Pre-laboratorio
rosangelyaneth23 de Abril de 2014
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Durante los más de 150 años de profesión, los ingenieros industriales han contribuido al desarrollo tecnológico en áreas tales como la producción y transformación de energía, la robótica, el diseño mecánico, la bioingeniería, grandes proyectos, los transportes, infraestructuras urbanas, el control y seguridad, la industria química, los materiales, las tecnologías de la información, el medio ambiente, la electrotecnia, abastecimiento de agua, la organización industrial, electrónica o la gestión de empresas.
Esta contribución ha sido posible porque, a lo largo de estos 150 años, los ingenieros industriales han configurado y adaptado su perfil académico a las necesidades del desarrollo tecnológico en continua evolución, lo que les ha permitido estar presentes en la vanguardia del desarrollo industrial, la innovación, la investigación y los servicios públicos. En actividades tan diferentes como la industria, los servicios, la economía o las finanzas, los ingenieros industriales han contribuido a la toma de importantes decisiones por encontrarse en posiciones de dirección y de responsabilidad.
Desde mediados del siglo XIX, los cambios tecnológicos y las principales iniciativas de la industria española han contado con el protagonismo destacado de los ingenieros superiores industriales. Cuando se necesitó un incremento de la productividad y se impuso la producción seriada y la división del trabajo la profesional dio respuesta dio respuesta liderando la implantación de las técnicas de gestión y control de la producción, y asumiendo funciones de dirección empresarial. Posteriormente el proceso de terciarización creciente, ha llevado a muchos ingenieros industriales a trabajar en el sector terciario, en compañías de servicios, ingenierías, consultorías, finanzas, etc. Ahora cada día más, crece el porcentaje de Ingenieros Industriales que dedican su vida profesional a las técnicas de vanguardia, la investigación y la formación.
El prestigio adquirido por los ingenieros industriales se fundamenta en la sólida formación en materias básicas y en materias tecnológicas, así como en la capacidad de crear y desarrollar sistemas complejos en los que intervienen diferentes disciplinas que saben interrelacionar, es decir, por el ingenio, y la habilidad para organizar y dirigir equipos con alto grado de complejidad.
El ingeniero industrial sale preparado para seguir aprendiendo durante toda su vida profesional, adaptándose con facilidad a los cambios tecnológicos que se van produciendo, o actuando como motor de dichos cambios. Si se analizan los factores que hay detrás de esta realidad muy poco homogénea, se empieza a comprender por qué el "producto" "ingeniero industrial generalista" tiene tan favorable y variada acogida.
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