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Comunicacion

rodrigovibo2 de Octubre de 2012

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El baile de los que sobran

Por Rupertico (*)

Elegí la comunicación, no sin antes probar otra experiencia. No fue por casualidad ni por conveniencia. Hoy, sentado, escribiendo en la bitácora de este bello oficio, siento que ayudo a que un mundo mejor sea construido sobre la verdad, con la premisa que no existe una absoluta. Revelar, indagar, cuestionar, crear, difundir y participar para mostrar, enseñar, develar y rastrear las cosas que nos afectan, ha sido mi propuesta.

Por esencia y por oficio siempre me he fijado en los demás. Es mi papel, el rol que decidí aplicar en mi vida y en mi forma de ganarme el sustento. Por eso, me fijo en las cosas que nos pueden afectar, a veces sin razón y otras acertadamente, lo dice mi gestión.

Hoy, casi 6 años después de haber ingresado a esta casa, como ha sido la visión personal de muchos que han estado y que han perdido el norte o se siguen sosteniendo de una baranda o siguen dando la pelea, puedo concluir que Petronila, como matrona, tiene razón sobre lo que podría decir Petronio: es que estás en “el baile de los que los sobran”, pero no porque le falte pista.

Sobra decir que el desempeño, la pasión, la praxis y el conocimiento, incluyendo las acciones desaplicadas, han sido parte de esta experiencia. He aprendido que las palabras justicia y equidad no aplican sino para términos judiciales, por lo que nunca se establece una queja o petición bajo estos parámetros.

Sobra decir que la organización, no ha perdido el norte, somos sus integrantes los que lo hemos hecho. Que el rumbo solo se corrige con voluntad y actitud, pues la aptitud ha sido un valor agregado en esta casa.

Sobra decir que técnicamente no hemos hecho lo suficiente y que nos ha costado recursos valiosos. Y que administrativamente hemos corregido rumbo.

Sobra decir que mirar a los demás, sin espejo retrovisor, no es tan fácil como parece. Pues no es pasional sino bajo la mira de los mandatos organizacionales, los mismos que desde hace un ratico requieren una mirada y que ya empezaremos a revisar.

Sobra decir que con este ajuste, tampoco se solucionan todos nuestros “golpes de marea”, pero ayudan a que no impacten tanto en el barco. Ayudan a retomar valores, que en algunos se han perdido; a retomar el timón del liderazgo; a repensar sobre nuestro rol y compromiso; a mirarnos bajo otra óptica, inclusive, hasta depurarnos.

Sobra el que vaya en contra de la corriente, siempre y cuando esa corriente este a favor de la embarcación. De igual manera sobra si esa corriente está atizando un barco de tumbo en tumbo, de interés a interés o, todavía, una década después: en ensayo y error.

Sobra que decir que, a veces, encausarse sin fundamentos precisos (como los “enemigos” del agua en la ciudad) resulta menos peligroso que callar teniéndolos (como muchos al interior de la casa).

Sobra decir que remar contra la corriente, aunque aminore fuerzas, muchas veces da frutos.

Sobra decir que cuando los argumentos no trascienden sino que se vuelven bobadas de la oposición o por desconocimiento (léase ignorancia), entonces estás bailando en el lugar equivocado.

Será bobada decir que con solo ordenarla se solucionan las situaciones más críticas de la casa, pero seguro que si cada uno toma su responsabilidad, se adentra en sus obligaciones y si, está en sí dar un poco más, será reforzar la casa frente a las ventiscas y prepararla para que su fachada luzca mejor.

Sobra decir que este escrito, de mi bitácora, tendría mejor sabor si se acompañara de datos, cifras y hechos concretos, pero es fiel copia de la manera como hemos crecido en esta casa. Ya casi traspasamos esa frontera…ya nos taca bailar pues la música también la pusimos nosotros.

Petronio no pensará más. Él se unirá a nuestro baile y todos gozaremos en la mitad del jolgorio del deber cumplido.

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