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Consecuencias De La Inflacion


Enviado por   •  26 de Junio de 2012  •  2.749 Palabras (11 Páginas)  •  417 Visitas

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Consecuencias DE LA INFLACION

Señalaremos las principales:

1) El propio proceso inflacionista:

Es uno de los resultados más graves; una vez iniciado el proceso de inflación, resulta difícil detenerlo. La inflación se da cuerda a sí misma. Se cae fácilmente en la espiral enflataría: La excesiva emisión fuerza los precios al alza; el alza de precios exige nuevas emisiones monetarias.

Los primeros apremios de los gobiernos hacen girar las ruedas de las prensas y el Banco Central le proporciona billetes nuevecitos. Como ha sido tan fácil conseguirlos, son mas generosamente prodigados. Al difundirse en la circulación, ponen en marcha el mecanismo de los precios. El ritmo de la forzosamente, aunque con algún retraso, los sueldos y salarios. No suben tan aprisa las recaudaciones del físico, pues los impuestos de hoy corresponden a ganancias de ayer.

La dirección del preso productivo o de desarrollo impone cada día más fuertes cargas. En los países subdesarrollados hay que mantener la política que atender a las justas ansias de redención de las clases populares.

Acrecentamiento de las tareas, merma de ingresos, subida de precios y salarios que replantean al gobierno los mismos apuros monetarios.

2) Consecuencias en cuanto al reparto de riqueza:

La inflación es una fuente de injusticias. Con ella salen indebidamente ganado otros, inmerecidamente, perdiendo. No sin razón, alguien apellido a la inflación “el más elegante ladrón de guante blanco”.

Expliquemos este punto sumamente importante.

Al explicar la noción de poder de compra de la moneda y marcar la diferencia entre el nivel absoluto y el nivel relativo de signos monetarios emitidos, hicimos ver como para la colectividad era totalmente indiferente el mero monto absoluto de signos puestos en circulación. Que se podía duplicar o reducir a la mitad

De su volumen, sin que se alterara en nada su poder global de compra de la nación. Que tan solo quedaba modificado, con la manipulación, el poder de compra del signo monetario unidad.

Pero teníamos buen cuidado de precisas que para que la operación tuviera éxito y no sembrara descontento, debía hacerse:

1) De que una vez, instantáneamente, por decreto o ley.

2) A proporción de los haberes que anteriormente poseyeran las gentes.

Es deci9r que se pueden añadir o suprimir un par de ceros en los billetes si la acción es simultanea para todos los detonadores de moneda. Procediendo de esa manera, todos los ciudadanos mantendrían su estado relativo de riqueza invariado; ni el de cada uno de los miembros.

Pues bien lo insidioso del proceso inflacionario es que en el no se cumplen ninguna de esas dos condiciones. Cuando desencadena la inflación comienza a incrementarse el monto absoluto de signos monetarios.

1) La dilatación de circulantes es paulatina – no se opera se una vez

2) No se realiza la distribución de nuevos signos de acuerdo a las cantidades con anterioridad poseídas por los ciudadanos.

La dilatación es paulatina, porque aunque el decreto que otorgo facultades al gobierno para la obtención de nuevos créditos sea instantáneo, la disposición de esos fondos forzosamente ha de ser intermitente y sucesiva.

La distribución es injusta, por desigual, pues hay directos beneficiarios del circulante nuevamente emitido: el primero, el propio gobierno, que obtuvo ese dinero sin esfuerzo, sin ofrecer la oportuna contrapartida; segundo los que trabajan para el gobierno y reciben contratas, que de otro modo no se hubieran realizado; tercero, aquellos a quienes, como vamos a ver les llegan las olas secundarias de la expansión.

Y dejadas de cumplir esas dos condiciones, la injusticia es flagrante; el robo, artero. Porque a la dilatación del monto absoluto de dinero, sabemos no corresponde. Por ello mismo ningún aumento del poder global de compra de la comunidad. Luego, si no incrementado ese poder global de compra claves privilegiadas a cuyas manos han venido a parar los billetes nuevecitos, sin que hayan ofrecidos contrapartida productiva alguna, y estos pueden portarse compradores de la masa invariada de bienes y servicios, señal es que el poder de compra de que ellas disponían a los antiguos detentores de dinero, en cuanto el poder de compra del signo monetario unidad ha sido por la operación disminuido; y esos antiguos poseedores siguen teniendo la misma cantidad de signos monetarios que antes. En cambio los nuevos poseedores afortunados por el proceso inflacionista, obtiene signos monetarios recién impresos, recibidos directamente, que aunque sean de origen falsificado, se confunden en la circulación con los antiguos, y que, aunque acaben teniendo un valor disminuido con respecto al poder de compra primitivo del signo monetario unidad, algún valor conserva todavía; y por su masa pueden suponerse un poder de compra suficiente como para arrebatar a otros ciudadanos gran parte del fruto de su trabajo.

Quien se dé perfecta cuenta de la esencia de este fenómeno, pocas tentaciones tendrán de considerar la inflación como benéfica, o aplicable como estimulo al desarrollo en determinadas circunstancias.

La inflación implica un repartir dinero, remuneración, sin contrapartida de esfuerzo. Esto no puede ser nunca sano. Conlleva la dilatación del caudal de circulante sin aumento parejo de la masa de viene y servicios. Esto no es normal, sino fuente de desequilibrios. Fomenta el enriquecimiento de unos, a costas de otros. Esto es injusto.

Únicamente se concibe la inyección de signos monetarios nuevos cuando provoca el simultáneo esfuerzo y el acrecentamiento de la producción; cuando sirve para propiciar las ganancias a quienes las ha merecido. Tal es el caso de la creación de dinero de la nada, para ponerla en manos del empresario que quieren arriesgarse en una empresa; que antes de recibir el crédito empezó a trabajar, y que al movilizarlo en el negocio, lo va a hacer fructificar con crecer como para poder pagar los intereses, redimir el principal y remunerarse a sí mismo. Entonces, a la inyección monetaria corresponde un esfuerzo y una producción. No tienen por qué desequilibrase de los dos platillos de la balanza ni quedan socavadas las bases de la justicia. Entonces no se da inflación

Así que desentrañada la fundamental injusticia de la inflación, podemos explicar quienes

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