Barroco

Barroco, es un estilo artístico que fue creado en Italia a principios del siglo XVII, y se extendió hacia la mayor parte de Europa, finalizando hasta los principios del siglo XVIII, este movimiento se caracterizó en el exceso de ornamentación, el sentido del movimiento, la utilización de contrastes y sombras, plasmados en cuadros, esculturas y obras arquitectónicas.

En la Edad Media, la Iglesia monopolizó durante mucho tiempo la concepción de arte, sin embargo, surgió el Renacimiento como un movimiento revolucionario que cambió el rumbo de las Bellas Artes, por lo que el poder papal reaccionó en contra del nuevo concepto, de igual forma trató de seguir resguardando la definición de música bajo su tutela. Posteriormente, apareció el Barroco para desligar el arte de la religión, al mismo tiempo, la separación de la música y el clero.

Los más importantes representantes del barroco son: Antonio Vivaldi, con su obra Las cuatro estaciones; Henry Purcell, con su creación Dido y Eneas; Johann Sebastian Bach, con su obra Misa en si menor; Georg Philipp Telemann, con Música para la mesa; por último, Georg Friedrich Händel, con su ejemplar El Mesías. Cada uno de ellos cambió la música para siempre y se inmortalizaron en cada una de sus obras más destacadas. Sólo basta con escuchar una fracción de alguna melodía de los compositores mencionados para recordarlos y así su legado siga viviendo en nosotros.

Las aportaciones que el barroco otorgó se expresaron en dos estilos, vocales e instrumentales. En las formas vocales se manifiestan: la ópera, actuación teatral armonizada con la música; el oratorio, cantos revelados por solistas, coros y orquestas; la cantata, una composición musical para una o varias voces; finalmente, la pasión, que es la musicalización referida a la pasión y muerte de Cristo. Asimismo, en el modo instrumental se deriva la fuga, armonía musical de voces y líneas instrumentales; la suite, unión en una sola obra de varias danzas de distinto carácter y ritmo; la sonata, obra formada para uno o dos instrumentos y estructurada en tres o cuatro tiempos; el preludio, una pieza musical breve que puede servir como introducción a la fuga y la sonata; por último, el concertó grosso, un conjunto musical de cuatro a seis movimientos, tocado entre un grupo de solistas y una orquesta completa.

La música barroca dejó una gran huella, dado que en esta época los instrumentos musicales se fusionaron con otros estilos, como la danza y el canto. La orquestación, delimitada como la transcripción y adaptación de música para cada uno de los instrumentos de una orquesta, creció en complejidad y belleza; mientras que el arte de contrapunto, conocido como la relación entre dos o más voces independientes con la finalidad de un equilibrio armónico, alcanzó su máxima expresión con Bach. Cabe mencionar que el bajo continuo, comprendido como un método para marcar el ritmo de los instrumentos musicales; y la armonía tonal, interpretada como la utilización de recursos armónicos, surgen en este periodo, además de que en este lapso fue el auge de la ópera al popularizarse en toda Europa como música teatral. Finalmente, la música instrumental fue la mayor esencia del barroco.

Hablar de barroco es hablar de Johann Sebastian Bach, un compositor alemán que fue clave para el desarrollo de la música instrumental, pues su reputación como organista y clavecinista era legendaria y envidiable, logrando así, que su fama se conociera en toda Europa.

Sus obras más importantes están entre las más destacadas y trascendentales de la música clásica y universal. Entre ellas cabe mencionar la Tocata y fuga en re menor, los Conciertos de Brandeburgo, el Clave bien temperado, la Misa en si menor, La Pasión según San Mateo, las Variaciones Goldberg, El arte de la fuga, y La ofrenda musical.

Conocido en castellano como Clave bien

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