MILAGROS O SEÑALES DE JESUCRISTO.
Danisella22Reseña18 de Octubre de 2016
619 Palabras (3 Páginas)174 Visitas
MILAGROS O SEÑALES DE JESUCRISTO
Jesucristo realizó milagros de diverso tipo durante Su ministerio terrenal, expresiones de Su poder sobre la naturaleza, la enfermedad, las fuerzas demoníacas y la muerte, acerca de algunos de los cuales desearía reflexionar en los próximos artículos.
Las multitudes estaban ansiosas de presenciar Sus milagros y le buscaban, pero el propósito de Jesús no era sorprender con actos exhibicionistas, ni mantenerlas entretenidas. En la realización de milagros del Señor hay, sin lugar a dudas, verdadero amor y compasión hacia los afligidos, los enfermos, los discapacitados, y “a todos los oprimidos por el diablo”, que libera físicamente, pero son también actos sobrenaturales que prefiguran la liberación espiritual que trae a quienes reciben de Dios la gracia de la salvación, a través de la fe.
En el evangelio de Juan los milagros de Jesucristo son llamados en algunos casos señales (semeion, en griego), porque significan algo. Más allá de las obras mismas, y el sentido parabólico antes indicado, apuntan a que Él está investido de autoridad divina.
Los milagros de Jesucristo son actos mesiánicos, señales de que el Reino de Dios ha irrumpido en el mundo. Cuando envía en misión a setenta de Sus discípulos, a toda ciudad adonde Él había de ir, les dice “Y sanad a los enfermos que en ella haya, y decidles: Se ha acercado a vosotros el reino de Dios” (Lucas 10: 9)
Las profecías de Isaías, referentes al reinado futuro del Mesías en la tierra, anuncian la supresión de las enfermedades y la muerte
“Decid a los de corazón apocado: Esforzaos, no temáis; he aquí que vuestro Dios viene con retribución, con pago; Dios mismo vendrá, y os salvará. Entonces los ojos de los ciegos serán abiertos, y los oídos de los sordos se abrirán. Entonces el cojo saltará como un ciervo, y cantará la lengua del mudo; porque aguas serán cavadas en el desierto, y torrentes en la soledad” (Isaías 35: 4 – 6)
La primera venida de Jesucristo a la tierra, porque tenemos la promesa de Su retorno, mostró un anticipo de lo que será Su reinado durante el milenio en el mundo. El Señor tenía presente esta profecía de Isaías cuando vienen los mensajeros de Juan el Bautista, que se encontraba en la cárcel, para preguntarle si era el Mesías o debían esperar a otro. “Respondiendo Jesús, les dijo: Id, y haced saber a Juan las cosas que oís y veis. Los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos son limpiados, los sordos oyen, los muertos son resucitados, y a los pobres es anunciado el evangelio, y bienaventurado el que no halle tropiezo en mí” (Mateo 11: 4 – 6)
Cuando las autoridades religiosas judías rodean al Señor Jesucristo en el templo, por el pórtico de Salomón, y lo emplazan a declarar abiertamente si es el Mesías, “Jesús les respondió: Os lo he dicho, y no creéis; las obras que yo hago en nombre de mi Padre, ellas dan testimonio de mí” (Juan 10: 25)
Al referirnos en los próximos artículos a algunos milagros o señales específicos, posiblemente reiteremos algunos de estos conceptos que sirven como marco de referencia para explicar el significado de aquellas obras que manifiestan la gloria de Cristo, como la conversión del agua en vino en Caná, calmar el viento y las olas en el Mar de Galilea, la sanidad de los diez leprosos, la sanidad del siervo del centurión, la recuperación de la vista de un ciego de nacimiento, la liberación del endemoniado de Gadara, la resurrección de la hija de Jairo u otros. El propósito no es sorprendernos, sino afianzar nuestra fe como creyentes, o generar una inquietud legítima acerca de la divinidad de Jesucristo, en quienes aun no creen
...