El Elefante
angeli8914 de Noviembre de 2013
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El viaje del elefanteDocument Transcript
• 1. José SaramagoEl viaje del elefanteTítulo original: A Viagem do ElefanteTraducción: Pilar del RíoEditorial AlfaguaraBuenos Aires – ArgentinaNoviembre de 2008ISBN: 978-987-04-1169-7
• 2. A Pilar, que no dejo que yo muriera Siempre acabamos llegando a donde nos esperan. LIBRO DE LOS ITINERARIOS Por más incongruente que le pueda parecer a quien no ande al tanto de la importancia delas alcobas, sean éstas sacramentadas, laicas o irregulares, en el buen funcionamiento de lasadministraciones públicas, el primer paso del extraordinario viaje de un elefante a austria quenos proponemos narrar fue dado en los reales aposentos de la corte portuguesa, más o menos ala hora de irse a la cama. Quede ya registrado que no es obra de la simple casualidad quehayan sido aquí utilizadas estas imprecisas palabras, más o menos. De este modo, quedamosdispensados, con manifiesta elegancia, de entrar en pormenores de orden físico y fisiológicoalgo sórdidos, y casi siempre ridículos, que, puestos tal que así sobre el papel, ofenderían elcatolicismo estricto de don juan, el tercero, rey de portugal y de los algarbes, y de doñacatalina de austria, su esposa y futura abuela de aquel don sebastián que irá a pelear a alcácer-quivir y allí morirá en el primer envite, o en el segundo, aunque no falta quien afirme quefeneció por enfermedad en la víspera de la batalla. Con ceñuda expresión, he aquí lo que elrey comenzó diciéndole a la reina, Estoy dudando, señora, Qué, mi señor, El regalo que lehicimos al primo maximiliano, cuando su boda, hace cuatro años, siempre me ha parecidoindigno de su linaje y méritos, y ahora que lo tenemos aquí tan cerca, en valladolid, comoregente de españa, a un tiro de piedra por así decir, me gustaría ofrecerle algo más valioso,algo que llamara la atención, a vos qué os parece. señora, Una custodia estaría bien, señor, heobservado que, tal vez por la virtud conjunta de su valor material con su significado espiritual,una custodia es siempre bien recibida por el obsequiado, Nuestra Iglesia no apreciaría talliberalidad, todavía tendrá presente en su Infalible memoria las confesas simpatías del primomaximiliano por la reforma de los protestantes luteranos, luteranos o calvinistas, nunca losupe seguro, Vade retro, satanás, que en tal no había pensado, exclamó la reina,santiguándose, mañana tendré que confesarme a primera hora, Por qué mañana en particular,señora, sí es vuestro hábito confesaras todos los días, preguntó el rey. Por la nefanda idea queel enemigo me ha puesto en las cuerdas de la voz, mirad que todavía siento la gargantaquemada como si por ella hubiera rozado el vaho del infierno. Habituado a las exageracionessensoriales de la reina, el rey se encogió de hombros y regresó a la espinosa tarea de descubrirun regalo capaz de satisfacer al archiduque maximiliano de austria. La reina bisbiseaba unaoración, comenzaba ya otra, cuando de repente se interrumpió y casi gritó, Tenemos asalomón, Qué, preguntó el rey, perplejo, sin entender la intempestiva invocación al rey dejudea, Sí, señor, salomón, el elefante, Y para qué quiero aquí al elefante, preguntó el rey algoenojado, Para el regalo, señor, para el regalo de bodas, respondió la reina, poniéndose de pie,eufórica, excitadísima, No es regalo de bodas, Da lo mismo. El rey aseveró lentamente con lacabeza tres veces seguidas, hizo una pausa y aseveró otras tres veces, al final de las cualesadmitió, me parece una idea interesante, Es más que interesante, es una buena idea. es unaidea excelente, insistió la reina con un gesto de impaciencia, casi de insubordinación, que nofue capaz de reprimir, Hace más de dos años que ese animal llegó de la india, y desdeentonces no ha hecho otra cosa que no sea comer y dormir, el abrevadero siempre lleno deagua, forraje a montones, es como si estuviéramos sustentando a una bestia que no tiene nioficio ni beneficio, ni esperanza de provecho, El pobre animal no tiene la culpa, aquí no hay
• 3. trabajo que sirva para el, a no ser que lo mande a los muelles del tajo para transportar tablas,pero el pobre sufriría, porque su especialidad profesional son los troncos, que se ajustan mejora la trompa por la curvatura, Entonces que se vaya a viena Y cómo iría, preguntó el rey. Ah,eso no es cosa nuestra, si el primo maxímiliano se convierte en su dueño, que ello resuelva,suponiendo que todavía siga en valladolid, No tengo noticias de lo contrario, Claro que hastavalladolid salomón tendrá que ir a pata, que buenas andaderas tiene, Y a viena también, nohabrá otro remedio, Un tirón, dijo la reina, Un tirón, asintió el rey gravemente, y añadió,Mañana le escribiré al primo maximiliano, si él acepta habrá que concretar fechas y realizaralgunos trámites, por ejemplo, cuándo pretende marcharse a viena, cuántos días necesitarásalomón para llegar de lisboa a valladolid, de ahí en adelante ya no será cosa nuestra, noslavamos las manos, Sí, nos lavamos las manos, dijo la reina, pero, en su fuero interno, que esdonde se dilucidan las contradicciones del ser, sintió un súbito dolor por dejar que se fuerasalomón solo para tan distantes tierras y tan extrañas gentes. Al día siguiente, por la mañana temprano, el rey mandó llamar al secretario pedro dealcáçova carneiro y le dictó una carta que no le salió bien a la primera, ni a la segunda, ni a latercera, y que tuvo que ser confiada por entero a la habilidad retórica y al experimentadoconocimiento de la pragmática y de las fórmulas epistolares usadas entre soberanos queadornaban al competente funcionario, el cual en la mejor de las escuelas posibles habíaaprendido, la de su propio padre, antonio carneiro, de quien, por muerte, heredó el cargo. Lacarta quedó perfecta tanto de letra como de razones, no omitiéndose siquiera la posibilidadteórica, diplomáticamente expresada, de que el regalo pudiera no ser del agrado delarchiduque, que tendría, aun así, todas las dificultades del mundo en responder, con unanegativa, pues el rey de portugal afirmaba, en un párrafo estratégico de la carta, que en todosu reino no poseía nada más valioso que el elefante salomón, ya fuera por el sentimientounitario de la creación divina que relaciona y emparienta a las especies unas con otras, hastahay quien dice que el hombre fue hecho con las sobras del elefante, ya fuera por los valoressimbólico, intrínseco y mundano del animal. Fechada y sellada la carta, el rey dio orden deque se presentara el caballerizo mayor, hidalgo de su plena confianza, al que le resumió lamisiva, luego le ordenó que eligiese una escolta digna de su condición pero, sobre todo, a laaltura de la responsabilidad de la misión que le había sido encomendada. El hidalgo le besó lamano al rey, que le dijo, con la solemnidad de un oráculo, estas sibilinas palabras, Que seáistan rápido como el gavilán y tan seguro como el vuelo del águila, Sí, mi señor. Después, elrey cambió de tono y dio algunos consejos prácticos, No necesitáis que os recuerde quepodréis mudar de caballos todas las veces que sean necesarias, las postas no están ahí paraotra cosa, no es hora de ahorrar, voy a mandar que refuercen las cuadras, y, ya puestos, si esposible, para ganar tiempo, opino que deberéis dormir sobre vuestro caballo mientras él vagalopando por los caminos de castilla. El mensajero no comprendió el burlón juego o prefiriódejarlo pasar, y se limitó a decir, Las órdenes de vuestra alteza serán cumplidas punto porpunto, empeño en eso mi palabra y mi vida, y se retiró sin dar la espalda, repitiendo lasreverencias cada tres pasos. Es el mejor de los caballerizos, dijo el rey. El secretario decidiócallar la adulación que supondría responder que el caballerizo mayor no podría ser ni portarsede otra manera, puesto que había sido escogido personalmente por su alteza. Tenía laimpresión de haber comentado algo semejante no hacía demasiados días. Ya en aquelmomento le vino a la memoria un consejo del padre, Cuidado, hijo mío, una adulaciónrepetida acabará inevitablemente resultando insatisfactoria, y por tanto será como una ofensa.Así pues, el secretario, aunque por razones diferentes a las del caballerizo mayor, prefiriótambién callarse. Fue durante este breve silencio cuando el rey dio voz, finalmente, a uncuidado que se le había ocurrido al despertar, Estaba pensando, creo que debería ir a ver asalomón, Quiere vuestra alteza que mande llamar a la guardia real, preguntó el secretario, No,dos pajes son más que suficientes, uno para los recados y otro para ir a enterarse de por qué
• 4. no ha regresado todavía el primero, ah, y también el señor secretario, si me quiere acompañar,Vuestra alteza me honra mucho, por encima de mis merecimientos, Tal vez para que puedamerecer más y más, como su padre, a quien dios tenga en gloria, Beso las manos de vuestraalteza, con el amor y respeto con que besaba las suyas, Tengo la impresión de que eso sí queestá por encima de mis merecimientos, dijo el rey, sonriendo, En dialéctica y en respuestarápida nadie gana a vuestra alteza, Pues mire que hay quien va diciendo por ahí que los hadasque presidieron mi nacimiento no me dotaron para el ejercicio de las letras, No todo son letrasen el mundo, mi señor, visitar al elefante salomón en este día es, como quizá se acabediciendo en el futuro, un acto poético, Qué es un acto poético, preguntó el rey, No se sabe, miseñor, sólo nos damos cuenta de que existe cuando ha sucedido, Pero yo, por ahora, sólo heanunciado la intención de visitar a salomón, Siendo palabra de rey, supongo que habrá sidosuficiente, Creo haber oído decir que, en retórica, a eso lo llaman ironía, Pido perdón avuestra alteza, Está perdonado, señor secretario, si todos sus pecados son de esa gravedad,tiene el cielo garantizado,
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