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Aglomeración En Las Ciudades

elicastrillon7 de Septiembre de 2014

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CRECIMIENTO Y DESARROLLO COLOMBIANO: ¿Por qué no será sostenible el tiempo?

Justificación

La planeación como eje fundamental del buen funcionamiento de cualquier organización ha sido descrita por diferentes autores, pero olvidada por los que realmente deberían tomarla en cuenta. En este trabajo se analiza este olvido y rezago, relacionándolo directamente con las políticas públicas realizadas, las ineficiencias y el pobre desarrollo que ha tenido Colombia durante los últimos años.

Objetivo general

• Analizar la situación actual colombiana, de acuerdo a lo aprendido en clase.

Objetivos específicos

• Analizar las medidas del banco de la republica frente a la revaluación.

• Mostrar como la variable minero-energética no genera desarrollo integral.

• Mostrar las causas por las cuales Colombia viene pasando por una enfermedad holandesa.

• Analizar como el gasto público está directamente relacionado con la planeación.

• Analizar la estructura del esto, su evolución e incursión en Colombia.

Crecimiento, ciclos y variables reales e internacionales

Problematización

Los fracasos y las inconsistencias que mantienen la economía mundial en estancamiento y elevado desempleo provienen de la resistencia a reconocer los cambios estructurales ocasionados por la globalización.[1] Lo que nos genera ciclos inestables e ineficiencias en la estructura productiva Colombiana. Además de la separación del sector interno y externo en la elaboración de políticas públicas, con tasas de cambio poco competitivas para los exportadores y con medidas macroeconómicas inútiles para frenar este fenómeno, que hace parte de una enfermedad holandesa que se viene presentando durante los últimos años. Y el resultado ha sido la posición número uno en desigualdad de Latinoamérica.

El auge de precios de productos básicos que se inició a comienzos del siglo XXI ha llegado a su fin. La desaceleración que vienen experimentando los países suramericanos es uno de sus efectos. En términos más amplios, vastas regiones del mundo en desarrollo e, incluso, algunos países desarrollados se verán afectados por esta tendencia.[2]

Las fases ascendentes de los cuatro súper ciclos han sido jaladas por fuertes aumentos de la demanda mundial, cuya fuente ha variado de uno a otro. Durante el ciclo actual, el rápido crecimiento de China proporcionó dicho impulso. A su vez, la intensidad de las fases descendentes ha variado con las condiciones de la economía mundial. La fase descendente anterior, que tuvo lugar durante las dos últimas décadas del siglo XX, fue muy fuerte, debido a la debilidad de la demanda mundial.[2]

Si la debilidad de la demanda mundial hace que la fase descendente del superciclo de precios sea tan acentuada como la que se dio a fines del siglo XX, debemos prepararnos para tiempos difíciles. Pero, en particular, debemos pensar de nuevo en la industria y la agricultura como motores de crecimiento y en reducir la excesiva dependencia del Gobierno Nacional de ingresos fiscales derivados del auge energético-minero[2]. Porque se necesita un desarrollo con rostro humano en donde las decisiones políticas tengan impacto en la economía, no uno con sectores que no genera valor.

Aunque es evidente el comportamiento positivo en la economía colombiana en los últimos años. Según el Banco de la República (2013), el producto interno bruto de Colombia creció 4% en 2010, 5.91% en 2011 y se pronosticaba una cifra entre 3,3% y 3,9% para el 2012. Reportes del Banco Mundial (2013) indican que Colombia creció un total de 3.5% en 2012, cifra que se encuentra por encima del promedio de América Latina—3.1%—, y muestra un buen desempeño teniendo en cuenta la coyuntura económica a nivel mundial, con la recesión en Europa y la desaceleración de las economías de Estados Unidos y China. La inflación total se ha mantenido dentro de los límites establecidos—2.44% en 2012— y la tasa de intervención de política monetaria del emisor ha venido disminuyendo desde 2012—Enero en 5.00%, sube a 5.25% hasta julio y comienza a disminuir hasta 4.00% en enero de 2013— (Banco de la República, 2013). Las políticas monetarias ejecutadas han logrado, en parte, controlar la cantidad de dinero que circula en la economía y han mantenido unos indicadores saludables para el país.[3]

Sin embargo existen otros factores que dan indicio de otros posibles problemas que se están presentando y deben ser considerados cuidadosamente. Por un lado la revaluación de 21% del peso frente al dólar viene afectándolas exportaciones, lo que nos hace menos competitivos. Estamos caminando hacia un crecimiento basado solo en capital extranjero en donde las variables internacionales inciden totalmente en el modelo de crecimiento, desconociendo por completo lo interno, marchitando el sector agrícola e industrial y no reconociendo que este capital golondrina no llega a los sectores en los que no está interesado por lo tanto no hay arrastre de empleo, este solo aporta el 1% del total. En Colombia además se tiene un impuesto casi de cero a este tipo de capitales, así que por lógica si se tiene tributación baja a la minería crece el PIB, pero el dinero termina en pocas manos.

La balanza comercial se contrae, con importaciones equivalentes a 51.496 millones de dólares entre enero y noviembre de 2012 y exportaciones por 54.690 millones de dólares, lo que implica un superávit comercial de aproximadamente 3.194 millones de dólares—una contracción del 17% para la misma franja de tiempo en el 2011—. (DANE, 2012) Para ponerlo en perspectiva y empalmarlo con el análisis presentado, vemos un aumento inmediato en el superávit de la balanza comercial pasando de 2010 a 2011—1.468 millones de dólares a 4.955 millones de dólares, respectivamente— correspondiente a los aumentos súbitos en la inversión extranjera directa. [3]

Todo lo anterior hace referencia a lo que se conoce en la literatura de economía como la enfermedad holandesa. Se comienzan a hacer evidentes los síntomas: contracción del crecimiento del Producto Interno Bruto, revaluación del peso colombiano frente al dólar, contracción de sectores económicos generadores de empleo, disminución en exportaciones de bienes tradicionales, reducción en competitividad de exportadores y contracción de la balanza comercial.

El gobierno ha implementado medidas para contrarrestar estos efectos, pero deben ser más agresivos en sus intervenciones para detener los efectos negativos de la revaluación del peso en la coyuntura actual. Sus políticas de compra diaria de dólares busca estabilizar la tasa de cambio, junto con la emisión títulos de deuda pública doméstica para incentivar el endeudamiento interno y desacelerar la revaluación del peso colombiano, pero todas estas medidas han tenido un efecto casi nulo. De acuerdo con el gerente del Banco de la República, la apreciación del peso no se controla únicamente con medidas monetarias o cambiarias, sino que es necesario generar soluciones de mediano y largo plazo que aumenten el ahorro, mejoren la productividad y agreguen valor. De manera paralela, deben idearse medidas, políticas y subsidios que permitan a los sectores afectados recuperar su competitividad en el mercado internacional, generar empleo y estabilidad monetaria en el mediano y largo plazo para la economía colombiana.[3] De acuerdo a lo que dicen al final de esta párrafo sobre los subsidios, es importante pensar de donde debe salir el dinero para estos, porque parecemos adictos al endeudamiento externo, es como si no aprendiéramos del pasado, como si olvidáramos la existencia de nuestras reservas, y es que a veces parecemos un iglesia con todos esos dogmas heredados por modelos ya agotados que somos incapaces de violar. Y si se mira hacia otro lado podemos ver a hablando a Ocampo sobre la estabilidad macroeconómica la cual implica estabilidad de precios y políticas fiscales sostenibles, pero también ciclos económicos más suaves, tasas de cambio competitivas, sistemas financieros nacionales sólidos, junto a carteras de deuda externa y balances del sector privado sanos e incluyendo a las variables reales con las variables financieras.

El resultado del deficiente manejo de la política pública, nos lleva a ser el país que menos éxito ha tenido en la reducción de la desigualdad, de 1990 a 2010 fue la nación que más aumentó desigualdades urbanas, en coeficiente de Gini de Colombia es de 0,53, es mayor que el de países latinoamericanos como Chile (0,45), Venezuela (0,41) y Uruguay (0,4). Las diferencias entre el rico y el pobre se duplicaron y la desigualdad del ingreso aumentó en un 15%.[4] Además, es el único país donde la totalidad de las ciudades estudiadas aumentaron en su desigualdad. Y eso demuestra que ese crecimiento que se viene dando no ha sido para nada inclusivo y que el gasto público ha sido invertido de manera ineficiente.

Gasto público y planeación olvidada

Problematización: la falta de planificación genera que el gasto público no se maneje de manera eficiente, lo que posteriormente hace que no se genere crecimiento y desarrollo sostenible.

El gasto público es la cantidad de recursos financieros, materiales y humanos que el sector público, representado por el gobierno, emplea para el cumplimiento de sus funciones, entre las que se encuentran de manera primordial la de satisfacer la provisión de los servicios públicos de la sociedad. Así mismo el gasto público es un instrumento importante de la política económica de cualquier país, pues por medio de este, el gobierno influye en los niveles de consumo, inversión,

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