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Aun Te Siento


Enviado por   •  19 de Octubre de 2014  •  1.654 Palabras (7 Páginas)  •  141 Visitas

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Aun te siento

Aun siento el frio en mi piel, tus manos calientes tocando mis manos pálidas por el frio, tus palabras retumbando por mis oídos, perdiéndose en el espacio, diciendo cosas que yo no entendía que yo no comprendía, yo solo quería que me hicieras tuya ese mismo día, pero solo de tu hermosa boca salió la más convencional y ordinaria proposición de ir por un suéter y con suerte acepte a regañadientes, yo no quería un suerte, ¡joder! Yo quería que me calentaras de una forma diferente apasionada e intensamente, pero sin más remedio te seguí resignada a quedarme con el olor de tu suerte, solo con eso me bastaba para ser eternamente feliz.

Aun siento tu mano jalando de la mía, guiándome al asesor, aun siento ese silencio que había entre los dos, pero ese silencio no era un silencio normal o incomodo o tradicional, ese silencio no era un silencio callado, ese silencio era escandaloso, tormentoso, único , en ese momento me di cuenta que no nos comunicábamos por palabras si no que nos comunicábamos por miradas, por los ojos transmitíamos la pasión que había entre los dos, esa pasión aplazada y callada por la distancia, y ahora ahí en ese ascensor teniéndote a escasos metros de mi la sentía, la sentía retumbar por mi cuerpo, descontrolándome, mojándome, empapándome, entonces entendí en cuanto te vi que tu sentías lo mismo dentro de ti, que te estabas desbordando, que querías amarme justo ahí , que no íbamos por un suéter que íbamos a amarnos intensamente.

Aun siento la pared de tu cuarto en mis manos, y mi nerviosismo al no querer entrar por completo a tu santuario a tu cuarto a esa habitación donde solo se respiraba deseo, lujuria, pasión, pecado celestial impulsado por la carnalidad de nuestros adentros, ese deseo que despedían nuestros cuerpos que nos confesaban humanos, mortales pecadores, caídos en lujuria, que desbordaban de pasión...

Aun siento tus labios calientes sobre mis labios fríos y secos por falta de uso, por falta de amor, por falta de ti, aunque ese beso fue un beso inesperado, yo lo estuve esperando desde el momento en el que te conocí, desde que te vi, quería probarte así como lo estaba haciendo ahí, aun siento tu pecho contra el mío, mi espalda contra la pared y el silencio después de ese beso que los dos lo deseábamos desde ya hace tiempo cuando no nos amábamos en secreto y en silencio, cuando no había que esconder nuestros sentimientos, cuando yo te decía te quiero y tú me respondías te deseo, de eso ya hace tiempo.

Aun siento tu corazón y tu respiración que eran lo único que interrumpían ese silencio donde solo hablaba el deseo y los ahora los recuerdos, tu corazón se iba acelerando conforme pasaba el tiempo, las caricias, los gemidos y los besos, por fin te decidiste a preguntar que si te dejaría estar dentro de mí, hacerme tuya como los dos ya lo habíamos deseado, como ya estábamos destinados, con ya el pecado había planeado para hacernos caer en el placer, y yo no pude decir otra cosa que no fuera si, si quería sentirte dentro de mí, si quería que me hicieras de ti, si quería que me amaras ahí mismo, ese día, justo ahí.

Aun siento tus manos calientes tocando mi piel fría, tu necesidad de deshacerte de mi ropa, empezando por mi playera y seguido por mi sostén que mandaste a tus pies, aun siento tus ojos contemplando mi pecho desnudo, tus ojos clavados hipnotizados por mi piel desnuda jamás explorada por algún hombre, tus manos pasando por mi espalda bajando por mi caderas, trazando por tus dedos caminos en lo inexplorado, tus labios en mi boca bajando beso a beso hasta mi cuello terminando mi pecho expuesto e indefenso tuyo en ese momento, tuyo y solo de ti, aun siento tus labios en mis senos, tus dientes traviesos, tu aliento caliente contra mi piel y tu boca chupando y succionando, haciendo lo que tanto habían deseado, aun siento mis manos jugando con tu cabello mientras tu jugabas con mi senos, y me empujabas con ardo y desesperación a tu cama para asegurarte hacerme tuya de una vez .

Aun siento el peso de tu cuerpo sobre el mío, tus besos apasionados, tu lengua lujuriosa jugando con la mía, tus manos bailarinas bajando y subiendo haciendo travesuritas, suicidas y bonitas, aun siento tu cama, tus sabanas en mi espalda y tu traviesa boca bajando y subiendo haciendo de mi cuerpo tu obra de arte tu monumento, yo la piedra virgen e inexperta y tú el hábil escultor, tus manos pillas desabrochando el botón de mi pantalón, tus besos cálidos en mi abdomen y tus dedos celestiales en mis adentros, tu boca bajando más y más, tu agitada respiración provocándome excitación, hasta que por fin diste ese beso que me descontrolo por dentro

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