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MARIA LA ELEGIDA


Enviado por   •  13 de Agosto de 2014  •  1.788 Palabras (8 Páginas)  •  171 Visitas

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“AÑO DE LA PROMOCIÓN DE LA INDUSTRIA RESPONSABLE Y DEL COMPROMISO CLIMÁTICO”

ALUMNA:

NORELIZ CARDENAS NEYRA

GRADO:

2DO “A”

PROFESORA:

JESSICA ESPINOZA

CURSO:

RELIGIÓN

COLEGIO:

LA RECOLETA

AÑO:

DEDICATORIA

El presente trabajo está dedicado en especial a mis padres y a la profesora por sus sabias enseñanzas que nos brinda.

INTRODUCCIÓN

Cuando Dios decidió que era el momento de la venida de Jesús, de su nacimiento en el mundo. Dios no opto que naciera en una familia rica y poderosa, tampoco decidió que naciera en un gran palacio, o entre reyes.

Dios, tomo la decisión de que su hijo Jesús nuestro Señor, naciera en un hogar humilde, y en una familia honesta y sencilla.

Y Dios, se fijó y eligió como madre a María, una mujer sencilla, humilde, bondadosa, llena de amor y de misericordia.

Y María sorprendida, con alegría y satisfacción, acepto con un sí rotundo y confiado, la voluntad de Dios, de ser la elegida, y la madre de Jesús…

Lo que nos aporta el evangelio sobre María, es suficiente, para conocerla y definirla. El Evangelio nos deja ver a María como una mujer con fortaleza, sencilla, humilde y bondadosa, y a una Madre, llena de amor, caritativa y misericordiosa.

Pero si se quiere conocer más afondo y mejor a María, aparte de escuchar y leer los textos del Evangelio, es necesario caminar en su presencia y a su lado, meditar su ser, su sentir y actuar, a lo largo de su vida, junto a su hijo Jesús, nuestro Señor.

Seguir el ejemplo de María, nos enseña en nuestra comunidad cristiana, una manera de convivir con más hermandad, y a través de ella, nos lleva a sentir y compartir más amor, a tener más misericordia y a ser más bondadosos.

LA GRAN PROMESA

Más de cuarenta siglos habían pasado desde que Dios Nuestro Señor, a raíz de la caída original y en la misma hora que fulminaba su castigo sobre los culpables, dejó brillar, en medio de su enojo, un rayo de luz y de esperanza, precursor de su inmensa misericordia.

Al tocar el turno a la serpiente tentadora, es decir al diablo, le dijo Dios: "Enemistades pondré entre ti y la mujer, entre tu posteridad y la suya: Ella quebrantará tu cabeza y tú morderás su talón". (Gen. 3, 15).

La Tradición cristiana ha visto siempre en esas palabras, la gran promesa del Redentor futuro y de su completa redención o victoria sobre el pecado y el demonio.

La Promesa divina se cumplió, hace ya casi dos mil años. Llegada, en efecto según el plan divino, la plenitud de los tiempos, como aurora divina de redención apareció María Inmaculada y llena de gracia, de la cual nació a su tiempo el divino Sol de Justicia, Cristo Jesús, nuestro Redentor, el prometido Triunfador invicto del demonio, del pecado y de la muerte.

EL NACIMIENTO

María Santísima, hija de San Joaquín y Santa Ana por especial favor de Dios, nació en Jerusalén, y cuando tuvo tres años fue llevada por sus padres al templo de esa ciudad para ser presentada al Señor y entregada a su servicio, viniendo a ser entre todas las doncellas el mayor ejemplo de santidad y modestia. La Iglesia celebra el 21 de Noviembre la Presentación de la Santísima Virgen en el Templo.

Allí la Niña María aprendió a hilar lana y lino, a labrar las vestiduras sacerdotales y demás objetos para el culto santo; leía con suma atención las divinas escrituras y con encendido amor, aunque sin ninguna ceremonia exterior hizo voto perpetuo de guardar su pureza virginal. En ese entonces debía tener ya más de doce años, pues en esta edad era cuando se permitía a las jóvenes judías hacer votos valederos.

LOS DESPOSORIOS

Dos años después de muertos sus padres y siendo ya de catorce años, quisieron los sumos sacerdotes que tomase esposo, más Ella rehusó esto terminantemente por su amor a la pureza y promesa virginal; pero por providencial manifestación de Dios aceptó, previo voto mutuo de castidad, a San José por compañero, con el cual se desposó y se fue a vivir a Nazaret, pequeña aldea donde se ejercitó en la oración y la contemplación.

El día menos pensado, estando la Santísima Virgen en oración, se le presentó el arcángel San Gabriel y le anunció:

Dios te salve, llena de gracia, el Señor es contigo, bendita tú entre las mujeres.

No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios: concebirás en tu seno y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande y será llamado Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará eternamente sobre la casa de Jacob, y su reino no tendrá fin.

EL NACIMIENTO DE JESÚS

Antes del Nacimiento del Bautista, María regreso a Nazaret, donde vivía con humildad, recogimiento y oración. Tuvo luego que ir San José a la ciudad de Belén, patria del profeta David, a cumplir con el empadronamiento ordenado por edicto imperial; en tal viaje acompañó al esposo la Santísima Virgen, cuidándose más de pensar en que todo lo ordena la divina providencia, que en la fecha en que pudiera ser el alumbramiento. Habiendo arribado a Belén, hallándose como perdidos en medio de las multitudes que habían llegado de todas partes para

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