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CRÍMENES DE BÍO BÍO QUE CONMOCIONARON AL PAÍS


Enviado por   •  28 de Julio de 2013  •  Tesis  •  1.454 Palabras (6 Páginas)  •  1.469 Visitas

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CRÍMENES DE BÍO BÍO QUE CONMOCIONARON AL PAÍS

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Martes, 14 de Septiembre del 2010

En esta edición, desempolvamos tres sucesos que generaron profunda conmoción en la opinión pública de nuestra zona y también del país. Se trata de crímenes que destacan por la agresividad con que sus protagonistas atacaron a sus víctimas, agresividad que se gatilló principalmente por el deseo de robar dinero, aunque dicen que también fue fruto de la venganza que se anidó durante largo tiempo a la espera de manifestarse con ferocidad. En estos casos, la justicia no tardó en encontrar culpables, pese a que algunos sostienen que la verdad de estos crímenes, no se sabrá nunca.

“Las malas intenciones se apoderan de uno a veces”

El 06 de diciembre de 1966 ocurrió uno de los hechos que mayor conmoción pública ha causado no solo en nuestra provincia, sino también en el país. Se trata del asesinato dos jóvenes profesoras, Anita Figueroa y Carmen Luisa Olivares, quienes fueron atacadas a plena luz del día en la escuela donde trabajaban, por un ex alumno y un trabajador agrícola que buscaban robarles parte de su dinero.

Sobre la mesa un trozo de carne, un tarro chico de nescafé y algunos implementos de cocina. Una tetera que hervía incesantemente. Ese apacible mediodía de martes, las jóvenes profesoras de la Escuela 122 de Cuñibal se aprestaban a almorzar en una de las pequeñas salas del establecimiento como lo hacían habitualmente. Habían terminado la jornada matutina de clases, los niños habían sido despachados a sus casas y el año escolar pronto llegaría a su fin. Todo transcurría con completa normalidad, cuando un golpe en la puerta las sacó para siempre de su habitual rutina. Anita fue quien se encontró con la macabra visita.

Con violencia, su ex alumno, Aladino Burgos Figueroa (16 años) acompañado de José Ángel Rodríguez Cifuentes (26 años) ingresaron a la sala, golpeándolas con furia con palos y piedras, hasta dejarlas inconcientes, con la única finalidad –según se estableció en su momento- de quitarles los 300 escudos que tenían las maestras. De nada valió el esfuerzo de Anita Figueroa, quien logró zafarse de sus atacantes huyendo hacia la galería de la escuela, porque allí nuevamente fue golpeada y ahorcada con un alambre que prácticamente la degolló.

Ambas fueron abandonadas a su suerte una vez que el par de hombres logró concretar su robo. Unos niños de la escuela se encontraron con el cruento escenario: el cuerpo inerte de su profesora Anita, mientras que el de la otra maestra, Carmen Luisa Olivares permanecía agónico en el lugar. Un chico de diez años, Eduardo Álvarez, fue el encargado de dar la noticia, corriendo desenfrenado hasta las casas del fundo para avisar que su maestra estaba botada en el suelo “y no se movía”. Carmen Luisa fue traslada de urgencia al hospital, donde fallecería momentos después de su ingreso.

De inmediato comenzaron las pericias para dar con los culpables del asesinato, tardándose la policía cinco días en arrestar a Burgos Figueroa y dos días después, a quien fuera sindicado como el “cerebro” de este crimen, José Rodríguez Cifuentes.

CARTAS DE AMOR

Aladino Burgos había sido uno de los ciento treinta alumnos de la escuela de Cuñibal, ubicada en el fundo Las Hortensias, de propiedad de Otto Schulz, distante a unos quince kilómetros de Los Ángeles. Había abandonado los estudios en septiembre de ese año, justo después de un robo ocurrido en el establecimiento. Sin embargo, el joven aseguró que su padre lo había retirado porque necesitaba que le ayudara a trabajar y a generar ingresos para la familia.

Pero no son éstos los únicos antecedentes de su paso por la escuela. A mediados de año, Aladino había sido reprendido por sus profesoras, a raíz de unas cartas que le escribía una compañera que era su polola. Estuvo a punto de ser expulsado, pero eso no sucedió bajo condición que el adolescente viera a la chica únicamente los días domingos.

Seis meses después, su enamorada declararía ante el juez que llevaba la causa, que no le cabía duda que el joven era el asesino de las maestras, “estoy convencida que Aladino es el autor de la muerte de las señoritas, porque él les tenía ‘pica” aseveró la alumna.

DESPUÉS

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