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Bioseguridad

lulucita25201320 de Marzo de 2013

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BIOSEGURIDAD

INTRODUCCIÓN:

El concepto de bioseguridad se estableció con el propósito de reducir el riesgo de

transmisión de microorganismos de fuentes reconocidas, o no de infección, en servicios de salud

vinculados a accidentes por exposición a sangre y fluidos corporales. Sin embargo otros autores

ampliaron el concepto, y lo definieron como un sistema de conocimientos, actitudes y prácticas

que promueven la prevención de accidentes laborales en el campo de laboratorio y práctica

médica, o bien como una doctrina del comportamiento que compromete a todas las personas del

ambiente asistencial con el fin de diseñar estrategias que disminuyan los riesgos(1,2,3)

.

En el campo de la cirugía deben considerarse diferentes riesgos a los que se expone el

profesional durante una intervención quirúrgica y en el desempeño de su labor, pues si bien

algunas décadas atrás una pequeña herida ocasionada por un bisturí , o un pinchazo de aguja, no

producían mayor complicación que el dolor leve del momento, en la actualidad el aparecimiento

de enfermedades como el SIDA y el aumento en la incidencia de hepatitis B y C han hecho

necesaria la implementación de medidas universales de prevención, que deben practicarse en

forma general y permanente, ya que el profesional deberá considerar siempre la presencia de

contaminación en cualquier material biológico que manipule. No se debe olvidar que la

protección se orienta también al contacto con otros microorganismos, la exposición a gases u

otros materiales volátiles utilizados principalmente en anestesia, o bien al manejo del material o

instalaciones quirúrgicas(4)

.

Por lo antes expuesto, el personal de salud, quirúrgico y clínico, así como los servicios de

apoyo de un hospital, deben conocer y comprometerse al cumplimiento de medidas básicas de

bioseguridad que les permitan desenvolverse en un ambiente seguro.

CONCEPTOS EPIDEMIOLOGICOS:

1. Enfoque de Riesgos para el personal:

En varios países del mundo se han facilitado estadísticas que demuestran la prevalencia de

accidentes y enfermedades profesionales, siendo el riesgo más importante la exposición del

trabajador salubrista a patógenos presentes en la sangre del paciente o usuario, ya que se han

reportado casos que evidencian contactos con al menos 20 microorganismos distintos. Pero

son los virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH), Hepatitis B (VHB) y Hepatitis C (VHC)

los que más importancia epidemiológica muestran por su alta capacidad infectiva al ser

transmitidos mediante la salpicadura de sangre u otros fluidos que afectan superficies

mucosas, o bien los pinchazos con agujas y heridas con bisturí al realizar procedimientos

invasivos. No deben desestimarse otros gérmenes presentes en la sangre u otros fluidos

biológicos como el Treponema Pallidum (Sífilis), Plasmodium (Malaria), Borrelia, Ricketsia,

virus hemorrágicos como el Ebola, virus de la Rubéola, Tripanosoma cruzy y Toxoplasma

góndii(5)

.

Las tasas porcentuales que describen el riesgo de contacto entre el trabajador de salud y

fluidos corporales durante procedimientos invasivos varían entre 1 y 10% según distintos

estudios realizados (5,6,7). En un trabajo desarrollado en el Hospital General de San Francisco

se describió que el riesgo de exposición en procedimientos quirúrgicos se incrementaba

cuando éstos se extendían por más de tres horas, o bien la hemorragia sobrepasaba los 300ml.

O cuando la cirugía que se realizaba era de índole vascular o ginecológica, a la vez, exponían

que el conocimiento previo de que un paciente fuera VIH positivo no incrementaba ni

disminuía el riesgo de exposición(8). En Guatemala, un estudio realizado en el Hospital

Roosevelt y Hospital General San Juan de Dios en el año de 1993 mostró que más de la mitad

del personal del departamento de cirugía encuestado había padecido contactos directos con

fluidos biológicos. Otro dato importante era que el total de las lesiones de todos los

departamentos estudiados habían ocurrido en horario nocturno, el entrevistado reportó en ese

momento un estado de cansancio, no haber utilizado guantes y faltaba el equipo requerido

para desarrollar su actividad. Los objetos causantes de las lesiones, en orden de importancia

fueron, agujas hipodérmicas, agujas de sutura y bisturí. En cuanto a las actividades que se realizaban previamente al accidente se reportaron realización de suturas, caterización venosa

y retapamiento de agujas. En dicho trabajo se estimó frecuencia anual de l69.7 lesiones

accidentales por cada 100 encuestados(9)

.

Se ha determinado que en el ámbito hospitalario la tasa de accidentes es el doble del

promedio encontrado en otras instituciones, ya que además de las enfermedades transmisibles

deben valorarse riesgos como gases, polvos y niveles de radiación en el ambiente, por lo que

la asistencia sanitaria debe ser óptima en este nivel. Se menciona que entre 65% y el 70% de

accidentes por exposición a sangre y fluidos corporales afectan al personal de enfermería(7)

.

En este sentido, la exposición del profesional a riesgos puede clasificarse en cuatro

categorías (Cuadro No. 1), de las cuales dependerá el manejo posterior que se le brinde al

paciente.

Las enfermedades infecciosas constituyen uno de los principales riesgos para el personal

que labora en cirugía, tanto por la alta posibilidad que un paciente enfermo infecte al

profesional, como por el descuido en medidas de seguridad durante la atención del mismo(2,4)

.

Entre ellas tenemos:

Tuberculosis: (TB) En la actualidad se siguen presentando casos esporádicos de TB en

personal de salud que se ha visto expuesto a pacientes infectados, mostrando pruebas de

tuberculina ampliamente positivas con radiografías de tórax anormales. Se ha determinado

que en médicos estadounidenses la incidencia de pruebas de tuberculina positivas es por lo

menos el doble de la prevista, inclusive en algunos casos la reacción es seis veces superior a

la de personal no expuesto. De tal forma que se recomienda brindar un control adecuado del

personal que incluya exámenes médicos de detección permanente, radiografía de tórax y un

control del estado de inmunidad mediante pruebas de tuberculina(10,11)

.

Hepatitis: Paradójicamente la hepatitis es una de las enfermedades más comunes que

constituyen un riesgo para el cirujano y personal quirúrgico, aun cuando existen vacunas con

comprobada eficiencia (90 a 95%) para prevenirla en el caso de la Hepatitis A y B. Pero esto

es debido al desinterés del personal en inmunizarse, claro ejemplo es el estudio realizado en

Guatemala en hospitales nacionales, de 555 personas encuestadas, el 12.4% refirió estar

vacunado contra hepatitis B, en contraposición con 87.4% restante. En el caso de la hepatitis

C, no existe vacuna con eficacia comprobada, y esta se encuentra aún en fase de

investigación(5,9)

. 4

No obstante, este virus, principalmente el de tipo B, sigue constituyendo un riesgo grave para

la salud del profesional, principalmente por su alta capacidad infectiva, puesto que solo es

necesario un mililitro de sangre de un enfermo crónico, diluido 100 millones de veces para

conservar todavía su poder infeccioso, por lo que se calcula que un pinchazo accidental con

una aguja utilizada en un paciente trae como consecuencia entre 17% y 30% de posibilidades

de quedar infectado dependiente si el paciente fuera HBeAg (+) o HbeAg (-) (5,12). Se han

reportado brotes graves en el Reino Unido, Bulgaria y Dinamarca por contacto profesional

con este virus(13). Se ha definido que existe cierta proporcionalidad entre el nivel de antígeno

superficial de hepatitis B (HbsAG) en el suero y el poder infeccioso del huésped. Debe

considerarse que el potencial infectivo de este virus puede conservarse en otros fluidos

corporales distintos a la sangre, ya que se ha vinculado la transmisión profesional de esta

enfermedad por entrar en contacto con saliva, sudor o lágrimas, lo que antes no se había

considerado (14,15,16)

.

En el caso de la Hepatitis C, el riesgo de adquirirla es ampliamente menor con relación a la B,

principalmente porque la vía de transmisión clásica de este tipo de virus es la transfusión

sanguínea y son pocos los casos que han reportado otra vía, de hecho, el riesgo de

transmisión de HCV por accidente es del 4 – 10%, dependiendo si el seguimiento del

personal se realiza con medición de anticuerpos (ELISA) o por detección del virus circulante

a través de reacción en cadena de polimerasa (PCR). Pero el problema radica en que el 50%

de los casos evolucionan a la cronicidad por lo que pueden transformarse en cirrosis o

hepatocarcinoma, y esto obliga a preocuparse por prevenir los contactos aún cuando no

existen medidas establecidas para su manejo (5,17,18,19)

.

Síndrome de Inmunodeficiencia Humana: Desde la descripción

...

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