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Virtudes De La Virgen María


Enviado por   •  24 de Septiembre de 2014  •  2.028 Palabras (9 Páginas)  •  583 Visitas

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-La humildad: Nuestra Madre fue siempre una mujer humilde, alguien que siempre adoró la grandeza del padre, nunca se quejó.

La humildad es para el Consagrado la base de todo lo que Dios tiene planeado hacer en su vida. María se identifica plenamente con su Hijo en la humildad de su Corazón.

La humildad es la virtud que agrada inmensamente a Dios; por ella reconocemos la infinita grandeza del Señor y lo reconocemos digno de toda alabanza.

- La Sencillez: Es aceptar todo sin exigencias, aceptar lo que Dios no depara para nuestra vida, así como lo hizo nuestra Madre Maria quien nunca reprochó ni se quejó de lo que Dios depuso para su vida.

Esta virtud es muy importante para la vida de los Consagrados debido a que sin esta no estaremos listo para recibir lo que lleva consigo una vida de entrega, es por esto que debemos ser sencillos si pensamos ser fieles consagrados.

- Fé, Esperanza y Caridad: Son las más ejemplares virtudes que tuvo nuestra Madre Maria, ella aceptó todo lo que Dios le impuso sin dudar en ningun momento, nunca exigió a Dios alguna prueba para justificar su fé, fue fiel devota hasta el día de su muerte.

Para los Consagrados estas deben de ser las principales virtudes, las que todos debemos de tener, ya que si no las aplicamos a nuestras vidas no podremos aplicar las demás porque no creeremos en Dios que es el propulsor de todas las virtudes.

-La obediencia: Nuestra madre fue obediente a todos los mandatos de Dios, cuidó de su hijo hasta el día de la muerte inculcándole la mejor educación y forma de vida posible cumpliendo así con la voluntad de Dios quien le encomendó esta ardua tarea.

El Consagrado acepta el aprendizaje de la obediencia por el camino de la Cruz como Nuestro Señor obedecerá al Padre hasta sus últimos momentos, con el gozo de ese amor que implica darlo todo por Dios en la humildad del corazón.

La obediencia será la gran manifestación de fidelidad a la Alianza. Es la generosa entrega de nuestra voluntad al servicio de la Voluntad de Dios.

-La Mansedumbre: Maria fue una mujer mansa de corazón y espíritu, obedeció la voluntad de su padre hasta en las más difíciles circunstancias y nunca dijo que no a sus disposiciones, nunca fue una persona alardosa ni busca pleitos, dedicó toda su vida simplemente a la devoción y entrega total a su Dios.

Los Consagrados deben de tener mansedumbre en su corazón para poder soportar lo que la vida les brinde en su plena devoción por Dios.

-Respeto: Maria mostró respeto al Padre durante toda su vida incluso antes de recibir la gracia de llevar su hijo en su vientre, siempre respetó a Dios, no por miedo sino por fé, un respeto que manifestó obedeciendo todos sus mandatos sin nunca dudar en cumplirlos.

Los Consagrados deben ser personas respetuosas que amen y acepten a todos con sus defectos y que sepan tener control de sus acciones tanto para los humano como para Dios.

-La Pobreza: Nunca se apegó a nada material siempre estuvo lista para recibir lo poco o lo mucho que Dios le ofreciera, nunca se quejó de su vida de pobreza y fue obediente en todo momento.

Los Consagrados han de llevar una vida de pobreza y entrega a la que deben estar listos para soportar, ya que la vida de entrega no nos ofrece riquezas sino pobreza a la que debemos estar listos a soportar.

-La Generosidad: No dudó en ningún momento en entregar a su hijo, le dolió hacerlo como toda madre a su hijo pero no titubeo al aceptar esto, esto demuestra una vez más la fé y el amor que le profesaba a su Señor.

Los Consagrados deben ser personas generosas y orgullosas de su Dios, que nunca duden en ayudar si se les ofrece la oportunidad y tienen los medios para ayudar, ya que debemos recordar que Dios dice que lo que hagamos por sus hijos se lo estamos haciendo a él.

-Pureza: La Santísima Madre Maria fue siempre pura y virgen, amó a Dios como a nadie más y obedeció todos sus mandamientos por fé. Llevó una vida de pureza a la que nunca renunció, es por eso que hoy es ejemplo de todos y todas.

Los Consagrados deben llevar una tendrán que llevar a cabo una vida de total pureza, sacando así todas las impurezas que lleva nuestro corazón, tratar de sacarlas aunque no seamos perfectos, pero debemos tratar de serlo en la mayor manera.

-Disponibilidad: Nuestra Madre Maria siempre estuvo disponible para nuestro Dios nunca dijo “NO” siempre escucho y obedeció lo que Dios le deparaba.

Los Consagrados deben ser personas disponibles que nunca duden de dar de su tiempo para predicar o hacer algún bien a las personas que nos rodean.

-Entrega total: La Consagración a María como consecuencia de lo que hemos experimentado en su Corazón de Madre nos invitará a entregarle gradualmente nuestra voluntad y nuestra libertad para aprender a ser plenamente libres y poder alcanzar la meta de la santidad. Sabemos, en efecto, que Dios no anula la libertad sino que la perfecciona haciendo que el hombre libremente busque la Voluntad de Dios, que es el único camino que lo hacer plenamente feliz.

Cuando nos Consagramos a María le entregamos también con nuestra vida todas nuestras cosas y nuestros planes, nuestras preocupaciones, nuestras angustias, no con temores sino con total seguridad de que Ella sólo nos pedirá lo que somos capaces de dar y nos ayudará a dar lo que solamente con nuestras fuerzas podríamos; no nos pedirá más ni tampoco menos porque nos quiere hacer crecer.

-La confianza: Para poder llevar una vida de entrega Maria tuvo que tener eterna confianza en el Padre, a quien nunca dudó en servir.

El abandono total en María no es posible sin una inmensa confianza. Esta virtud es fundamental en toda vida de Consagración, es clave del Consagrado.

La confianza es la manifestación del amor que le tenemos a María. Tanto confiamos en Ella cuanto más la amamos.

Cuando nos ponemos totalmente en las manos de María es porque sabemos en quien hemos confiado. Jamás aceptaremos dudar de su amor maternal y providencial, aunque tengamos la tentación de la desconfianza.

Nuestra pequeñez

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