TRATADO DE LA VERDADERA DEVOCION Y SECRETO DE MARIA
Enviado por jheysonzapa • 1 de Julio de 2013 • 3.595 Palabras (15 Páginas) • 307 Visitas
TRATADO DE LA VERDADERA DEVOCIÓN
Y EL SECRETO DE MARIA
Introducción
MARÍA EN EL DESIGNIO DE DIOS
Por medio de la Santísima Virgen vino Jesucristo al mundo y por medio de Ella debe también reinar en el mundo.
María es un misterio
a) A causa de su humildad
Ella pidió pobreza y humildad. Y Dios, escuchándola, tuvo a bien ocultarla en su concepción, nacimiento, vida, misterios, resurrección y asunción, a casi todos los hombres. Sus propios padres no la conocían. Y los ángeles se preguntaban con frecuencia uno a otro: ¿Quién es ésta? Porque el Altísimo se la ocultaba. O, si algo les manifestaba de Ella, era infinitamente más lo que les encubría.
b) Por disposición divina
Dios Padre, a pesar de haberle comunicado su poder, consintió en que no hiciera ningún milagro, al menos portentoso, durante su vida.
c) Por su grandeza excepcional
María es la excelente obra maestra del Altísimo. Quien se ha reservado a sí mismo el conocimiento y posesión de Ella.
María es la Madre admirable del Hijo. Quien tuvo a bien humillarla y ocultarla durante su vida, para fomentar su humildad, llamándola mujer, como si se tratara de una extraña, aunque en su corazón la apreciaba y amaba más que a todos los ángeles y hombres.
María no es suficientemente conocida
Es, por tanto, justo y necesario repetir con los santos: DE MARIA NUNQUAM SATIS: maría no ha sido aún alabada, ensalzada, honrada y servida como se debe. Merece aún mejores alabanzas, respeto, amor y servicio.
Debemos decir también con el Espíritu Santo: Toda la gloria de la Hija del rey está en su interior.
Hay que conocer mejor a María
El corazón me ha dictado cuanto acabo de escribir con alegría particular para demostrar que la excelsa María ha permanecido hasta ahora desconocida y que ésta es una de las razones de que Jesucristo no sea todavía conocido como debe serlo.
Primera Parte
MARÍA EN LA HISTORIA DE LA SALVACIÓN
Necesidad del Culto a María
Confieso con toda la Iglesia que siendo María una simple criatura salida de las manos del Altísimo, comparada con tan infinita Majestad es menos que un átomo, o, mejor, es nada, porque sólo Él es el que es. Por consiguiente, este gran Señor siempre independiente y suficiente a Sí mismo, no tiene ni ha tenido absoluta necesidad de la Santísima Virgen para realizar su voluntad y manifestar su gloria.
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MARÍA EN EL MISTERIO DE CRISTO
1. En la Encarnación
Dios Padre entregó su Unigénito al mundo solamente por medio de María. Por más suspiros que hayan exhalado los patriarcas, por más ruegos que hayan elevado los profetas y santos de la antigua ley durante cuatro mil años a fin de obtener dicho tesoro, solamente María lo ha merecido y ha hallado gracia delante de Dios por la fuerza de su plegaria y la elevación de sus virtudes
2. En los misterios de la Redención
Dios Padre comunicó a María su fecundidad, en cuanto una pura criatura era capaz de recibirla, para que pudiera engendrar a su Hijo y a todos los miembros de su Cuerpo Místico.
Dios Hijo descendió al seno virginal de María como nuevo Adán a su paraíso terrestre, para complacerse y realizar allí secretamente maravillas de gracia.
MARÍA EN EL MISTERIO DE LA IGLESIA
El proceder que las tres divinas personas de la Santísima Trinidad han adoptado en la Encarnación y primera venida de Jesucristo,
– lo prosiguen todos los días de manera invisible en la santa Iglesia;
– y lo mantendrán hasta el fin de los siglos en la segunda venida de Jesucristo.
A. Misión de María en el pueblo de Dios
1. Colaboradora de Dios
Dios Padre creó un depósito de todas las aguas y lo llamó mar.
Creó un depósito de todas las gracias y lo llamó María.
El Dios omnipotente posee un tesoro o almacén riquísimo en el que ha encerrado lo más hermoso, refulgente, raro y preciso que tiene, incluido su propio Hijo. Este inmenso tesoro es María, a quien los santos llaman el tesoro del Señor, de cuya plenitud se enriquecen los hombres.
2. Influjo maternal de María
La gracia perfecciona a la naturaleza, y la gloria, a la gracia. Es cierto, por tanto, que el Señor es todavía en el cielo Hijo de María como lo fue en la tierra y, por consiguiente, conserva para con Ella la sumisión y obediencia del mejor de todos los hijos para con la mejor de todas las madres. No veamos, sin embargo, en esta dependencia ningún desdoro o imperfección en Jesucristo.
3. Señal de fe auténtica
Dios Padre quiere formarse hijos por medio de María hasta la consumación del mundo y le dice: Pon tu tienda en Jacob, es decir, fija tu morada y residencia en mis hijos y predestinados, simbolizados por
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