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Mateo 24

macliz1Informe15 de Octubre de 2013

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Para entender correctamente los pasajes de Mateo 24, la respuesta de Cristo correspondió a una pregunta específica que da testimonio de su ambivalencia o inclusión de dos asuntos en la misma interrogación y réplica:

“…los discípulos se le acercaron aparte, diciendo: Dinos, ¿cuándo serán estas cosas, y qué señal habrá de tu venida, y del fin del siglo?”[30]

El original termina con la frase, “της συντελειας του αιωνος”[31] que se translitera; “kai-sunteleias-tos-aionos” y se traduce, “y [también]-la-consumación-[de]los-siglos”…

Es decir, básicamente los discípulos no solo preguntaban sobre la destrucción del templo del cual no quedaría “piedra sobre piedra”[32] sino del fin de los siglos (sustantivo plural) o fin del mundo. Es por ello que a la respuesta de Jesucristo se le debe dar un sentido bidimensional apuntando a un paralelismo judeo-escatológico. De ello hay testimonio ya que si bien dijo “De cierto os digo, que no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca”[33] se sabe que era en referencia a los eventos locales sobre la destrucción de Jerusalén[34] y como una prueba previa de que lo referido a los eventos finales también pasarían, y en contraparte enfocándose a la dimensión apocalíptica del mundo previo a su venida agregó después “el cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán. Pero del día y la hora nadie sabe, ni aun los ángeles de los cielos, sino sólo mi Padre”[35], en el original utiliza un articulo a manera de pronombre demostrativo “περι δε της ημερας” traducido; “Pero acerca de aquel día”[36], es decir; cambia a una segunda perspectiva; que según el contexto[37] se encauza al fin del mundo, evento que obtiene énfasis prioritario en dicho capítulo.

El hecho de que Cristo dijera antes del verso 20 “Por tanto, cuando veáis en el lugar santo la abominación desoladora de que habló el profeta Daniel (el que lee, entienda)”, sugiere un mensaje “encriptado” de doble cumplimiento.

San Juan en Apocalipsis narra una desolación tal hacia el fin del mundo:

“Entonces me fue dada una caña semejante a una vara de medir, y se me dijo: Levántate, y mide el templo de Dios, y el altar, y a los que adoran en él. Pero el patio que está fuera del templo déjalo aparte, y no lo midas, porque ha sido entregado a los gentiles; y ellos hollarán la ciudad santa cuarenta y dos meses.”[38]

Es evidente que San Juan no se refería a una profanación de la ciudad de Jerusalén y su templo, ya que en esas fechas la destrucción romana comandada por Vespasiano y Tito ya se había dado, por lo tanto el templo (santuario) y ciudad vigentes solo podían explicarse mediante la hermenéutica, Hebreos 12:22 dice:

“Sino que os habéis acercado al monte de Sion, a la ciudad del Dios vivo, Jerusalén la celestial, a la compañía de muchos millares de ángeles”

Es decir; la vigencia del santuario en dichas fechas y en contexto del tiempo del fin es aquel que está ahora en el cielo dentro de la nueva Jerusalén o ciudad celestial y los ataques a la ciudad santa dadas sus características no pueden ser físicos sino a sus funciones espirituales.

Esto ocurrió en la edad media cuando el poder romano ya no atacó más el santuario terrenal que no existía, sino las funciones de Cristo en el santuario celestial, al nombrar otros “mediadores”[39], otorgando el perdón de pecados que se confesaban ante seres humanos y no ante el trono del santuario y de acuerdo al criterio humano del confesante por estos pecados eran impuestas “penitencias” que suplantaban el concepto del perdón bíblico gratuito.[40] Otro ataque al santuario consistió en cambiar la ley de Dios que se encuentra en el arca del pacto del santuario[41],[42], El erogarse

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