CAMINO A UNA MEDICINA MAS HUMANA

No es un tema nuevo la humanización de los servicios de salud, cada día cobra más importancia y es un desafío para la sociedad en general crear estrategias para prestar un servicio armónico o integral que beneficie a la persona humana tanto a los que trabajan en las instituciones, como a los que acuden a estas en busca de solución o satisfacción de una necesidad.

La historia de la antigüedad ha recogido increíbles comportamientos enclavados en la actividad de los milenarios curadores, que son típicos actos deshumanizados de refinada crueldad, casi siempre ajenos a la voluntad del curador. Por mencionar algunos de estos actos inhumanos: en Irán la supresión del agua de beber a la mujer que abortaba, y en esta misma cultura el dejar tirados y abandonados en el desierto, vivos y conscientes, sin alteración, solos y desamparados a los enfermos de tifoidea para evitar su propagación; en Mesopotamia la inexorable prohibición de atender y prestar cualquier tipo de servicio medico a quienes el sacerdote había sentenciado que tenia que morir por designios del dios ofendido que les había enviado a enfermedad, sentencia esta que paradójicamente el médico debía cumplir porque al tiempo el médico era también sacerdote y mal no podía oponerse al designio de su dios. Son claros ejemplos de medicina deshumanizada institucionalmente .

Este proceso de deshumanización es multifactorial no es responsabilidad de uno solo actor, probablemente en la lucha por el poder se va perdiendo el significado del humanizar o de servicios humanizados. Problemáticas que se hacen visibles al interior de las instituciones que prestan los servicios de salud serán descritas de forma breve para identificar algunos factores que hacen más evidente el problema que se ha hecho más notorio en el último tiempo: El paciente vive situaciones que le dan la impresión de no ser considerado como persona ya que la acogida es fría, impersonal, la falta de una información y atención oportuna; otro punto importante es la relación entre jefes y personal estas se torna deficientes y eso hace difícil la colaboración, el aprecio por el trabajo desempeñado, el trabajo en equipo; la mala administración, la falta de continuidad en las políticas de salud, una planeación que no corresponde a las necesidades reales, los deficientes recursos económicos y el manejo de los mismos constituyen una problemática de tal magnitu que hacen de las instituciones de salud “un enfermo grave”, tan grave que no esta en condiciones de prestar un servicio de salud adecuado y mucho menos un servicio integral.

Debido a la complejidad, dinamismo y sobrecarga a los que están expuestos algunos servicios de salud, no siempre es posible garantizar la estabilidad de la atención y el seguimiento del paciente por el mismo profesional.

A menudo el individuo enfermo se relaciona no con un médico en particular, sino con un equipo más o menos extenso

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