Mis Acuerdos ¿y Los Tuyos?

Me acuerdo de un sueño en un sueño en que no sabía si ya me iba o apenas había llegado a este mundo.

Me acuerdo (muy chico) de la pasarela de prostitutas del Callejón de Manzanares. Recuerdo su prometedor, << ¿No vas a querer? >>. A mí no me decían, pero las veía y reveía; mas nunca descubría que ofrecían a los mirones.

Me acuerdo de que alguna vez tuve piojos. Eran negros, gordos y tronadores.

Me acuerdo del cariñoso << duérmase mi putita cachondita >> con el que una señora arrullaba a su nietecita. La mamá trabajaba en el << ambiente >>. Recuerdo no asombrarme al escucharla.

Me acuerdo del <<Cuantas veces te he dicho que no…>>. Cuando me lo decían, miraba hacia donde nada había que ver.

Me acuerdo de usar pantalones acampanados, “Raythom”, de franjas de colores chillantes, zapatos de plataforma con mucho tacón y sentirme un lujo para la humanidad.

Me acuerdo de mi amiga Concha. Tenía la voz profunda y ronca. (Bien a bien no la recuerdo). Recuerdo su voz.

Me acuerdo de un gordo enorme, granoso, mala madre, bizco y sin orejas que, (por la Merced) vendía, pregonando: <<¡Piedra imán, talismán, emitivo de buena suerte! >>. De cuando en cuando le compraba una piedra. Nunca me dieron suerte.

Me acuerdo de lo desdichado que me sentía cuando pisaba caca de perro.

Me acuerdo de, en un tiempo perdido, ver como ausente a mi mamá y preguntarle, ¿Qué vez más allá del cielo?, <<Nada mi’jo, nada, ni esperanza>> me contesto. No entendí su respuesta pero la sentí despertar. Fue un alivio.

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