Como es el Desarrollo sustentable

SALMONICULTURA.

El cultivo de salmones, junto al resto de la producción acuícola, constituye una fuente de producción de alimentos que contribuye a reducir la presión sobre otros recursos hidrobiológicos. Esta industria puede contribuir al desarrollo económico, principalmente a través del incremento sostenido de su producción, el desarrollo de mercados a nivel nacional e internacional, la generación de nuevas oportunidades de empleos directos e indirectos, así como otros efectos positivos que se transmiten a industrias relacionadas. En el sur de Chile se ha logrado un importante desarrollo económico en aspectos tales como:

• Incremento sostenido de su producción.
• Desarrollo de mercados a nivel nacional e internacional.
• Generación de nuevas oportunidades de empleos directos e indirectos

El desarrollo de la industria acuícola chilena durante las últimas décadas está determinado principalmente por la evolución de salmonicultura. Esta actividad se organiza en tres etapas verticales: piscicultura (reproducción de peces, genera el insumo básico para los centros de cultivos), cultivo (incluye proceso de engorde y cosecha), y plantas de procesamiento; este último eslabón de la cadena productiva posee importancia en cuanto a generación de empleo, valor agregado a través del desarrollo de diversas líneas de producción, e inversiones. Dado este desarrollo las autoridades crearon leyes y regulaciones para la administración de las actividades pesqueras, así como la proposición de normas y formular políticas pesqueras nacionales. La autoridad reguladora de la actividad pesquera y acuícola en Chile es la Subsecretaría de Pesca, que a su vez depende del Ministerio de Economía.

El desarrollo de la actividad ha generado un alto y acelerado crecimiento económico del sector pesquero de la Región, cambios productivos y tecnológicos, una marcada orientación al comercio internacional, y sobre todo, esta actividad ha generado un importante impacto ambiental, por ejemplo: el escape de salmones, la calidad del agua, sus nutrientes y otros ecosistemas (por uso de alimentos e insumos químicos, descarga de nutrientes), el uso de productos químicos y antibióticos y la transmisión de enfermedades e infecciones.

Estos problemas desencadenaron en un virus llamado Anemia Infecciosa del Salmón. Los brotes se propagaron rápidamente a través de una extensa zona geográfica, durante el período julio 2007-julio 2008. Las medidas iniciales consistieron en declarar varias decenas de centros de cultivo en cuarentena y en la eliminación de planteles enfermos. La enfermedad continuó desarrollándose afectando seriamente a la industria. El máximo de detecciones (brotes) fue medido a mediados del año 2008.

Debido a este brote, se generaron cambios en los procesos productivos al interior de la industria, afectando de diversas formas distintos eslabones de la cadena de producción. También se han desarrollado y acelerado cambios regulatorios, entre ellos, algunos destinados específicamente a mitigar y controlar el desarrollo de la enfermedad en el corto plazo, y otros que estaban siendo considerados antes del año. De igual modo, recientemente se han generado iniciativas legales destinadas a generar un nuevo marco para el desarrollo de la actividad de la industria.

Los cambios regulatorios ya realizados y aquellos que actualmente están en proceso, no habrían sido posibles de incorporar sin la crisis generada por el virus ISA. Este evento de transmisión de enfermedades generó la discusión de política pública e hizo evidente la necesidad de mayores y mejores regulaciones dada la vulnerabilidad exhibida por el sector. También hizo posible un incremento en los fondos públicos destinados a la actividad regulatoria y fiscalizadora de parte del Estado sobre la actividad acuícola, más la provisión de fondos para investigación científica y estudios técnicos que se estimaron necesarios para mejorar el conocimiento existente sobre los impactos de la actividad de salmonicultura.  

...