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Reflexion


Enviado por   •  13 de Noviembre de 2012  •  424 Palabras (2 Páginas)  •  268 Visitas

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Reflexión cristiana

Si algo se sale de su control, no se desespere...

El tigre murió. Ocurrió al caer la tarde. Nadie supo por qué. Trajo tristeza. Era la única atracción del circo. Y el único payaso del espectáculo, que a la vez era el propietario, animador y aseador cuando terminaba la función, lo sabía. Quedó desorientado. No sabía qué decir. El veterinario se limitó a menear la cabeza. Era su forma de decir, sin palabras, que nada podía hacer.

Le pareció que el tiempo había sido corto. Demasiado. El animal que compraron a bajo precio, fue por meses el centro de todas las funciones. Y aunque lucía cansado, chicos y grandes evocaban en su estampa de animal fiero, lugares remotos y selváticos a los que difícilmente se podía llegar.

La carpa cerró. Nadie venía. Los pocos artistas que quedaban, se fueron. La tela y las tablas terminaron convertidas en un campamento de gitanos. El tigre se llevó todo con su partida, hasta los recuerdos. Hoy el payaso atiende un pequeño almacén de ferretería en Aguas Verdes, al sur del Ecuador. Todavía sueña con reabrir el circo, aunque sabe que jamás será...

El hoy mañana será ayer. El tiempo se esfuma. No volverá jamás. Podremos regresar las manecillas de un reloj, pero nunca los minutos que transcurrieron. Es inevitable. Cada segundo es oro.

Pero hay un segundo elemento a considerar. Son las circunstancias ajenas a nuestra voluntad y que llevan a la ocurrencia de hechos que jamás esperábamos. Como la muerte del tigre. O el cierre del circo. Sucesos que jamás preveíamos.

En la Biblia leemos: “En este mundo he visto algo más: que no son los veloces los que ganan la carrera, ni los valientes los que ganan la batalla; que no siempre los sabios tienen pan, ni los inteligentes son ricos, ni los instruidos son bien recibidos; todos ellos dependen de un momento de suerte. Por otra parte, nunca sabe nadie cuándo le llegará su hora: así como los peces quedan atrapados en la red y las aves en la trampa, así también el hombre, cuando menos lo espera, se ve atrapado en un mal momento.”(Eclesiastés 9:11-12).

Instantes así, que nos cambian la vida en cuestión de segundos, es necesario aprender a afrontarlos con entereza, con fe, bajo el convencimiento de que nada debe robarnos ni la paz ni la esperanza. Si algo imprevisto golpea a su puerta, tal vez una enfermedad, una pérdida irreparable o una crisis fuera de control, vuelva su mirada a Jesucristo. El puede ayudarlo. Nada es imposible para El.

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