Apolo Y Dafne

Para dar una sintesis argumental del mito de ''Apolo y Dafne'' puedo decir que al comenzar el texto vemos como Febo, quien queda luego atrapado por la belleza de Dafne, ve a Cúpido jugando con la cuerda del arco, tirando de ella, doblando las puntas de este; entonces Febo desata la ira del desenfrenado niño diciendole que deje de jugar con esas armas, y que no intente igualar sus victorias. Así, es como, Cúpido totalmente enojado con él, toma dos flechas, una que ahuyenta al amor y otra que hace que éste nazca; la primera la utiliza para Dafne, y la segunda, para Febo. Él, queda perdidamente enamorado de la gran belleza de la ninfa, la persigue y se alimenta con la espera de un amor imposible; pero Dafne, huye de él, ya que ella quería la eterna libertad, no deseaba ni el amor ni el matrimonio.

Febo persigue a la desesperada doncella por el bosque, pero ella se agota mucho más rápido y la fatiga la vence, pero al llegar a las aguas de Peneo, el padre de la ninfa, cuando el dios se encontraba justo detrás de Dafne, ella le suplica a su padre que la auxilie, y que la transforme para poder perder su figura. En este momento se produce la metamorfosis, de Dafne, en un laurel; en este momento, Febo sentía que su corazón seguía latiendo y besaba el tronco del árbol, pero este se rehusaba a los besos, entonces el dios dijo que si no podía tenerla en su figura humana, entonces tendría al laurel, que sería guardián de las victorias de Augusto. En ese momento, la copa del árbol, se movió como si fuese una cabeza.

Los personajes presentes en el mito son:

Febo, quien se enamora de Dafne, es engreido por el hecho de haber asesinado a la Pitón y cree que nadie más puede lograr una mayor victoria, entonces hiere los sentimientos de Cúpido y desata su ira. También, bajo el efecto de la flecha, se muestra persistente y no deja que nada lo detenga a costa de conseguir el amor de Dafne.

Dafne, quien era una hermosa ninfa, hija de Peneo, la cual era muy deseada por muchos hombres, se encuentra tocada por la flecha que ahuyenta el amor y huye constantemente de Febo. En el momento de la metamorfosis, se describe como sus pies pasan a ser raices que se aferran a la tierra, su rostro, la copa del laurel y sus cabellos se alargan, aún más, y se transforman en follaje. La ninfa deseaba la libertad, no quería ni amor, ni matrimonio, ni antorchas conyugales; siempre le suplicaba a su padre que la desligue de la necesidad de conseguir un esposo y que la deje ser virgen para siempre, pero su padre le decía que su inmesa hermosura se oponía a su deseo.

Peneo, padre de la ninfa Dafne, quien al comenzar el mito, se opone a que su hija sea libre de matrimonio para siempre, luego cede a sus súplicas y la transforma en un laurel para que ella pueda ser libre como siempre deseó. Al comienzo, Peneo se muestra rígido y decidido a que la hermosa doncella sea correspondida por un hombre, pero luego, cumple los deseos y súplicas de su hija.

Por último, Cúpido quien se muestra afectado por la palabras de Febo, como típico niño herido y caprichoso, lanza su flecha al dios para que su amor por Dafne florezca y el de ella, se ahuyente, creando así la infelicidad y la imposibilidad de este amor.

Si hacemos referencia a la continuidad narrativa del texto, podemos observar que el hecho de que Dafne se transforme en laurel es producto del orgullo de Febo. En el mito anterior, ''La Serpiente Pitón y Apolo'' se muestra como Febo asesina a la Pitón, salvando a la población de su veneno mortal y para conmemorar esta gran victoria, se realizarían unos juegos sagrados llamados Pitios, en denominación de la Pitón que había asesinado. Si Febo no hubiera herido a Cúpido diciendole que sus victorias no serían nunca igualables a las de él, entonces el niño nunca hubiera lanzado las flechas y Dafne nunca hubiera suplicado el cambiar su forma humana para huir de este hombre que la perseguía por el bosque.

El narrador de este mito es Ovidio, y sería una tercera persona, pero también, podría tomarse como un testigo, que ve como todos los hechos suceden, por la forma en la que se cuentan los episodios. Por ejemplo, el momento en el que Febo ve a Cúpido jugando con el arco y la flecha, detalla como si estuviera viendo al niño doblar las puntas del arco y tirar de la cuerda. También lo notamos, cuando narra la metamorfosis de Dafne, diciendo

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