Resumen Libro Amós
Vasti0325 de Septiembre de 2014
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Autor: Amós 1:1 identifica al autor del Libro de Amós como el Profeta Amós.
Propósito de la Escritura: Amós es un pastor y recolector de fruta de la aldea judía de Tecoa cuando Dios lo llama, aunque carece de educación o de un trasfondo sacerdotal. La misión de Amós estaba dirigida a su vecino del norte, Israel. Sus mensajes de impedir la condenación y cautividad para la nación por sus pecados, fueron impopulares y desatendidos en gran manera, porque desde los días de Salomón no había habido tiempos tan prósperos para Israel. El ministerio de Amós tiene lugar durante el reinado de Jeroboam II sobre Israel, y Uzías reinaba sobre Judá.
Versos Clave: Amós 2:4 “Así ha dicho Jehová: Por tres pecados de Judá, y por el cuarto, no revocaré su castigo; porque menospreciaron la ley de Jehová, y no guardaron sus ordenanzas, y les hicieron errar sus mentiras, en pos de las cuales anduvieron sus padres.”
Amós 3:7, “Porque no hará nada Jehová el Señor, sin que revele su secreto a sus siervos los profetas.”
Amós 9:14, “Y traeré del cautiverio a mi pueblo Israel, y edificarán ellos las ciudades asoladas, y las habitarán; plantarán viñas, y beberán el vino de ellas, y harán huertos, y comerán el fruto de ellos.”
Amós puede ver bajo la externa prosperidad y el poder de Israel; internamente la nación está corrompida hasta la médula. Los pecados por los que Amós reprende al pueblo son extensos: abandono de la Palabra de Dios, idolatría, adoración pagana, avaricia, liderazgo corrupto, y opresión del pobre. Amós comienza a pronunciar un juicio sobre todas las naciones que los rodean, luego sobre su propia nación de Judá, y finalmente el juicio más severo es dado a Israel. Sus visiones de Dios revelan el mismo mensaje enfático: el juicio está cerca. El libro termina con la promesa de Dios a Amós de la futura restauración del remanente.
Este libro es impresionante por su ordenada y deliberada condenación del mal, especialmente en Israel, y los resultantes juicios moderados de Dios. El mal es expuesto de manera calmada y judicial, más bien que en ardiente ira; y el castigo de Dios se ajusta perfectamente a la culpabilidad.
En primer lugar, varias naciones son convocadas, por decirlo así, para el juicio; los Sirios, los Filisteos, Tiro, Amón, Moab, y Edom. Pero si Dios debe, en justicia, juzgar a las naciones, entonces Judá e Israel también deben ser traídas ante Su trono, y juicio debe ser repartido en verdad e imparcialidad perfectas. Con todo, la profecía, en común con toda la profecía, finaliza con la victoria de Dios sobre el mal, y la eventual restauración de Judá e Israel por medio del poder y la gracia de Dios.
El libro, entonces, es excelente para mostrarnos que Dios debe juzgar tan serena y decididamente nuestros propios caminos así como el camino de otros, mientras Él, aún en gracia, se deleita en restaurar.
También algunas veces pensamos que somos un “sólo un...” Somos sólo un estudiante, un catedrático, un psicólogo o alguien más entre un montón de gente. Amós sería considerado un “sólo un…” Él no era ni profeta, ni sacerdote, ni el hijo de alguien. Él sólo era un pastor, un pequeño comerciante en Judá. ¿Quién lo iba a escuchar? Pero en lugar de poner excusas, Amós obedeció y se convirtió en la poderosa voz del Eterno para el cambio.
El Eterno ha usado a los “sólo un…”, tales como pastores, carpinteros, y pescadores a través de la Biblia. Cualquier cosa que seamos en esta vida, el Eterno puede utilizarnos. Amós no era mucho. Él era un “sólo un…” “Sólo un…” siervo de Dios. Es bueno ser un “sólo un…” de Dios.
Ese “Sólo un…” puede marcar la diferencia por doquiera esté, pues basta sólo con la voluntad y rendir su vida en manos del Eterno. Como pueblo del Eterno estamos llamados a ser
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