139 Year

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-Mi ciclo está por terminar-

Palabras que resonaron como eco en aquella casa a las afueras de la ciudad, lejana a las personas y sin ninguna comunicación.

Un señor de ya avanzada edad contemplaba las afueras por la ventana de su habitación y veía como cada gota de la lluvia escurría sin que nada se lo impidiera. Sus palabras aún seguían ahí, en el ambiente y nuevamente se escuchó:

-Mi ciclo está por terminar, y será entonces cuando la verdadera lucha por la existencia y el buen control de este mundo vuelva a resurgir, como cada 139 años- suspiró y puso una mano sobre la ventana- Mis queridos humanos que no saben lo que pasa entre ellos y que ven la vida como algo pasajero; pero no se percatan de que su existencia depende de lo que sucede en esta contienda. Yo vi eso cuando me fue mostrado el destino. Ahora espero que los que han de venir también sepan que de ellos depende que esto siga y el mundo no vaya en caída libre a la desgracia y la destrucción- Esboza una sonrisa y empuña la mano pegada a la  ventana. -O simplemente no tendré más remedio que reírme de ellos y  ver como su estupidez los llevo hasta ese lugar.- y casi como por arte de magia al instante la gotas de la ventana se despegaron de ella como si algo hiciera que flotaran en la nada y regresaran a su forma original, como gotas de lluvia;  entonces se vio que afuera sucede lo mismo… las gotas de lluvia se quedaron intactas en su movimiento, como si ese algo hiciera que no continuaran en su caída libre. Sin movimiento. Sin libertad. Sin destino alguno.

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El día comenzaba como cualquier otro en la metrópoli, y las personas no se cansaban de andar como su ritmo de siempre y desde muy de mañana las calles comenzaron con el ruido que la distinguía.

-¡ALEXANDER!- Se escuchó el grito, y venían acompañados de unos fuertes golpes de puerta, siendo típico de cada mañana. -¡ALEXANDER, DESPIERTA!-

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