Publicidad

Publicidad:

1) Es una publicidad a contracorriente de la corriente principal publicitaria.

2) Como consecuencia de lo anterior, tiende a transformar en “marcas” – cuya característica básica es que la imagen predomina sobre la realidad – a las entidades publicitadas.

3) Es puesta con frecuencia al servicio de fines espurios.

4) Está afectada por la mercantilización del concepto y la práctica de la “solidaridad”.

Problema nº 1: Publicidad a contracorriente

Para abarcar este problema en toda su dimensión, hay que considerar en qué dirección actúa hoy la corriente principal publicitaria:

1) Poderoso instrumento de socialización que instituye a la gran mayoría dominada-instituida conforme a los intereses de la minoría dominante-instituyente.

2) Instrumento decisivo de la construcción de las marcas, que a su vez constituyen la expresión semiolingüística del presente capitalismo del signo/mercancía.

3) “Opio de la multitud disgregada”, como en otro tiempo la religión fue el “opio del pueblo” (y como la política revolucionaria fue en cierto modo el “opio de la clase trabajadora/oprimida”).

La mercantilización de la idea y la práctica de la “solidaridad”.

Lo que se manifiesta en hechos como los siguientes:

1) Lo solidario como componente idiosincrásico del “Teletón”.

2) La “competencia solidaria” entre algunos de los primeros multimillonarios mundiales (WarrenBuffett, Bill Gates, Amancio Ortega…).

3) La utilización de la solidaridad por determinados artistas como vehículo para la construcción de su imagen propia.

Consumismo

En una sociedad de consumo las personas pueden cubrir sus necesidades básicas, por lo tanto, van más allá y comienzan a comprar bienes y servicios que antes sólo podían comprar personas de mucho dinero. Estos bienes, llamados “duraderos”, van desde la lavadora y el automóvil hasta los gastos de un buen seguro médico.

¿Dónde está lo negativo? Que este consumo se distorsiona y las personas no compran lo que necesitan, sino lo que desean. Se consume por aparentar y por tener.

Aquí radica una de las grandes desventajas de este tipo de sociedades, pues muchas veces el arribismo hace olvidar las necesidades reales de un país y caer en la imitación de modelos de vida de grandes potencias.

Hecho ampliamente aprovechado por el marketing, sector que impulsa el consumo, muchas veces con

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