ALCANCES Y LÍMITES DE LA CULTURA DE LA LEGALIDAD EN MÉXICO

ALCANCES Y LÍMITES DE LA CULTURA DE LA LEGALIDAD EN MÉXICO

Arellano López Alexander, Diaz Cruz Erick, Flandez García Jorge, Doníz Pérez Carlos Uriel, García del Río Barrera Fernanda, Santiago Quintero Juan Carlos

Palabras clave: Autoridad, Cultura de la Legalidad, Corrupción, Democracia, Estado de Derecho, Política, Sociedad, Gobierno, Inseguridad, Obligaciones, Ley, Costumbres, Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, Justicia, Valores.

Introducción.

Cultura de la Legalidad, es la aceptación de las normas por parte de todos los ciudadanos. Esta es vital para el funcionamiento pacifico de nuestra sociedad, se caracteriza, porque existe dentro de la estructura de la sociedad, donde la mayoría de los ciudadanos conocen las normas y las leyes, y reflejan su rechazo ante actos de delincuencia y corrupción.

El objetivo de impulsar el presente ensayo de Cultura de la Legalidad, consiste en difundir la importancia de regirnos por una serie de normas, las cuales nos ayudan a tener una mejor convivencia y armonía en la población, dándonos un equilibrio entre nuestras obligaciones y nuestros derechos. Buscando la aceptación de las normas como un acto de conciencia, para el cual es necesario conocer para qué hay reglas y por qué son importantes.

El contenido del presente ensayo abarca temas como:

Principio de legalidad, institución básica y necesaria del Estado mexicano, Cultura de la legalidad y el Estado de derecho, La Cultura de la legalidad, delincuencia e inseguridad, De la Cultura de Legalidad y una Democracia Efectiva, Cultura de la Legalidad y Valores.

Ley, son normas de justicia, y legalidad es más bien una conducta o comportamiento de respeto y obediencia a las leyes.

Por lo tanto la cultura de la legalidad no pertenece a una persona, ni aun país, ni mucho menos a una cultura específica, la cultura de la legalidad nos compete a todos.

Principio de legalidad, institución básica y necesaria del Estado mexicano.

Como toda buena sociedad que se rige por un principio rector de legalidad, ya sea por costumbres o por leyes meramente escritas que permitan una mejor convivencia colectiva, se necesita tener cosas básicas y no obligatoriamente el estado mismo las señala; son principios que se rigen desde una raíz y emergen como un árbol, donde la raíz son todas las costumbres de cada uno de los individuos de la sociedad de forma muy íntima y las hojas y las ramas son la manera de expresarse y comportarse dentro de la sociedad.

Así pues, veamos un pequeño concepto de “legalidad” donde esta significa que es de conformidad con la ley y el “principio de legalidad” que serían los actos por parte de los poderes públicos y que estos deben ser conforme a la Ley, Miguel Carbonell y Karla Pérez (2009) p. 117.

Siendo así, que la legalidad es lo que está conforme a la ley ¿los ciudadanos actúan conforme a la Ley? No es necesario revisar muchas investigaciones para poder resolver esta pregunta, cuando ésta es evidente y que incluso, hasta las personas más éticas han cometido en algún momento de la vida algún acto que no éste apegado a la ley.

Ejemplos claros de cómo los individuos de la sociedad mexicana actúan de manera no conforme a la ley e incluso inmoralmente, situaciones donde vemos como un conductor soborna al oficial de tránsito para que no sea infraccionado por haber incurrido en el reglamento de tránsito, o como cuando las personas realizan un trámite administrativo en algún lugar del sector público y ofrecen dinero para agilizar su trámite y el agente público no se niega a recibirlo y que además en algunas ocasiones sino dan “para el refresco” pueden llegar a retrasar su trámite.

Esas y muchas más situaciones van mermando la ética y moral de la sociedad mexicana, tanto que hasta los niños saben que “si no tranzas no avanzas”, esto solo índica que en ese grupo de individuos se violan mucho las leyes y si la legalidad es lo que está apegado a la ley los mexicanos no tienen una cultura de legalidad.

Pero los mexicanos piensan que el principal obstáculo para que se haga valer la ley son las autoridades y los políticos.

Esto quiere decir que los mexicanos no solamente no respetan las leyes que se hacen para mantener un orden y balance en el país sino también culpan a las autoridades y a los funcionarios públicos que no están tampoco exentos de estas violaciones a la ley.

Ahora bien, según la investigación de Nelia Tello y Carlos Garza (2000) p. 9 – 10, los mexicanos saben que deben siempre respetar la ley, pero la mayoría de la gente piensa que en México la ley no se respeta y que sí el gobierno no hace que se cumpla la ley los ciudadanos pueden hacer justicia por su propia mano.

A decir verdad México está pasando por una crisis que muchos lo ven solamente por el sentido económico y político, pero a un punto de vista personal el verdadero problema del país es la cultura de legalidad en el que se vive actualmente, ya que esta, impide que se pueda elegir democráticamente a un buen gobernador o autoridades que puedan desempeñar un buen trabajo en beneficio de la sociedad, pues ésta mala costumbre hace que los individuos se dejen sobornar por los partidos políticos corruptos y que con una simple despensa pueden compran el voto de estos.

Por lo tanto, la sociedad mexicana debe implementar una buena cultura cívica y moral para poder tener principios de legalidad, deben de dejar de quejarse del mal gobierno que se tiene actualmente, pues de ellos mismos depende que la situación política, económica e incluso y muy importante, de seguridad mejore en el país pues ellos mismo eligen al representante que va hacer valer las leyes y que no solo dependerá de él, sino de la misma sociedad.

El Estado de derecho

Estado que es conducido con apego a las leyes, las cuales lo hacen funcionar adecuadamente y le proporcionan a sus habitantes las condiciones necesarias para tener confianza en las instituciones públicas y para vivir en un ambiente dotado de seguridad jurídica y social.

Que el Estado de derecho comprende, además de un conjunto de normas jurídicas de incumbencia eminentemente gubernamental, un universo mucho más amplio de implicaciones fácticas de relevancia general. En ese sentido diremos que un Estado de derecho no se agota con la sola existencia de un conjunto de normas rectoras del ámbito estatal, sino que se traduce además en una distribución organizada de funciones y responsabilidades

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