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DIMENSIONES CONCEPTUALES DE LA IDEA DE "CONCEPCIÓN PERSONAL"

Las concepciones personales son, según la teoría constructivista, la base del proceso de aprendizaje. Es a partir de su aura conceptual que el aprendiz construye el nuevo conocimiento. Pero todos manejamos un aura conceptual distinta, que está determinada por nuestras concepciones personales. La concepción personal es la manera como cada uno de nosotros nos apropiamos de los diversos fenómenos de la realidad; es la manera como los entendemos, como los percibimos. De acuerdo con ello, entran en este proceso tres procesos fundamentales: percepción, entendimiento, apropiación.

Los niños y las personas perciben la realidad de manera muy diversa. Lo que para alguien es lógico para otro puede ser absurdo. Por ejemplo, para la mayoría de personas es inconcebible no creer en dios, cuando para los ateos lo inconcebible es creer. Para alguien educado en las tradiciones familiares el fin de la vida puede ser conformar una familia y tener hijos. Para otras personas la idea de tener hijos puede resultar totalmente inconveniente.

En cuanto a la esfera académica, es necesario reconocer que la mayoría de nuestras concepciones personales se derivan de nuestros saberes precientíficos, es decir, la forma como nosotros entendemos los procesos, pero sin que este entendimiento esté basado en una comprensión científica. Es probable, incluso, que nuestra concepción personal sobre algunos fenómenos esté basada en algún mito o leyenda, es decir parta de una base totalmente irreal. Esta situación se ve reflejada en nuestra cultura, pues nuestra manera de ver el mundo es lo que consolida nuestro actuar cotidiano. De la suma de nuestras actuaciones en la vida diaria resulta el tipo de sociedad que tenemos.

La religión es una muestra evidente de que nuestras concepciones personales son totalmente acientíficas y absurdas. La gente ofrece promesas a los santos para que ellos le curen alguna enfermedad a un pariente o ser querido. Recurrir a este tipo de prácticas es algo totalmente aceptado en nuestra sociedad. En términos de Erich Fromm, es lo que él llama un defecto socialmente modelado. Para la mayoría de latinoamericanos esto es una práctica y una costumbre de lo más normal, hace parte de nuestra idiosincrasia. Pero para alguien que venga de una cultura distinta y no sea creyente, las promesas a los santos resultan no solo absurdas e irracionales, sino propias de una cultura tribal.

De esta manera podemos analizar muchas otros fenómenos sociales que se derivan de las concepciones personales, y que son transmitidas a las personas desde su infancia, por su ambiente familiar, por su entorno. Cuando llegan a la adultez ellas tienen estas concepciones personales tan arraigadas que les es muy difícil romper con estos esquemas y adoptar posturas más lógicas y racionales,

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