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¿PODEMOS TENER IMÁGENES?


Enviado por   •  21 de Septiembre de 2013  •  14.776 Palabras (60 Páginas)  •  295 Visitas

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¿PODEMOS TENER IMÁGENES?

 

 Queridos hermanos católicos:

Cuántas veces hemos escuchado esta acusación de parte de nuestros hermanos evangélicos: «Los católicos hacen imágenes para adorarlas, mientras que la Biblia lo tiene estrictamente prohibido».

Muchos hermanos nuestros católicos no saben qué contestar, otros se dejan influenciar fácilmente por estas verdades a medias y algunos sienten la tentación de botar las imágenes de las capillas.

Les quiero aclarar este tema acerca de las imágenes, pero con la Biblia en la mano. Antes que nada, debemos hacer una clara distinción entre una imagen, un cuadro, un adorno religioso y un ídolo, que es «la imagen de un falso dios». La Biblia sí que rechaza enérgicamente el culto de adoración a los ídolos (falsos dioses), pero la Biblia nunca ha rechazado las imágenes como signos religiosos.

¿Qué es un ídolo según la Biblia?

Muchos años antes de Jesús, en tiempo de Moisés, Dios comenzó a formar a su pueblo elegido, el pueblo de Israel. Era gente muy primitiva que Dios había sacado del politeísmo para llevarla al monoteísmo. Todos estos pueblos antiguos tenían infinidad de dioses, los que adoraban y representaban a través de imágenes de baales, que tenían la forma de un toro, de un león o de otros animales.

A esas imágenes, el pueblo de Moisés las llamaba «ídolos» o falsos dioses. La gente de aquel tiempo pensaba que estas imágenes tenían un poder mágico o una fuerza milagrosa. En el fondo estos ídolos eran representaciones de poderes o vicios del hombre mismo. Por ejemplo la imagen del becerro de oro que aparece en Éxodo 32, era la expresión de la fuerza bruta de la naturaleza. También podía representar la encarnación del poder sexual desorientado y vicioso. Y el oro del becerro significaba el poder de la riqueza que explota y aplasta al hombre, es decir, el hombre con sus vicios, representados en el becerro de oro, quiere ser dios y no quiere dejar lugar al único y verdadero Dios.

Dios llamó al pueblo hebreo a avanzar por la senda del monoteísmo, dejando atrás los ídolos y dando adoración al verdadero Dios. Pero los israelitas de aquel tiempo atraídos por las prácticas de los pueblos paganos querían, a veces, volver al politeísmo y a la adoración de ídolos. Entonces Moisés, inspirado por Yavé-Dios les prohibió estrictamente hacer estos ídolos: «No tengas otros dioses fuera de mí, no te hagas estatua, ni imagen alguna de lo que hay en el cielo ni en la tierra ni te postres ante esos «ídolos», no les des culto».

Queridos hermanos, estos textos bíblicos son muy claros en su prohibición de hacer imágenes o estatuas de falsos dioses. Pero otra cosa muy distinta es aplicar estos textos a las imágenes como adornos o signos religiosos. Estos signos (imágenes) nunca han sido prohibidos por Dios ni por la Biblia.

Textos aclaratorios:

La Sagrada Escritura siempre hace la distinción entre imágenes como «ídolos» e imágenes como «adornos o signos religiosos». Leamos algunos textos en los cuales Dios mismo manda a Moisés hacer imágenes como símbolos religiosos (Ex. 25,18-22). : « Con dos seres alados (H) de oro labrado a martillo en los dos extremos. La tapa y los seres alados deben ser de una sola pieza; uno de ellos estará en un extremo de la tapa y el otro en el otro extremo, el uno frente al otro, pero con la cara hacia la tapa, y sus alas deben quedar extendidas por encima de la tapa cubriéndola con ellas. Coloca después la tapa sobre el arca, y pon dentro del arca la ley que te voy a dar. Allí me encontrare contigo y, desde lo alto de la tapa, de entre los dos seres alados que están sobre el arca de la alianza, te haré saber todas mis órdenes para los israelitas...» Estos dos querubines parecidos a imágenes de ángeles, eran adornos religiosos para el lugar más sagrado del templo. Pues bien, estas imágenes, hechas por manos de hombres, estaban en el templo, en el lugar más sagrado y nunca fueron consideradas como ídolos, sino todo lo contrario, el mismo Dios ordenó construirlos.

(H). (Regresar) Seres alados: Heb. Kerubim, palabra traducida usualmente por querubines. Numerosas representaciones originarias del antiguo Oriente, lo mismo que la descripción que hace el profeta

Ezequiel (1, 5 – 14). El Antiguo Testamento atribuye distintas funciones a esos seres alados: Guardianes del jardín del Edén. (Gen. 3, 24), soportes del trono del Señor (1 S. 4, 4) y portadores del vehículo donde se manifiesta su gloria. (Ez. 1, 22-28). Cf. 1. R. 6, 23-29, y véase Salmo 18, 10(11) nota f; Salmo 80, 1(2) nota d. (Regresar)

Ezequiel (1, 5 – 14). Y en el centro mismo había algo parecido a cuatro seres con aspecto humano. Cada uno de ellos tenía cuatro caras y cuatro alas; sus piernas eran rectas, con pezuña como de becerro, y brillaban como bronce muy pulido. Además de sus cuatro caras y sus cuatro alas, estos seres tenían manos de hombre en sus cuatro costados, debajo de sus alas. Las alas se tocaban unas con otras. Al andar no se volvían, sino que cambiaban de frente. Las caras de los cuatro seres tenían este aspecto: por delante, su cara era la de un hombre; a la derecha la de un león; a la izquierda la de un toro, y por detrás, la de un águila. Las alas se extendían hacia arriba. Dos de ellas se tocaban entre sí, y con las otras dos se cubrían el cuerpo. Todos caminaban de frente, y no se volvían al andar. Iban en la dirección en que el poder de Dios los llevaba. El aspecto de los seres eran como de carbones encendidos, o como algo parecido a antorchas que iban y venían en medio de ellos; el fuego era resplandeciente, y de él salían relámpagos. Los seres iban y venían rápidamente, como si fueran relámpagos. (Regresar)

(Gen. 3, 24), Después de haber sacado al hombre, puso al oriente del jardín unos seres alados, y una espada ardiendo que daba vueltas hacia todos lados, para evitar que nadie llegara al árbol de la vida. (Regresar)

(1 S. 4, 4) Por consiguiente, los Israelitas enviaron un destacamento a Siló, y trajeron de allá, el arca de la alianza del Señor Todopoderoso, que tiene su trono sobre los querubines. Hofní y Finees, los dos hijos de Elí, acompañaban también el arca de la alianza de Dios. (Regresar)

(Ez. 1, 22-28). Por encima de sus cabezas se veían una especie de bóveda, brillante como el cristal. Debajo de la bóveda se extendían rectas las alas de aquellos seres, tocándose unas con otras. Con dos de ellas se cubrían el cuerpo. Y oí también el ruido de las alas cuando avanzaban: eran como el ruido del agua un río crecido, como la voz del todopoderoso,

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