CAMINAR DERECHO EN LA ADM PUBLICA

En la administración pública: tan difícil es caminar derecho

Según revela las estadísticas, la mitad de la población que habita en el Perú tiene la certeza que no posible en pensar en una administración pública sin corrupción, esa afirmación conlleva a hacerse la siguiente pregunta ¿es posible encontrar algún peruano que crea que existe algún empleado del estado honesto, que con su eficiencia y eficacia contribuya al fortalecimiento de las instituciones del estado y así llegar a tener una sociedad justa e igualitaria?.

Pero como comenzó a desacreditarse la labor de los servidores públicos, en qué momento se rompió la confianza de los ciudadanos para llegar a este estado de irrespeto; pues esa será la labor de este breve ensayo, motivo por el cual, empezaremos por hacer una revisión del primer servidor del estado, quien debe dar el ejemplo y brindar confianza al pueblo, aquel a quien llamamos Presidente de la República, quien con su calidad moral y capacidad política conduce las políticas del estado.

La Constitución de 1993 dedica el Capítulo IV «Poder Ejecutivo» de su Título IV De la estructura del Estado, exclusivamente al Presidente de la República, regulando en él lo referente a su jerarquía en el Estado, requisitos de elegibilidad, sistema de elección, duración del mandato, los supuestos de vacancia y suspensión, sus atribuciones y obligaciones.

En ese sentido, el actual presidente para ser elegido, ha debido cumplir con lo estipulado en la Constitución; entonces, porque si cumpliendo los ordenamientos establecidos, existe la disconformidad y malestar en la población?. La respuesta no la encontraremos en los Libros de derecho, ni mucho menos en las Sentencias del Tribunal Constitucional, más bien en determinar cómo convenció a las mayorías de que era el indicado.

Si bien es cierto, no es un estudio con investigación ni muestreos, se puede tener la deducción que el pueblo últimamente no elige al mejor candidato, sino quizás al menos peor, llegando incluso a preferir a los “gobernantes que roben, pero que hagan obras”; entonces se puede inferir que los peruanos no reprueban la corrupción sino que es permitida siempre y cuando favorezca también a la ciudad o país.

En ese orden de ideas, el actual presidente cuando era candidato, usó una nueva concepción de “inclusión social”, el mismo que sumado a métodos populistas, como por ejemplo cuando prometió que el gas tendría un precio accesible de S/12.00 soles; muchos ciudadanos vieron al nuevo mesías, aquel que dejaba de lado al político clásico, por aquel que si escucharía sus reclamos y cumpliría aquellas promesas incumplidas de sus antecesores; pero el tiempo, un sabio aliado de la verdad, reveló que éste no fue más que un nuevo cliché.

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