Actuar y expresarse con el cuerpo.

Actuar y expresarse con el cuerpo        

Hasta los seis o siete años, la actividad física propicia el desarrollo motor, afectivo e intelectual armonioso, en este periodo se aprenden y dominan las acciones motrices fundamentales:
Las locomociones: Caminar, correr, saltar, trepar, rodar, deslizarse…

Los equilibrios y las manipulaciones: tomar, agitar, jalar, empujar…

Las proyecciones y recepciones de objetos: lanzar, recibir…

De primera instancia estas acciones se van construyendo poco a poco y se van enriqueciendo y diversificando (caminata). Después  esas se unen con otras, primero yuxtapuestas y luego combinadas haciéndose cada vez más complejas y variadas (correr y lanzar), a través de la práctica.

Los profesores deben permitir a los niños construir progresivamente el sentido de cada actividad, descubrir y explorar expresándose con su cuerpo así como comunicarse y jugar con otros niños. Estas experiencias ayudan al niño a conocer mejor su cuerpo, sus posibilidades físicas, sus reacciones al esfuerzo aportando a una real educación para la salud

Experiencias corporales y lenguaje.

La actividad física proporciona sensaciones, emociones diversas, intensas. Expresarlas verbalmente es poder describir lo que sentimos así como intercambiar impresiones, comprender que vivimos y lo que haremos. Es necesario permitir a los niños la hablar de su vivencia, decir lo que quiere hacer, expresar sus emociones.

Es preciso que esas verbalizaciones se realicen en el salón antes o después de la actividad física, cuyo objetivo principal sigue siendo la acción motriz. La actividad física permite también percibir el tiempo y el espacio estructurados por medio de la acción. Cuando los niños son orillados a expresarse con su imaginación y lo que perciben utilizando su cuerpo, se pueden dar lugar a crear los proyectos artísticos

Articulación con los otros ámbitos de actividades.

La actividad física en la escuela, facilita la construcción de algunos conocimientos, los que conciernen al cuerpo y a su funcionamiento, a la salud, a los diferentes aspectos de los principales elementos y a las cualidades de los materiales, también permite percibir el tiempo y el espacio estructurados por medio de la acción.

La actividad del niño y el poder del profesor.

Es necesario organizar las actividades para que el niño este activo y no esperando que le toque participar, ante todo dar oportunidad para explorar los espacios, manipular los objetos o el material, ejercitar y jugar sucesivamente papeles diferentes, explorar las maneras de movilizar su cuerpo construyendo su lateralidad poniendo a su disposición material en cantidad suficiente.
El educador ayuda o guía al niño cuando es necesario y le sugiere soluciones nuevas a los problemas que ha planteado, mas no se los resuelve; la necesidad de movimiento de los niños es real, por lo que es obligatorio  organizar la clase con actividades corporales cada día. Una buena planeación permite que las actividades corporales contribuyan a una verdadera educación. Pensando siempre en la edad y el desarrollo de los niños hay que crear dinámicas  que les permita ir más allá de lo que saben hacer.

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