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Análisis ético-escolar De Romeo Y Julieta


Enviado por   •  20 de Julio de 2012  •  2.377 Palabras (10 Páginas)  •  1.349 Visitas

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INTERPRETACIÓN ÉTICA DE

ROMEO Y JULIETA DE

WILLIAM SHAKESPEARE

PROF. ERNESTO DE ICAZA VILLALPANDO

POR: LUIS GENARO BARRERA ACOSTA

INTRODUCCIÓN 2

¿CÓMO DOCENTES CONOCEMOS A LOS ALUMNOS? 2

¿CONOCER A LOS ALUMNOS NOS HACE TENER EMPATÍA Y ANTIPATÍA POR ELLOS? 4

A MANERA DE RESPUESTA 6

BIBLIOGRAFÍA 7

INTRODUCCIÓN

El trabajo habla sobre el problema de qué tanto, como docentes, conocemos a los alumnos y si este conocimiento influye en la empatía y antipatía hacia ellos.

La disertación se apoya en los diálogos con base en el texto de Romeo y Julieta, de William Shakespeare, que tienen Romeo, Mercucio y Benvolio, en la escena IV, a punto de entrar a la fiesta de los Capuleto,

¿CÓMO DOCENTES CONOCEMOS A LOS ALUMNOS?

De principio se contesta que sí, se apela a la edad, ya que se ha vivido esta etapa de adolescente. Pero con más cuidado, vemos que no es así. Como docentes hay una forma de ser diferente a como se es en la vida diaria, con amigos, con hermanos, con subordinados, con los superiores, con las amantes y con personas desconocidas.

También el docente tiene una situación de conocimiento de los alumnos bastante limitada. No está tanto tiempo con ellos, no es su par, no sabe de sus amigos, no sabe de cómo se sienten en clase, en la escuela y en su vida interna. ¿El alumno puede fingir? ¿Puede mentir de manera inconsciente o deliberada? Y si es así, ¿Cómo saberlo?

Veamos el siguiente diálogo, de la escena IV, justo antes de que Romeo, Benvolio y Mercucio, están por entrar a la fiesta de los Capuleto, a la que fueron invitados por un error muy bien aprovechado por ellos:

“ROMEO:

¿El amor delicado niño? Es crudo, es áspero, indómito en demasía; punza como la espina.

MERCUCIO:

Si con vos es crudo, sed crudo con él: devolvedle herida por herida y lo venceréis. –Dadme una careta para ocultar el rostro. (Enmascarándose.) ¡Sobre una máscara otra! ¿Qué me importa que la curiosa vista de cualquiera anote deformidades? Las pobladas cejas que hay aquí afrontarán el bochorno.

BENVOLIO

Vamos, llamemos y entremos y así que estemos dentro, que cada cual recurra a sus piernas.” (Shakespeare, 1872)

Romeo es un joven, tal vez no de edad, pero en su actuar es un joven. Le dice a Mercucio que Cupido es el amor duro, áspero y punza, con su flecha, como una espina. La referencia a la mentira está aquí. Un niño, Cupido, que puede causar mal. De principio a los niños se les cree inocentes, pero Romeo pone esto en duda, sabe que se puede ser diferente a lo que se espera de una persona y ser diferente a lo que se aparenta. Mercucio le contesta; “si con vos es crudo, sed crudo con él, devolvedle herida por herida y le venceréis. -Dadme una careta para ocultar el rostro. (Enmascarándose.) [¡Sobre una máscara otra! ¿Qué me importa] que la curiosa vista de cualquiera anote deformidades? Las pobladas cejas que hay aquí afrontarán el bochorno.” (Shakespeare, 1872) Vemos que otro joven, en este caso Mercucio, no duda de que un niño, Cupido sea diferente a lo que aparenta. Es revelador cuando dice que sobre una máscara otra, entonces puede haber muchas máscaras encima. Esto es importante. El docente vería una máscara de sus alumnos, pero no otra forma de ser distinta del alumno, sino, como hojas de cebolla, una encima de otra. Que no se acumulan, sino que se pueden quitar y poner. Pero hay un rasgo distintivo, y Mercucio lo sabe, que no cambia algo que delate una forma de ser original, esto lo vemos cuando dice: “¿…que la curiosa vista de cualquiera anote deformidades? Las pobladas cejas que hay aquí afrontarán el bochorno”. Para ver en el fondo de las máscaras, se requiere de una vista curiosa. Se supone que la vista del docente es curiosa, ya que debe ser una cualidad del docente. Esto nos lleva a un dilema ¿Es curioso el docente? Ese es el problema. Cuando un docente no renueva su práctica, se cae en la pereza intelectual, no ve que sus alumnos van cambiando. Al perder la curiosidad, no verá el rasgo fundamental del alumno que se esconde en una máscara, no importa que el alumno lo haga de manera deliberada, como lo hace Mercucio, basta una mirada curiosa para desenmascararlo. El otro problema es ¿Usa el docente máscara? Mercucio es un joven, y sabe que los niños, en este caso Cupido, no son lo que parecen. El docente dejó de ser niño y joven, probablemente usó máscaras, pero no sabemos si tiene una de docente, la máscara del profesor. Que a punto de entrar al salón de clase, como Romeo y sus amigos en la fiesta, se ponga la suya y entre a ver quién lo descubre.

Existe la posibilidad de que el alumno entre con una máscara a clase y el docente con la suya. Aquel que tenga la mirada curiosa descubrirá al otro. En cambio, si el docente no entra con máscara a clase, el alumno no tiene algo que buscar, o lo que busca lo encuentra rápido. Entonces su curiosidad se dirige a lo que expone el profesor y no pierde tiempo en saber la forma de ser del profesor porque éste no tiene máscara. El efecto puede ser incómodo para el alumno, que asiste a una fiesta de máscaras, sin máscara. Cabe la posibilidad de que no la use, de que la deje por inservible. Entonces, solo entonces, el docente puede conocer al alumno. Pero es una condición que probablemente el docente no sea consciente de ella. Si entra al salón con la máscara del profesor, la clase sí sería una fiesta de disfraces. ¿Por qué digo que es probable que el docente no sea consciente? Porque así como los niños tienen otra forma de ser de lo que aparentan, los jóvenes igual, el adulto no escapa de ello. Seguramente ha vivido con esa máscara por mucho tiempo. Tanto que engaña y se engaña. Además, el sistema educativo promueve la curiosidad del alumno y no del maestro. Es más, el alumno descubre algún resultado de una fórmula, o logra identificar a un vertebrado de un invertebrado, pero no a su profesor. Para ello está la vida fuera del salón de clase, ahí, con sus pares, hace las comparaciones de la forma de ser de su maestro con otros maestros

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