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COMO CONDUCIRSE EN LOS DIFERENTES LUGARES

RADEL10 de Enero de 2013

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COMO CONDUCIRSE EN LOS DIFERENTES LUGARES

El baño

Las necesidades corporales son naturales y necesarias. Por lo cuales no se hacen en lugares públicos.

En el baño se manifiesta también, la educación que posees.

Antes de hacer uso de el asegúrate que no hay nadie adentro. No seas impaciente si hay otra persona dentro.

La taza del inodoro es para sentarse, por lo que no se debe encaramar.

Los papeles del baño no son lanzados al inodoro, pues ese no es el lugar donde van, sino al sesto del baño.

No se debe hacer del baño un lugar de esparcimiento y lectura porque no es de tu uso exclusivo. Demora sólo el tiempo necesario.

El escribir y rayar las paredes es de señal de bajísima cultura y moralidad.

No se debe silbar dentro de un baño.

El baño es le lugar donde se limpian también la nariz, se escupe y donde se hace el aseo general.

Para una buena salud, debe reinar la higiene en el baño.

El aseo personal

El aseo nos proporciona salud.

El baño es necesario porque significa aseo general del cuerpo.

Debemos bañarnos cantas veces sea necesario.

La cabeza por igual debe lavarse por lo menos 2 veces a la semana.

Cepillado de los dientes

Cepillado de diente para evitar la caries.

1- Las caries son focos permanentes de infección y producen elementos putrefactos que mezclados con saliva y los alimentos pasan al estómago, a los intestinos y a la sangre provocando enfermedades.

2- Se pierden piezas dentales por efectos de caries.

3- Por lo cual afea el rostro y se hace deficiente las masticación de los alimentos.

Visitar al odontólogo 2 veces al año.

Uso diario del cepillo dental e hilo dental.

Aseo de las habitaciones

1- Mantener abiertas las puertas y ventanas para lograr buena ventilación y entrada del sol.

2- Limpiar diario los muebles y pisos.

3- Ordenar nuestras propias camas y closet.

Uso del pañuelo

1- Usar una sola cara del pañuelo, una cara debe estar limpia.

2- Usar otro pañuelo para limpiar la cara y el sudor.

3- La parte sucia del pañuelo debe quedar dentro.

4- No se escupe en pañuelo.

5- Si por casualidad tienes que sovarte en presencia de otras personas aléjate un poco o vuélvete un poco.

Aseo de nuestra persona

No emplear los dedos para limpiarnos los ojos, los oídos, los diente y la nariz.

No escupir en el suelo.

Es un acto de mala educación, llevar la mano a la boca cuando uno tiene que toser, estornudar y eructar. En semejantes casos si no podemos evitarlo, debemos usar el pañuelo.

Es peligrosa y de mala costumbre humedecerse los dedos en la boca para volver las hojas de los libros. Pues no expone al contagio de cualquier enfermedad.

El aseo de nuestros vestidos

Nuestros vestidos deben siempre aseados, cuando estemos en la calle, en la escuela, de visita y dentro de nuestra casa.

Debemos cuidar de nuestra ropa nunca esté sucia, rajada, ni rota.

Aunque seamos de modesta condición económica debemos cambiar la ropa interior con la mayor frecuencia.

El calzado debe estar siempre limpio y con lustre.

Cambiarnos las medias todos los días.

Manual de Buenas Costumbres y Modales. Urbanidad y Buenas Maneras.

1. Conduzcámonos en la calle con gran circunspección y decoro, y tributemos las debidas atenciones a las personas que en ella encontremos; sacrificando, cada vez que sea necesario, nuestra comodidad a la de los demás, conforme a las reglas que aquí se establecen.

2. Nuestro paso no debe ser ordinariamente ni muy lento ni muy precipitado; pero es lícito a los hombres de negocios acelerarlo un poco en las horas de trabajo.

3. Los movimientos del cuerpo deben ser naturales y propios de la edad, del sexo y de las demás circunstancias de cada persona. Gravedad en el anciano, en el sacerdote, en el magistrado; suavidad y decoro en la señora; modestia y gentileza en la señorita; moderación y gallardía en el joven; afectación en nadie.

4. Los brazos ni deben caer de su propio peso de modo que giren libremente, ni contraerse hasta el punto de que vayan como adheridos al cuerpo, sino que deben gobernarse lo suficiente para que lleven un movimiento suave y elegante.

5. No está admitido llevar las manos ocultas en la parte del vestido que cubre el pecho, ni en las faltriqueras del pantalón. Las manos deben ir siempre a la vista y en su disposición natural, sin recoger los dedos ni extenderlos.

6. Nuestras pisadas deben ser suaves, y nuestros pasos proporcionados a nuestra estatura. Sólo las personas ordinarias asientan fuertemente los pies en el suelo, y forman grandes trancos para caminar. Respecto del paso demasiado corto, ésta es una ridícula afectación, tan sólo propia de personas poco juiciosas.

7. No fijemos detenidamente la vista en las personas que encontremos, ni en las que se hallen en sus ventanas, ni volvamos la cara para mirar a las que ya han pasado; costumbres todas ellas impropias de gente bien educada.

8. No nos acerquemos nunca a las ventanas de una casa con el objeto de dirigir nuestras miradas hacia adentro. Este es un acto descortés y grosero, y al mismo tiempo un ataque a la libertad inviolable de que cada cual debe gozar en el hogar doméstico.

9. Una persona de educación, no se detiene delante de las ventanas de una casa donde se celebra un festín.

10. Cuidemos de no hablar nunca tan recio que los demás puedan percibir distintamente lo que conversamos.

11. Siempre es un acto descortés y tan solo propio de gentes vulgares el fumar por la calle; pero no podría expresarse nunca debidamente la enormidad de la falta que comete el que los hace cuando va con señoras. Sin embargo, las costumbres han cambiado tanto a este respecto que ya no es raro ver caballeros, o al menos quienes lo parecen, que acompañan señoras por la calle y van fumando muy quitados de la pena. La costumbre de fumar en la calle, por otra parte, ya está tan generalizada y aceptada, que hasta los vehículos públicos tienen destinados lugares especiales para los fumadores. Por nuestra parte, recomendaríamos a nuestros lectores se abstuvieran por completo de fumar en público, y menos, como prohibe el autor, cuando el hombre va acompañado de señoras.

12. De ninguna manera llamemos a una persona que veamos en la calle, especialmente si por algún respecto es superior a nosotros.

13. No está admitido detener a una persona en la calle sino en el caso de una grave urgencia, y por muy breves instantes. En general el inferior no debe nunca detener al superior.

14. Jamás detengamos a aquel que va acompañado de señoras, o de cualquiera otra persona de respeto.

15. Podemos sin embargo detener a un amigo de circunstancias análogas a las nuestras, aunque no tengamos para ello un objeto importante; pero guardémonos de hacerlo respecto de aquellos que sabemos viven rodeados de ocupaciones, y de los que por el paso que llevan, debemos suponer que andan en asuntos urgentes.

16. Por regla general jamás debemos detener a los hombres de negocios en las horas de trabajo, sino con el objeto de hablarles de asuntos para ellos importantes o de recíproca conveniencia, y esto en los casos en que no nos sea posible solicitarlos en sus establecimientos.

17. Una vez detenidas dos personas en la calle, toca a la más caracterizada de ellas adelantar la despedida; más si se han detenido tres, no hay inconveniente para que se separe primero la menos caracterizada.

18. Jamás pasemos por entre dos o más personas, quienes fueren, que se hayan detenido a conversar; y en el caso de que no podamos evitarlo, por ser el lugar estrecho o por cualquier otra causa, suspenderemos por un momento nuestra marcha y pediremos cortésmente permiso para pasar por en medio.

19. Las personas que se encuentran detenidas evitarán por su parte que el que se acerca llegue a solicitar permiso para pasar, ofreciéndole de antemano el necesario espacio; y harán que pase por en medio, aunque no sea absolutamente indispensable, si es una señora u otra persona cualquiera a quien se deba tal obsequio.

20. Cuando las personas que están detenidas ocupen el lugar de la acera, despejarán ésta enteramente al pasar señoras u otras personas de respetabilidad.

21. Debemos un saludo, y las señoras una ligera inclinación de cabeza, a las personas que encontrándose detenidas, se abren para dejar libre el paso por la acera o por en medio de ellas.

22. Cuando una persona ha de pasar por delante de otra, el inferior cederá siempre el paso al superior, el caballero a la señora. En el automóvil las reglas que priman el tránsito, se deben observar con toda exactitud para no molestar a los automovilistas. En muchos casos de encuentros entre personas de diferente sexo, priman las reglas naturales de galantería que siempre debe el hombre a las damas.

23. Toca siempre a las señoras autorizar con una mirada el saludo de los caballeros de su amistad y a los superiores el de los inferiores.

24.

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