La inteligencia artificial es una de las herramientas ideadas por el hombre en su búsqueda de crear máquinas con capacidades cognitivas del ser humano

La inteligencia artificial es una de las herramientas ideadas por el hombre en su búsqueda de crear máquinas con capacidades cognitivas del ser humano; es decir, máquinas autónomas, capaces de tomar sus propias decisiones en solución de problemas. En el transcurso de los años los avances en este campo ha sido considerable, desde crear un computador capaz de vencer al campeón mundial de ajedrez, hasta robots aptos de asistir a un cirujano. Esta búsqueda ha llevado a los investigadores por el camino de simular comportamientos humanos, no solo en el área del razonamiento, sino aspectos más difíciles de medir como es el caso de la creatividad, incluyendo emociones y el aprendizaje.

El hombre es un ser inteligente y a través del tiempo ha querido replicar esta habilidad en las máquinas que construye; por eso, comenzando desde Warren McCulloch; quien postulaba: “El cerebro es un solucionador inteligente de problemas, de modo que imitemos al cerebro” (MacCulloch, 1943); y Walter Pitts en 1943 cuando propusieron un modelo de neurona del cerebro humano y animal, siguiendo con estudios más propios de la inteligencia artificial realizados por Allan Turing, es que comienzan las investigaciones en este campo, este fue el inicio de la computación moderna y de las máquinas inteligentes. En los años 90’s surge el premio Loebner y con ellos los Chatbots, que son programas que intentan simular conversaciones con humanos, un investigador en este campo es el Dr. Richard Wallace. Ahora en este tiempo estamos acostumbrados a asistentes virtuales como Siri de Apple, Cortana de Microsoft; entre otros; que buscan mejorar el desarrollo de las técnicas propias del Procesamiento del Lenguaje Natural (disciplina que se ocupa de la formulación e investigación de mecanismos computacionales para la comunicación entre personas y máquinas mediante el uso de Lenguajes Naturales) (Manning, 2008).

Las aplicaciones de la inteligencia artificial abarcan muchos campos como la Neurociencia, la Psicología, la Ciencia Cognitiva, la Física, las Matemáticas, etc. Hasta ahora se ha logrado construir máquinas en tareas específicas, como el sistema Mycin aplicado al campo de la medicina, ya en desuso, quien era capaz de diagnosticar enfermedades infecciosas de la sangre y recetar medicaciones personalizadas para cada paciente; la supercomputadora de IBM llamada Deep Blue que entre el año 1996 y 1997 jugo partidas de ajedrez con el campeón Gary Kasparov y a quien lo venció por un global de 3½ a 2½ (IBM, 1997); los ordenadores que crean música o tocan instrumentos musicales como Rohmus, el robot pianista, creación de un joven ingeniero mexicano; e incluso nanorobots creados por el Instituto de Tecnología en Israel (Technion) ayudando en detectar células de cáncer (El Comercio, 2015). Otra área de aplicación es la de jugueterías, Sony, por ejemplo, produjo y vendió entre 1999 y 2006 más de 150.000 mascotas Aibo(Artificial Intelligence Robot), que tiene forma de un perro real, bailan y mueven la cola, es como tener un bebé (Bär, 2015). Esto indica que el camino por recorrer para los científicos en esta rama aun es largo, hasta ahora solo se ha logrado crear ordenadores para cierta actividad y aún queda por crear las máquinas autónomas, capaces de aprender, de razonar, y de expresar sentimientos.

En conclusión, el hombre sigue implementado y desarrollando mejoras en las máquinas, tratando de simular en ellas una inteligencia parecida a la humana, dándoles tareas donde el ser humano no lograría destacar ya sea por la rapidez en procesar información, en toma de decisiones que impliquen riesgos, o en trabajos subvalorados; cualquiera que sea la labor, el fin mismo de la inteligencia artificial es crear máquinas autómatas sin la dependencia de un ser humano. Allan Turing afirmaba que “Existirá Inteligencia Artificial cuando no seamos capaces de distinguir entre un ser humano y un programa de computadora

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