la cena de Pascua?" C. Él envió a dos discípulos, diciéndoles: +. "Id a la cuidad, encontraréis un hombre que lleva un cántaro de agua; seguidlo y, en la casa en que entre, decidle al dueño: "El Maestro pregunta: ¿Dónde está la habitación en que voy a comer la Pascua con mis discípulos?" Os enseñará una sala grande en el piso de arriba, arreglada con divanes. Preparadnos allí la cena." C. Los discípulos se marcharon, llegaron a la ciudad, encontraron lo que les había dicho y prepararon la cena de Pascua. Uno de vosotros me va a entregar: uno que está comiendo conmigo C. Al atardecer fue él con los Doce. Estando a la mesa comiendo, dijo Jesús: +. "Os aseguro que uno de vosotros me va a entregar: uno que está comiendo conmigo." C. Ellos, consternados, empezaron a preguntarle uno tras otro: S. "¿Seré yo?" C. Respondió: +. "Uno de los Doce, el que está mojando en la misma fuente que yo. El Hijo del hombre se va, como está escrito de él; pero, ¡ay del que va a entregar al Hijo del hombre!; ¡más le valdría no haber nacido!" Esto es mi cuerpo. Ésta es mi sangre, sangre de la alianza C. Mientras comían, Jesús tomó un pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio, diciendo: +. "Tomad, esto es mi cuerpo." C. Cogiendo la copa, pronunció la acción de gracias, se la dio, y todos bebieron. Y les dijo: +. "Ésta es mi sangre, sangre de la alianza, derramada por todos. Os aseguro que no volveré a beber del fruto de la vid hasta el día que beba el vino nuevo en el reino de Dios." Antes que el gallo cante dos veces, me habrás negado tres C. Después de cantar el salmo, salieron para el monte de los Olivos. Jesús les dijo: +. Todos vais a caer, como está escrito: "Heriré al pastor, y se dispersarán las ovejas." Pero, cuando resucite, iré antes que vosotros a Galilea." C. Pedro replicó: S. "Aunque todos caigan, yo no." C. Jesús le contestó: +. "Te aseguro que tú hoy, esta noche, antes que el gallo cante dos veces, me habrás negado tres." C. Pero él insistía: S. "Aunque tenga que morir contigo, no te negaré." C. Y los demás decían lo mismo. Empezó a sentir terror y angustia C. Fueron a un huerto, que llaman Getsemaní, y dijo a sus discípulos: +. "Sentaos aquí mientras voy a orar." C. Se llevó a Pedro, a Santiago y a Juan, empezó a sentir terror y angustia, y les dijo: +. "Me muero de tristeza; quedaos aquí velando." C. Y, adelantándose un poco, se postró en tierra pidiendo que, si era posible, se alejase de él aquella hora; y dijo: +. "¡Abba! (Padre), tú lo puedes todo; aparta de mí este cáliz. Pero no lo que yo quiero, sino lo que tú quieres." C. Volvió y, al encontrarlos dormidos, dijo a Pedro: +. "Simón, ¿duermes?; ¿no has podido velar ni una hora? Velad

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