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Recibimos gozo al predicar


Enviado por   •  29 de Noviembre de 2014  •  Informes  •  622 Palabras (3 Páginas)  •  339 Visitas

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• Recibimos gozo al predicar

Cuando uno está regando también se moja. Cuando estamos regando el territorio con el agua de la verdad, también nos mojamos, y recibimos un constante refrescar. Sentimos gozo siemre al participar en la proclamacion de las buenas nuevas.

Participemos del gozo de dar “Hay más felicidad en dar que en recibir.” (HECHOS 20:35.) EL GOZO de conocer la verdad y los beneficios consiguientes son dádivas divinas inestimables. Quienes han llegado a conocer a Jehová tienen muchas razones para regocijarse. Ahora bien, aunque recibir un regalo es causa de alegría, también lo es darlo. Jehová, el Dador de “toda dádiva buena y todo don perfecto”, es el “Dios feliz” (Santiago 1:17; 1 Timoteo 1:11). Transmite enseñanzas saludables a todos los que lo escuchan y se complace en la obediencia de aquellos a quienes enseña, igual que los padres se alegran cuando sus hijos responden a su amorosa instrucción (Proverbios 27:11). 2 Del mismo modo, cuando Jesús estuvo en la Tierra, se sentía feliz al observar la reacción favorable de la gente a su enseñanza. El apóstol Pablo citó estas palabras suyas: “Hay más felicidad en dar que en recibir” (Hechos 20:35). Cuando enseñamos la verdad bíblica al prójimo, no sentimos solo la satisfacción de ver que alguien concuerda con nuestras creencias religiosas, sino algo mucho más profundo: la alegría de saber que lo que le damos tiene valor auténtico y perdurable. Al dar en sentido espiritual, ayudamos a la gente a beneficiarse ahora y por toda la eternidad (1 Timoteo 4:8). Dar produce gozo 3 A los cristianos les alegra impartir dádivas espirituales, igual que a Jehová y Jesús. Al apóstol Pablo le producía gozo saber que había ayudado a otras personas a conocer la verdad de la Palabra de Dios. Esto es lo que escribió a la congregación de Tesalónica: “¿Cuál es nuestra esperanza, o gozo, o corona de alborozo —pues, de hecho, ¿no lo son ustedes?— delante de nuestro Señor Jesús al tiempo de su presencia? Ustedes ciertamente son nuestra gloria y gozo” (1 Tesalonicenses 2:19, 20). Del mismo modo, el apóstol Juan escribió lo siguiente respecto a sus hijos espirituales: “No tengo mayor causa de sentir agradecimiento que estas cosas: que oiga yo que mis hijos siguen andando en la verdad” (3 Juan 4). Pensemos asimismo en la alegría que sentiremos al ayudar a nuestros propios hijos a convertirse en nuestros hijos espirituales. Criarlos en “la disciplina y regulación mental de Jehová” es una muestra de amor de parte de los progenitores, quienes evidencian así que se preocupan por el bienestar eterno de ellos (Efesios 6:4). Cuando estos responden, los padres sienten mucho gozo y satisfacción. 4 Dell tiene cinco hijos y sirve de ministra precursora de tiempo completo. Cuenta: “Me identifico muy bien con las palabras del apóstol Juan, pues estoy muy agradecida de que cuatro de mis hijos ‘anden en la verdad’. Sé que

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