Vivimos en una sociedad en la que el mayor temor es quedarse marginado

“Vivimos en una sociedad en la que el mayor temor es quedarse marginado”

Esa puede ser la razón por la que muchos de nosotros poseemos un teléfono inteligente o también conocido como “Smartphone”. Otra razón de su uso cotidiano sería la necesidad de comunicarse con otros seres, de colgar fotos en las redes sociales (Por ejemplo, Instagram) o de buscar información en plataformas como Google o Yahoo!.

Sin duda, este aparato electrónico se ha convertido en un útil imprescindible para muchas personas. El Smartphone presenta tantos beneficios y herramientas que sería difícil imaginar una vida sin él. Varios de nosotros pensaríamos que es un gran acierto emplear una parte importante de nuestro capital en conseguir uno de estos teléfonos inteligentes.

Debo admitir que este dispositivo me es de gran ayuda en muchas ocasiones y más de una vez que ha sacado de apuros. Por ejemplo, esas tardes que debes estudiar para un examen y resulta que se te han olvidado los apuntes en clase. Si no fuera por las fotos que manda el compañero al WhatsApp, muchos estarían desesperados.

Claro, todo lo bueno tiene algo negativo y esto lo afirma el filósofo Zygmunt Bauman. Es cierto cuando dice que estamos casi las 24 horas conectados a un dispositivo y ello nos conduce a una situación de soledad. Cuesta creer que, aunque estemos todo el día conectado a las redes no somos nada más que unos individuos que están condenados a estar solos. Esto no ocurriría si pudiésemos tener un contacto de cara a cara con las personas que nos rodean en el entorno.

Un periodista chino escribió un artículo en el que decía que en menos de 10 años muchas familias se iban a destruir a causa de la falta de comunicación que existe entre ellas. El filósofo corrobora que el mayor regalo que puedes hacer a un ser querido es tu tiempo. Estas personas que forman una familia no están interesadas en sacrificar su tiempo para tener una conversación directa entre ellas. Prefieren mirar sus redes sociales, hablar con sus amigos por WhatsApp o estar leyendo algún artículo en Google.

Cada vez la situación es más preocupante y llegará un punto en el que este aparato será nuestro mayor enemigo. Nos estamos engañando a nosotros mismos y lo peor es que somos totalmente consciente de ello. Abusamos continuamente del uso de Smartphone y por eso, nos vamos habituando de mala manera.

Uno debe saber cómo, cuándo y dónde va a utilizar su móvil. Los niños no saben y todavía tienen que aprender de los adultos. El problema está en que a veces ni los adultos saben controlarse, luego son malos ejemplos para la nueva generación. Haces un mal tremendo entregando un móvil de estos a un niño de 10 o 11 años porque le estas dando una gran responsabilidad que el menor no podrá llevar.

Desgraciadamente, me temo lo peor de este teléfono inteligente ya que estamos creando

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