Alquimia
DanielaTesis29 de Octubre de 2013
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Givry, Grilot de - La Gran Obra 1
Givry, Grilot de - La Gran Obra 2
GRILOT DE GIVRY
LA GRAN OBRA
Doce meditaciones sobre la vía esotérica al Absoluto
Givry, Grilot de - La Gran Obra 3
Titulo del original: La Grand CEuvre, XII medltations sur la voie ésotérique de l'absolu
Primera edición en español: 1982 Cuarta edición: 2001
D.R. © EDITORA Y DISTRIBUIDORA YUG, S.A.DE C.V.
Puebla 326-1, Col. Roma,
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Prohibida la reproducción parcial o total sin permiso por escrito de la casa editora
IMPRESO Y HECHO EN MÉXICO ISBN 968-7149-16-7
Givry, Grilot de - La Gran Obra 4
Índice
Nota editorial
Introducción
El mysterium mágnum
I El sujeto del arte
II. preparación y purificación
III. Ignis philosophicus
IV. Disolución
V. Conjunción
VI. Putrefacción o hilación, o bien muerte
VIL Sublimación, destilación
VIII. Coagulación, cambio del color, cabeza de cuervo
IX. Fijación
X. El lirio del arte, quintaesencia o elíxir perfecto
XI. Multiplicación
XII. Aumento o proyección
Apéndices
La Tabla de Esmeralda de Hermes Trismegisto
Los colores de la obra
Bibliografía
Givry, Grilot de - La Gran Obra 5
Nota editorial
El interés creciente que el hombre actual manifiesta hacia el saber esotérico puede
interpretarse como un intento de su espíritu por acceder a un mundo más luminoso, a una
claridad que rara vez logra vislumbrar en su peregrinación por la Tierra.
La civilización moderna, materialista y técnicamente desarrollada, es hostil a la búsqueda
de esta otra vida. Para ella, la única realidad es la que pueden medir sus aparatos. Cualquier
manifestación de una realidad distinta es rápidamente negada y etiquetada: se trata de una
alucinación, de un mito, de una mera proyección del inconsciente colectivo. Pero esta
realidad otra es inextinguible y aflora tercamente cada día en los más variados terrenos y no
sólo en el del espíritu: biología, medicina, física.
Paulatinamente el hombre ha ido sumergiéndose en una creciente ignorancia de su
dimensión espiritual. La literatura esotérica es un camino que le permite el acceso a la
gnosis perdida, de la que hay que precisar que no es sólo un saber espiritual. El esoterismo
se apoya en presupuestos que la ciencia moderna no tiene ni es capaz de tener en cuenta.
Partiendo de premisas cósmicas no estudia al hombre exclusivamente como animal racional
o al cosmos como única realidad; profundiza el misterio de aquél y de la creación entera.
El propósito de todas las ciencias de la tradición, su meta final, es la de operar la
metamorfosis completa del hombre, su regeneración. Estas ciencias son aspectos y
aplicaciones del saber primordial cuando, como dice el Zohar, no existía ninguna
especificación que tuviera que ser designada porque el Todo no formaba más que Uno.
Tarea de las ciencias herméticas es la de guiar al ser humano, desorientado en este mundo
de lo que se manifiesta en forma variante, a la unidad consciente de todo lo que existe, a lo
que es, a la vez, eterna e infinitamente igual y vario. Como señala el mismo Zohar: "los
sabios son aquí abajo las columnas del palacio celeste; y es gracias a su inteligencia como
los profanos pueden entrever los esplendores de ese mundo".
En esta nueva colección pretendemos resucitar los textos clásicos del saber hermético;
restituir, debidamente traducidos y presentados, los libros esotéricos que han sido ocultados
y perseguidos sistemáticamente; poner a disposición de los lectores esta vía cifrada del
conocimiento para contribuir así al éxito de su búsqueda, que es también la nuestra.
Aunque por detrás de las diferentes manifestaciones históricas, culturales, metodológicas,
etcétera, las diversas disciplinas de las ciencias de la tradición enseñan esencialmente lo
mismo, centraremos esta colección en las más desconocidas y que, sin embargo, nos son
muy próximas culturalmente, lo que facilita su comprensión: el saber hermético occidental.
Trataremos de recorrer un camino ininterrumpido —sin seguir en el orden de aparición de
las publicaciones sucesión cronológica alguna— que abarque la mística y la cábala judías,
la tradición grecolatina, la árabe, los autores renacentistas, las diversas escuelas europeas
del siglo XVII y parte del XVIII, las tradiciones masónicas, algunos hermetistas
contemporáneos... En la medida de nuestras fuerzas la Biblioteca Esotérica intentará ofrecer
un cuadro lo más completo posible del hermetismo occidental.
EDITORIAL YUG
Givry, Grilot de - La Gran Obra 6
Introducción
La alquimia fue y sigue siendo un misterio, un saber incomprensible para los no iniciados.
Y sin embargo, cualquier interesado por el tema no puede poner en duda que se trata de un
saber.
En el terreno de la ciencia positiva, tanto los verdaderos alquimistas como los sopladores1
realizaron innumerables descubrimientos de gran importancia, aunque, en el caso de los
alquimistas, figuren al margen de sus trabajos fundamentales. Alberto Magno fue el
primero en preparar la potasa cáustica y en desentrañar la composición del cinabrio y el
minio. Basilio Valentín descubrió el antimonio y los ácidos clorhídrico y sulfúrico,
Paracelso el zinc, Brandt el fósforo... Se dice que "fueron" los padres de la química,
expediente cómodo para ponerlos fuera de juego en un pasado remoto en el que se les
permite existir porque no había ciencia; hoy día su existencia sería incompatible con los
modernos adelantos.
Pero resulta que también hoy siguen siendo "padres" de saberes positivos de los que la
ciencia no da razón. Armand Barbault, estudioso del arte que vive en esta segunda mitad
del siglo xx, consigue descubrir cuerpos no analizables con los medios actuales2. Según
confesión propia sus métodos han sido el Mutus Liber y la Tabla de Esmeralda3. Con tierra
y el célebre rocío de los alquimistas ha producido un licor medicinal parecido al "oro
potable" de Paracelso4 que cura enfermedades y que no puede ser reproducido por la
síntesis de la química actual. Los industriales de los laboratorios farmacéuticos hablan
sobre "un nuevo estado de la materia dotado de propiedades misteriosas". Barbault no
oculta sus métodos, que explica en detalle, diciendo cuáles son las materias primas
empleadas. Ha alcanzado, al parecer, lo que los maestros llaman el primer grado de
perfección5, y sigue trabajando para alcanzar el segundo.
El caso de Fulcanelli es también muy conocido. Jacques Bergier se entrevistó en 1937 con
un desconocido —Fulcanelli— que le explicó un procedimiento para desencadenar las
fuerzas atómicas6.
Menos sabido es el hecho de que este adepto contemporáneo conocía muy bien a los padres
de los estudios sobre la radactividad, Curie y María Sklodovska, y que ambos buscaban la
piedra filosofal, teniendo sus trabajos una clara orientación alquímica7.
1 Sopladores es el nombre despectivo dado a los falsos alquimistas Algunos eran pura y simplemente unos farsantes. Otros
pretendian obtener oro. Los más afortunados acabaron descubriendo alguna sal purgativa —como Glauber, cuya sal es
muy conocida en farmacia o algún procedimiento para fabricar porcelana o cerillas de azufre, son los antepasados de la
ciencia.
2Armand Barbault ha publicado unas memorias sobre sus experiencias con el título L'Or du milliéme matin, Editions Publications Pre
mieres. París, 1969.
3Dos obras clásicas de alquimia. Véase apéndices.
4 Véase la nota 62 del texto.
5 La preparación de la materia prima de la obra.
6 El relato puede encontrarse en Le matin des Magiciens, de J. Bergier y L. Pauwels, publicada en Plaza y Janes con el título de El
retorno de los brujos, en la colección Otros Mundos. Barcelona.
7 E. Canseliet. L'Álchimie expliquée sus ses textes clasiques, Jean Jacques Pauvert, 1972. Existe una traducción castellana en Luis
Cárcamo editor, Madrid, 1981.
Givry, Grilot de - La Gran Obra 7
Una prueba suplementaria puede ser suministrada al lector escéptico por el hecho de que la
comisión ALSOS, dependiente de los servicios de investigación norteamericanos y
encargada en 1945 de encontrar a todos los que en Europa habían tenido alguna relación
con la ciencia atómica, anduvo buscando a Fulcanelli. También es sabido que al acabar la
segunda guerra mundial entidades oficiales norteamericanas y rusas rastreaban y adquirían
en Europa todos los libros de alquimia que podían encontrar.
Así que los alquimistas no "fueron" los padres de la ciencia. Poseían un saber, algunas de
cuyas parcelas descubre la ciencia de hoy, quedando muchas otras fuera del alcance y
comprensión de esta ciencia positiva contemporánea. La lista de los saberes redescubiertos
sería
...