Redes Sociales
ncasaverde29 de Junio de 2014
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4. LA PÉRDIDA DE INTIMIDAD…¿AISLAMIENTO?
“Mi primer contacto con las redes sociales fue en el Bachillerato, al igual que comenta
alguna compañera. Yo vivo en un pueblecito de pocos habitantes, por lo que me tuve
que ir a Antequera (Málaga) para cursar el Bachiller. En este caso se trataba de un
centro TIC, algo bastante novedoso para mí, ya que en el instituto del que provenía
solo contábamos con un aula, en la cual se podían encontrar ordenadores a la disposición del alumnado. Ésta era el aula de informática, es decir, sólo teníamos acceso a
ella dos horas semanales. Cuando llego a Antequera, todos mis compañeros hablan
de un tal perfil que tienen en Tuenti. En cada descanso (entre clase y clase) todos se
conectaban a esta red para chatear, leer sus mensajes, ver fotos… A las pocas semanas ya tenía un perfil en Tuenti, así no solo podía entrar en las conversaciones (que si
“etiquetas”, que si “agregados”…), sino que también al tener a mis compañeros de clase como “amigos” en esta red social, me sería más fácil integrarme al grupo. Hasta
entonces todo fue genial, solo tenía contactos que conocía y era poca la información
que regalaba a los visitantes, ya que escribía bastante poco en el muro y no tenía muchas fotos. Un par de años más tarde, mi lista de contactos sube como la espuma, cada vez es más constante el número de veces que me conecto a la red, más fotos, más
comentarios…llegó tal punto que cualquier persona que entrase en mi perfil sabía lo
que hacía, pensaba y sentía en cada momento. Vi que mi intimidad desaparecía y antes de seguir con ello, fui yo la que desaparecía de Tuenti. ¿Inconvenientes de perder
la cuenta? He perdido contactos y fotos digitales que no se si volveré a ver algún día.
Desde aquel día me sentía “desconectada del mundo”, ya que todo mi círculo de amigos “se movían” por esta red. Además ¿qué hago cuando llego de clase si no es meterme en mi perfil de Tuenti para ver si tengo alguna novedad? Además de violar mi
intimidad me estaba creando una independencia. Al poco tiempo pongo en funcionamiento un perfil en Facebook. Era consciente de que una red social no sirve únicamente para poner mis fotos de fiesta o felicitar un amigo por su cumpleaños, sino que es
un espacio donde puedo aprender y enseñar mucho. ¿Y sabéis quien me enseño esto? Mi padre. Él no tiene ningún título universitario (tuvo la oportunidad, pero en su
momento decidió dejarla pasar, de lo que ahora se siente arrepentido cada día que se
levanta), pero tiene una cultura impresionante. Él escribe muchísimo en Facebook sobre todo tipo de temas. Tiene contactos que son de todos los países, de todas las profesiones… y en ocasiones “comparte” conmigo fotos o escritos que son de una riqueza
abismal. Con esto quiero decir que no todo son desventajas en las redes sociales, depende del uso que hagamos de ellas, como muchas otras cosas de la vida (si nos ponemos a pensar…).
Como ya os comentaba ya solo utilizo la red social Facebook , en la cual tengo unos
100 contactos, todos conocidos. Recuperé a los contactos más importantes que tenía
en mi cuenta de Tuenti, y me “deshice” de aquellos que no son necesarios.”
El aislamiento o la soledad en las redes sociales no son una cuestión estructural de las mismas sino una disfunción en su empleo. El caso de esta alumna
resulta sumamente interesante ya que apunta a la diana de la intimidad, componente fundamental de la identidad, y, por tanto, de la construcción de la identidad digital, pero también hacia factores psicológicos como la autoestima, la autoimagen y la empatía en el medio virtual. Cuando el joven se da cuenta de
que ya no tiene espacios privados, que no tiene intimidad en las redes sociales
podemos asistir a un cambio radical en su uso, desde la negación de las mismas a un proceso complejo de autoaislamiento que puede desembocar en distintos sentimientos de incomprensión.
Juan J. Leiva Olivencia
Universidad de Málaga
juanleiva@uma.es
Antonio Salvador Jiménez Hernández
Universidad de Huelva
antonio.jimenez@dedu.uhu.es
Estefanía Almenta López
Universidad de Málaga
almenta@uma.es
Resumen:
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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3. CONCLUSIONES FINALES
Hemos llegado a la conclusión de que las redes sociales suponen una oportunidad comunicativa de primer orden para los alumnos universitarios participantes en este estudio. Además, cabe subrayar que las redes sociales contienen o
comprenden amigos, conocidos y también desconocidos, pero todos ellos son
contactos, palabra que designa una categoría relacional que desborda el con-cepto “amigo” pero desafía igualmente al de “extraño” o “desconocido”, y son
una parte fundamental del entramado de sociabilidad en el que se ha convertido la vida social de los jóvenes universitarios que habitan en el rico, complejo y
contradictorio escenario digital. Además, las redes sociales se han convertido
en un espacio de interacción social entre los jóvenes que además de para divertirse, comunicarse, jugar, “cotillear”, etc; suponen un espacio de aprendizaje
y conocimiento que es interesante tener en cuenta dentro del ámbito de la pedagogía (De Haro, 2010). El uso de las redes no para de crecer entre los más
jóvenes y, por supuesto, es algo generalizado en el alumnado universitario.
Prácticamente nadie niega las posibilidades de las redes sociales como medio
de comunicación e intercambio de ideas, opiniones y también sentimientos y
emociones. En esta época, más que nunca, las TIC están muy presentes en la
vida de los jóvenes, es por ello que los docentes universitarios debemos aprovecharlas para que los alumnos adquieran nuevos conocimientos de una forma
más dinámica, inclusiva y moderna.
5.-¿CÓMO AFECTAN LAS REDES SOCIALES A LA SEGURIDAD
DE LOS MENORES?
Para empezar, conviene señalar que las Redes Sociales no son las culpables, como se
tiende a apuntar, no en último extremo. Se trata simplemente de una evolución de Internet
donde confluyen una serie de servicios que ya venían existiendo, como la mensajería
instantánea y la edición de blogs (con Messenger y Fotolog a la cabeza). Cierto es que
hay otras opciones nuevas de alto valor añadido y potencia, pero en esencia estamos
hablando de datos personales, de contacto con otras personas y de edición de
contenidos. Nada nuevo antes de las Redes Sociales. Internet no es sino una gran Red
Social y éstas subconjuntos a medida de la misma.
Lo que sí es cierto es que, por su finalidad, estas plataformas invitan a la participación
activa, esto es, a conocer otras personas (formando la Red), a “subir” contenidos (cada
vez más audiovisuales) tanto propios como ajenos, que además van trazando los perfiles
e intereses de cada cual. Y en demasiadas ocasiones priorizan “su negocio” frente al de
sus usuarios, en especial, de los menores, buscando tener más datos para vender y
cruzar, intensificando al extremo las opciones de “conectarse con otra persona” incluso de
forma transparente para el usuario, imponiendo condiciones de uso abusivas, potenciando
indiscriminadamente las afiliaciones automáticas para ganar impactos publicitarios por
volumen de usuarios. Y en este punto habría que sacar a colación el “interés superior del
menor” promovido por la Convención de los Derechos del Niño y la responsabilidad
legislativa de las instituciones, junto con
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