Satelite Miranda

Los satélites artificiales nacieron durante la guerra fría entre los Estados Unidos y La Unión Soviética, que pretendían ambos llegar a la Luna y a su vez lanzar un satélite a la órbita espacial. La era espacial comenzó en 1946, cuando los científicos comenzaron a utilizar los cohetes capturados para realizar mediciones de la atmósfera. Estados Unidos había considerado lanzar satélites orbitales desde 1945 bajo la Oficina de Aeronáutica de la Armada. El Proyecto RAND de la Fuerza Aérea presentó su informe pero no se creía que el satélite fuese una potencial arma militar, sino más bien una herramienta científica, política y de propaganda. Es importante resaltar el avance desde el nacimiento hasta la actualidad de los diversos tipos de satélites artificiales creados por el hombre como son: Satélites astronómicos, Satélites de observación terrestre, Satélites de comunicaciones, Satélites meteorológicos, entre otros. Este informe se enfoca en el satélite VRSS-1 (Miranda) que es de observación terrestre y meteorológica, con una descripción detallada de las características, alcance, ventajas y desventajas del satélite venezolano y su influencia con la carrera de Administración de Desastres y Gestión de Riesgos.

¿Qué es el satélite Miranda?

El Satélite VRSS-1 (Miranda) es un satélite artificial propiedad del Estado venezolano, está destinado a obtener imágenes de alta resolución del territorio venezolano. Fue lanzado desde China el 29 de septiembre de 2012. Se utilizó la plataforma CAST-2000, diseñada para satélites de bajo peso y el cohete Larga Marcha 2D y cuenta con cuatro cámaras. A diferencia del Satélite Simón Bolívar (primer satélite venezolano), éste no es de telecomunicaciones. Es un satélite de órbita baja, destinado a la observación de la Tierra, que garantiza capturar imágenes para su procesamiento, permitiendo la recolección de datos en investigaciones de conservación ambiental, biología, meteorología, cartografía, geociencias, planificación urbana, industria petrolera, gestión de desastres, entre otros.

Tiene como objetivo la observación terrestre, cuenta con cámaras de alta resolución y de barrido ancho que permitirán la elaboración de mapas cartográficos. También está pensado para hacer evaluaciones de los suelos agrícolas, cosechas y producción agrícola. En el plano de la gestión ambiental podrá evaluar los recursos hídricos y las zonas en peligro de desertificación. Otro de los objetivos es facilitar la planificación urbana y obtención de información sismológica para la prevención de desastres

La carga útil de este satélite está conformada por dos cámaras de alta resolución diseñadas con una resolución espacial de 2,5 metros en modo pancromático y 10 metros en modo multiespectral, así como también contará con dos cámaras de media resolución que podrán enfocar detalles con un tamaño cercano a 16 metros. Este dispositivo de percepción remota pesa 880 kilogramos, tiene una vida útil de cinco años y se ubicará a una altitud de 639,5 kilómetros y es de órbita baja y estará a una altura de 639,54 kilómetros y se estima que la vía útil sea de 5 años, ya que a diferencia del Simón Bolívar se encuentra más expuesto a los agentes atmosféricos.

Existen diversos tipos de satélites, que según su aplicación pueden ser: científicos, que tiene como objetivo el estudio de la tierra, superficie, atmósfera y entorno; de comunicaciones, orientado a la transmisión y difusión de servicios de telecomunicaciones; de meteorología, dedicados al monitoreo del tiempo atmosférico y el clima en la tierra; así como los militares que apoyan operaciones bélicas en otros países, bajo la premisa de su seguridad nacional.

Durante los primeros tres meses, el satélite Miranda operará desde China y será a partir de enero de 2013 cuando el grupo de 54 profesionales venezolanos formados en ese país asuma el control total del dispositivo, desde la Base Aeroespacial Capitán Manuel Ríos (Bamari), ubicada en El Sombrero, estado Guárico, y desde la base aérea Generalísimo Francisco de Miranda, en La Carlota, Caracas. Se podrán tomar todas las imágenes que uno quiera de la superficie terrestre, también el satélite Miranda permitirá planificar, con mucha más facilidad, la siembra. Dará la facilidad de conocer si los sembradíos están expuestos o no a pérdidas. Sin embargo, la seguridad y defensa de la nación también es beneficiada por la obtención de información que permita la protección oportuna de zonas fronterizas, datos de ubicación para el suministro de ayuda humanitaria y vigilancia de minería ilegal y cultivo de ilícitos.

Con Miranda se tendrá la posibilidad de tener un material que nos permita la extracción de hidrocarburos, la planificación de la industria petrolera, podremos conocer lo básico de nuestros recursos naturales y todo sobre la conservación cartográfica a través de imágenes, así como también el estudio de los suelos, aplicados sobre la potencialidad de nuestras tierras para construcción de viviendas, vías de comunicación. Igualmente este satélite beneficiará sobre todo a la zona andina venezolana, ya que este lugar necesita importantes estudios en cuanto a la construcción de nuevas vías de comunicación, así como también la faja Petrolífera del Orinoco. La dimensión humana de la ocupación del territorio, que envuelve el desarrollo y la existencia viva de los pueblos y de las ciudades. Más allá del evento del lanzamiento de un satélite de observación de la tierra, es el hecho transformador con sentido social, como estrategia para planificar el desarrollo del sistema nacional de ciudades, incluso, en una conexión suramericana y caribeña.

En el área de salud también tiene vital importancia porque se puede detectar donde se ubican los focos de enfermedades, como por ejemplo los responsables del paludismo. Además de los beneficios que este dispositivo traerá al territorio venezolano, el satélite podrá traspasar imágenes a aquellos países de la región que lo requieran. Por ahora está programado tomar imágenes sólo de Venezuela, pero sí existe la posibilidad de hacerlo con los países que lo requieran, si Colombia o Brasil lo requieren podemos colaborar con ellos, pero hay que planificar los elementos vinculado a las tomas de imágenes.

Este segundo satélite, Miranda, podrá suministrar información sobre las regiones hidrográficas, con el fin de analizar la superficie de los lagos y así evitar afectaciones en las comunidades y tierras agrícolas por la crecida del agua. El satélite ayudará al estudio histórico de las aguas, cómo se van desarrollando, su avance y cómo planificar sus controles. Este satélite está equipado con cámaras, como es la pancromática; que analizarán el contenido

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