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Los Ciegos Y El Elefante


Enviado por   •  4 de Diciembre de 2014  •  1.905 Palabras (8 Páginas)  •  381 Visitas

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Los ciegos y el elefante.

El diálogo interreligioso (Javier Melloni)

Introducción

Dicen que los astronautas, cuando contemplan la tierra desde el espacio, durante la primera semana miran solo su propio país; durante la segunda semana se identifican con su continente, y que a partir de la tercera semana, sienten que pertenecen a un único planeta. Esto nace del instinto tribal, cuyo sentimiento de pertenencia a un grupo tiende a ser excluyente de los demás, hacia una progresiva ampliación del horizonte de fraternidad mundial.

1. Algunas cuestiones problemáticas

a. El instinto tribal

Las religiones, en cuanto a fenómenos culturales, están ligadas a los referentes vitales de cada grupo humano, por ello, están cargadas de un instinto de supervivencia que tiende a excluir a lo demás. A su vez, en cuanto a elaboraciones humanas, las creencias religiosas encierran elementos sofisticados de narcisismo, de omnipotencia infantil y auto centrada, de las que deben ser continuamente purificadas. La afirmación de la propia identidad tiende a comportar una negación de los demás.

b. La tentación de Absoluto

Las religiones, polarizadas por su búsqueda del Absoluto, están contaminadas por el instinto de aprobación de ese Absoluto hacia el que aspiran. En cuanto elaboraciones humanas, contienen elementos de poder y dominio de los que ninguna religión es inmune.

La vocación universalista de las religiones está permanentemente amenazada de convertirse en totalitarismo: cuando, en lugar de ofrecerse como oportunidad para todos, se convierte en una compulsión de dominio sobre otros.

c. Ídolo vs icono

El ídolo se presenta como una imagen que se posee; el icono está hecho de trazos que desposeen.

Depende de los que tienen la autoridad de elaborar sus referentes como de aquellos que los reciben. Tales referentes sean considerados como ídolos o como iconos, depende siempre de ambas partes: se pueden imponer como ídolos o se pueden ofrecer como iconos, del mismo modo que uno se puede someter a ellos como absolutos o acogerlos como caminos.

Dogma significa “decreto”, significa “pensar” “parecer”. Los dogmas se convierten en ídolos cuando se toman como formulas definitivas y cerradas.

d. El valor único e irrenunciable de cada religión

Cada religión se presenta como un todo compacto, que uno no crea según apetencias, sino que lo recibe de una tradición. Una tradición que se ha ido sedimentando y madurando a lo largo de muchas generaciones, y que ha ido depurando ese todo desde el interior de sí mismo. Tomar elementos sueltos de las diferentes religiones es delicado, porque supone desintegrarlos de su contexto, con el riesgo de vaciarlos de contenido, ya que su sentido viene dado por el modo de estar constelados en su propio sistema. Con todo, el encuentro entre las religiones supone que se va a dar un intercambio fecundo para todos, compartiendo aspectos del Misterio inabastable que podrán enriquecer a las diferentes tradiciones. Ello requiere, sin embargo, un discernimiento atento y afinado por las diferentes partes.

2. Cristo y la vocación universal del cristianismo

Cristo es el principio y el fin. Es él quien consume y quien da a todo su consistencia. Hacia él y por él, se da la universal convergencia de todo el espíritu creado. Él es centro único, precioso y consistente, que resplandece en la culminación venidera del mundo.

2.1 Los antecedentes tribales del Cristianismo

a. La conciencia de Israel como pueblo elegido

El cristianismo hunde sus raíces en la experiencia religiosa de unas tribus de nómadas que conocieron la esclavitud en Egipto. La liberación de esta esclavitud y las sucesivas alianzas de Dios para con ellos fueron comprendidas como una predilección, con el consiguiente peligro de darle un giro exclusivista y narcisista. La tentación permanente del pueblo de Israel es comprender la elección como un privilegio, como un poder que le otorga superioridad y dominio sobre los demás pueblos.

Con ello se requiere indicar que la elección de Jesús como el hijo predilecto no supone una exclusión de los demás seres humanos, sino una radical inclusión de todos ellos en él.

b. El Dios verdadero y los dioses falsos

La idolatría se identifica con la adoración de dioses extranjeros, considerados falsos. Ello da al Judaísmo una dureza ante las demás religiones, dureza que han heredado el cristianismo y también el Islam.

El pecado de la idolatría consiste en perder la confianza en esa relación y buscar seguridades o intereses en otras manifestaciones de Dios.

2.2 La unicidad y la universalidad de Cristo

A través de la experiencia pascual, los discípulos fueron descubriendo que la elección de unos pocos – pueblo de Israel – se convertía en una elección para todos.

El acontecimiento pascual es una fuente inagotable de revelación: los seguidores de Jesús entendamos que en su persona concreta e histórica Dios se ha manifestado como donación total, amor sin límites.

El conflicto entre la particularidad histórica de Jesús de Nazaret y la universalidad atemporal de Cristo se pone de manifiesto al confrontarse con el mensaje de otras religiones.

En Cristo se da el encuentro de dos donaciones: el divino y el humano. Ambos se hacen Uno porque ambos se vacían para dejar paso al otro.

Este conflicto se pone en manifiesto al confrontarse con el mensaje de otras religiones.

Percibimos aquí las dificultades del lenguaje y la inadecuación de la equivalencia de los términos, porque el concepto cristiano de encarnación no se corresponde exactamente con el término hindú de avatar. Este tiene más bien un carácter mítico simbólico y se asemeja más a una manifestación de Dios, las cuales pueden ser múltiples, mientras que el concepto de encarnación cristiano está ligado a su carácter histórico, único e irrepetible de la persona de Cristo.

2.3 Diferentes corrientes teológicas ante el pluralismo

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