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Pobreza Espiritual Y Material.


Enviado por   •  6 de Noviembre de 2014  •  775 Palabras (4 Páginas)  •  844 Visitas

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Como bien saben, a partir de unos cuantos años atrás, el concepto de pobreza comenzó a ser utilizado no solo para referirse a una persona, una ciudad o una región en específico, sino que en la actualidad ha llegado a ser un problema social que engloba desde los países más decadentes hasta los más desarrollados.

Lo que todos -o la mayoría de las personas- entienden por pobreza es la incapacidad que posee una familia de no poder cubrir o satisfacer sus necesidades y derechos básicos, principalmente no poder financiar una canasta básica para todos los miembros de la familia. Este será el criterio que defina a una persona o sociedad como menesteroso, pero al mismo tiempo, siendo ésta una necesidad mínima para la vivencia humanitaria, el no poder financiar una canasta de alimentos, incluirá a esta parentela en la pobreza extrema.

A pesar de todo lo que pueden ver a su alrededor en cada jornada, este no es el único tipo de pobreza que ha estado presente desde años anteriores –y que se proyecta por mucho tiempo más- en medio de lo que vive cada generación, y en esta oportunidad, nos esmeraremos en encontrar una posible relación entre ambas pobrezas.

Lo que conocemos como pobreza no es solo carencia de bienes materiales, al mismo tiempo, también hay una miseria espiritual.

Si bien, el gobierno y el estado del país se encuentran en la constante creación de nuevos proyectos e intenciones para combatir a pequeños pasos lo que llamamos pobreza, los distintos aspectos tales como la educación, la vivienda, la salud y la nutrición básica de las personas es un tema que hasta el día de hoy queda al debe.

Cuando se llega a la discusión de distintas visiones enfocadas en nuestro concepto principal, nos vemos en un gran dilema de cuál será el aceptado por nosotros y el más correspondiente a la hora de implantarlo en nuestro vivir. Y con esto, nos referimos a todos los grupos de personas que tratan de establecer la respuesta más adecuada a todas las preguntas que surgen en torno al debate creado; es aquí en donde debemos destacar lo que realmente es la miseria espiritual, que en esta ocasión se le pueden asignar dos grandes significados.

De la forma en que cualquier persona lo podría entender, sería una definición como: “persona con falta de criterios espirituales; quien tiene tanto poder material que se olvida de lo que es la felicidad; persona ambiciosa y presumida con sus bienes, etc.” Pero, ¿una persona adinerada no tiene ningún valor espiritual? ¿Está condenada a ser siempre una persona de “alma vacía” y no pertenecer al reino de Dios? Ahora bien, esa fue la definición común y corriente que se escucha al momento de preguntar por escasez inmaterial, pero debemos orientarnos especialmente en el sentido religioso que esto trae consigo. En este momento es donde nace la disyuntiva sobre si el dinero puede cambiar a los humanos y si es posible comprar la felicidad con un par de billetes sacados del bolsillo.

El sentido o definición –como deseen llamarlo- que se debe considerar importante, es el de quien es verdaderamente pobre de espíritu, y con esto se hace referencia a la persona que se enfoca únicamente en servirle a Dios; ya que cumple con tener una personalidad humilde con el prójimo, quien si tiene riquezas materiales no está ligado a ellas; y por el contrario, si no las posee, se ha desligado completamente del deseo de poseer lo material. El rico que tenga la capacidad de no depender de lo adquirible físicamente y el pobre que no tenga el pensamiento de necesitar bienes, serán los que encajen con la esencia adecuada.

Es por esto que el Señor hace un llamado a ser cada vez más pobres de espíritu, asimismo, no engrandecer el cariño o necesidad que se tiene de lo tangible, sino que aprender a amar de forma verdadera lo que él ha creado para cada uno de nosotros, y nos invita a ser menos dependientes de todo lo material que anhelamos día a día. Podrá ser un poco difícil elegir entre las riquezas y lo inmaterial, pero depende de cada una de las personas ser un buen servidor del Señor.

Luego de una ardua investigación y seguida de una profunda reflexión en base al tema, es bastante complejo mantener un perfil “perfecto” ante la mirada de Dios, porque según todo lo que conocemos, el que será Bienvenido en el Reino de los Cielos será quien logre mantener un rasgo de humildad material y espiritual, quien sea capaz de amar a su prójimo y a Dios, y no apegarse a todo lo que sea físico, disfrutará de una plenitud religiosa.

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