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Alimentacion

Yeray201124 de Noviembre de 2013

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EDUCACIÓN ALIMENTARIA Y NUTRICIONAL

LIBRO PARA EL DOCENTE

Este libro

acompaña

Comidaventuras 3.

Serie Ciencia, Salud y Ciudadanía.

Proyecto de Alfabetización Científica

EDUCACIÓN ALIMENTARIA Y NUTRICIONAL

LIBRO PARA EL DOCENTE

Este libro

acompaña

Comidaventuras 3.

Serie Ciencia, Salud y Ciudadanía.

Proyecto de Alfabetización Científica

Presidenta de la Nación Especialista Área de Tecnología (ME)

Cristina Fernández de Kirchner Silvina Orta Klein

Ministro de Educación Especialista Área Formación Ética y Ciudadana (ME)

Juan Carlos Tedesco Daniel Bargman

Colaboración: Pablo Erramouspe

Secretario de Educación

Alberto Sileoni

Subsecretaria de Equidad y Calidad Educativa

Susana Montaldo

Directora Nacional de Gestión de la Educación

Adriana Cantero de Llanes

Coordinadora Áreas Curriculares

Cecilia Cresta

Coordinadora Área Curricular de Ciencias Naturales

Nora Bahamonde

Área Curricular de Ciencias Naturales

Marta Bulwik

Mariana Rodríguez

Horacio Tignanelli

IDEA, PROYECTO Y COORDINACIÓN GENERAL

Y DIDÁCTICA

Nora Bahamonde

EQUIPO AUTORAL

Consultoras nacionales (FAO)

Elizabet Borches

Verónica Corbacho

Silvia Squillace

Patricia Aguirre (Bloque 2 del Libro para el Docente)

Especialistas Área de Ciencias Naturales (ME)

Nora Bahamonde

Marta Bulwik

Mariana Rodríguez

LECTURA CRÍTICA PEDAGÓGICA

Especialista Áreas Curriculares (ME)

Alejandra Lapegna

LECTURA CRÍTICA DIDÁCTICA

Especialistas Área Ciencias Sociales (ME)

Diana González

Colaboración: Mabel Scaltritti

Especialista Plan Nacional de Lectura (ME)

Alicia Salvi

EQUIPO TÉCNICO CONSULTIVO INTERNACIONAL (FAO)

María Teresa Oyarzún

Sonia Olivares

Cecilio Morón

EQUIPO TÉCNICO CONSULTIVO NACIONAL

Secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentos

Dirección Nacional de Alimentos: Elizabeth Kleiman

y Celina Moreno

Ministerio de Salud de la Nación

Departamento de Nutrición, Dirección Nacional de

Maternidad e Infancia, Subsecretaría de Salud

Comunitaria, Secretaría de Promoción y Programas

Sanitarios: Elvira Calvo

Ministerio de Desarrollo Social

Subsecretaría de Políticas Alimentarias, Plan Nacional

de Seguridad Alimentaria: Alicia Lopresti

DIAGNÓSTICO Y EVALUACIÓN DE ESTADO NUTRICIONAL,

CONOCIMIENTOS, ACTITUDES Y PRÁCTICAS ALIMENTARIAS

Asociación Argentina de Nutricionistas y Nutricionistas -

Dietistas Escuela de Nutrición - Facultad de Medicina -

Universidad de Buenos Aires. Claudia Fraga,

Elda Brandoni y Alicia Witriw

GESTIÓN DEL PROYECTO FAO/ARGENTINA

Representante: José Benites

Oficial de Programas: Francisco Yofre

VALIDACIÓN DE LOS MATERIALES EDUCATIVOS ELABORADOS

Maestros, directivos y alumnos de las escuelas

participantes del proyecto (provincias de Buenos Aires,

Chubut, Misiones y Salta)

EQUIPO DE PRODUCCIÓN EDITORIAL

Idea original: Nora Bahamonde

Dirección editorial, coordinación de proyecto y edición:

Raquel Franco y Brenda Rubinstein

Diseño gráfico editorial:

Estudio Falgione-Obregón COMUNICACIÓN VISUAL

Ilustraciones: Vladimiro Merino

Documentación: María Celeste Iglesias

Asistencia general: Silvina Blanco

Por qué la educación alimentaria en la escuela?

?

Un enfoque para la educación alimentaria en la escuela

Este libro, pensado para los docentes, propone una visión teórica actualizada para

fundamentar la temática de la alimentación humana junto a una variedad de recorridos

didácticos y actividades posibles para trabajar en las aulas y más allá de ellas, con la parti-

cipación de las familias. Fue concebido con la expectativa de que pueda dialogar con las

prácticas escolares sobre los alimentos y la alimentación que se vienen llevando a cabo en

las escuelas primarias de nuestro país.

Se trata de una propuesta de trabajo centrada en una necesidad sentida por la sociedad

en su conjunto, sobre todo en este último tiempo: la educación alimentaria. Esta necesidad,

planteada también por distintos autores del campo educativo (Toscano et. al., 1994; Pujol,

2003), nos lleva a conceptualizar la alimentación humana como conocimiento escolar, desde

una perspectiva amplia, que va más allá de una mirada exclusivamente asociada a la biología,

a la nutrición o a la salud.

Desde la perspectiva adoptada, entendemos que la alimentación es un fenómeno comple-

jo que integra estrechamente las dimensiones biológica y cultural, al punto de condicionarlas

mutuamente. El hecho alimentario, en nuestras sociedades atravesadas por el fenómeno de

la globalización, requiere una aproximación multidimensional, que visualice el estudio de la

alimentación en el marco de una cultura. En este sentido, la alimentación es una de las nume-

rosas actividades que configuran la vida cotidiana de cualquier grupo social, del presente o del

pasado y que por su especificidad y polivalencia adquiere un lugar central en la caracterización

biológica, psicológica y cultural de la especie humana.

Justamente, por tratarse de un hecho cotidiano, familiar a todas las personas y comuni-

dades, consideramos que la educación alimentaria se convierte en un desafío para la escuela,

que nos obliga a considerarla en toda su amplitud y complejidad.

Esta complejidad nos conduce a interrogarnos sobre sus causas y puede explicarse, en

principio, por las particularidades de la especie humana. Los humanos somos omnívoros y

por lo tanto, tenemos la libertad de la elección, así como el condicionamiento de la variedad

(Fischler, 1990). Sin embargo, la comida es para nosotros algo más que un conjunto de

nutrientes, elegidos solo sobre la base de criterios biológicos o nutricionales, del mismo

modo que las elecciones alimentarias no responden, únicamente, a razones económicas.

La perspectiva histórica juega también un papel importante para interpretar cómo ha sido

el hecho alimentario en el pasado e indagar en sus raíces buscando algunos antecedentes que

colaboren en la interpretación del fenómeno actual. En la medida en que la comida es tam-

bién un hecho cultural, ha ido cambiando no solo lo que se come sino también, cuándo,

cómo, dónde y con quién.

El hecho de que los condicionamientos biológicos se hayan podido concretar de modo

diferente en las distintas sociedades, actuales o del pasado, nos conduce a la necesidad de

interpretar la incidencia de los aspectos culturales en el fenómeno de la alimentación humana.

Más allá de la supervivencia, las preferencias alimentarias y las fronteras que establecemos

entre lo comestible y lo no comestible, son algunos de los mayores soportes de la identidad

cultural de los pueblos y también de la distinción social.

Por esta razón los modelos escolares básicos de las ciencias naturales (las funciones

de nutrición en los seres vivos y su relación con la salud o los alimentos analizados desde la

mirada de los materiales, sus propiedades y cambios) resultan perspectivas irrenunciables

pero insuficientes a la hora de modelizar la idea de alimentación humana y de identificar

los problemas y soluciones asociados a ella.

Sabemos que en las aulas –cuando diseñan y llevan a la práctica actividades para ense-

ñar el tema de los alimentos y la alimentación– los docentes amalgaman conocimientos

científicos con otros que son significativos desde una perspectiva cultural y tejen lazos entre

el conocimiento escolar y cotidiano y sus respectivos lenguajes. En particular, los maestros de

niños pequeños, muchas veces planifican integrando conocimientos diversos de acuerdo con

su “sabiduría de practicantes” y no lo hacen de acuerdo con la estructura y lógica de una única

disciplina. Sin embargo, muchas veces los docentes (se va si se saca lo propuesto) perciben

las propias dificultades a la hora de vincular sus intuiciones y prácticas con los modelos teó-

ricos de referencia, para posibilitar a sus alumnos pensar sobre el mundo de manera más

compleja y abordar progresivamente nuevos espacios de problemas y nuevas explicaciones.

Esta situación plantea la necesidad de desarrollar y proponer un enfoque pedagógico y

didáctico para abordar la educación alimentaria, que articule conceptos provenientes de distin-

tos campos de conocimiento y que integre, en alguna medida, los saberes cotidianos, para dar

lugar a un nuevo modelo que pueda ajustarse a los problemas y a los contextos educativos

específicos, sin renunciar al pensamiento teórico.

En este sentido, Astolfi (1998) propone el desarrollo de un currículo multirreferenciado

para hacer frente a la complejidad de estos aprendizajes. Se trata de un nuevo “recorte”

curricular

...

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