Consecuencias De La Inflacion
karinasarai26 de Junio de 2012
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Consecuencias DE LA INFLACION
Señalaremos las principales:
1) El propio proceso inflacionista:
Es uno de los resultados más graves; una vez iniciado el proceso de inflación, resulta difícil detenerlo. La inflación se da cuerda a sí misma. Se cae fácilmente en la espiral enflataría: La excesiva emisión fuerza los precios al alza; el alza de precios exige nuevas emisiones monetarias.
Los primeros apremios de los gobiernos hacen girar las ruedas de las prensas y el Banco Central le proporciona billetes nuevecitos. Como ha sido tan fácil conseguirlos, son mas generosamente prodigados. Al difundirse en la circulación, ponen en marcha el mecanismo de los precios. El ritmo de la forzosamente, aunque con algún retraso, los sueldos y salarios. No suben tan aprisa las recaudaciones del físico, pues los impuestos de hoy corresponden a ganancias de ayer.
La dirección del preso productivo o de desarrollo impone cada día más fuertes cargas. En los países subdesarrollados hay que mantener la política que atender a las justas ansias de redención de las clases populares.
Acrecentamiento de las tareas, merma de ingresos, subida de precios y salarios que replantean al gobierno los mismos apuros monetarios.
2) Consecuencias en cuanto al reparto de riqueza:
La inflación es una fuente de injusticias. Con ella salen indebidamente ganado otros, inmerecidamente, perdiendo. No sin razón, alguien apellido a la inflación “el más elegante ladrón de guante blanco”.
Expliquemos este punto sumamente importante.
Al explicar la noción de poder de compra de la moneda y marcar la diferencia entre el nivel absoluto y el nivel relativo de signos monetarios emitidos, hicimos ver como para la colectividad era totalmente indiferente el mero monto absoluto de signos puestos en circulación. Que se podía duplicar o reducir a la mitad
De su volumen, sin que se alterara en nada su poder global de compra de la nación. Que tan solo quedaba modificado, con la manipulación, el poder de compra del signo monetario unidad.
Pero teníamos buen cuidado de precisas que para que la operación tuviera éxito y no sembrara descontento, debía hacerse:
1) De que una vez, instantáneamente, por decreto o ley.
2) A proporción de los haberes que anteriormente poseyeran las gentes.
Es deci9r que se pueden añadir o suprimir un par de ceros en los billetes si la acción es simultanea para todos los detonadores de moneda. Procediendo de esa manera, todos los ciudadanos mantendrían su estado relativo de riqueza invariado; ni el de cada uno de los miembros.
Pues bien lo insidioso del proceso inflacionario es que en el no se cumplen ninguna de esas dos condiciones. Cuando desencadena la inflación comienza a incrementarse el monto absoluto de signos monetarios.
1) La dilatación de circulantes es paulatina – no se opera se una vez
2) No se realiza la distribución de nuevos signos de acuerdo a las cantidades con anterioridad poseídas por los ciudadanos.
La dilatación es paulatina, porque aunque el decreto que otorgo facultades al gobierno para la obtención de nuevos créditos sea instantáneo, la disposición de esos fondos forzosamente ha de ser intermitente y sucesiva.
La distribución es injusta, por desigual, pues hay directos beneficiarios del circulante nuevamente emitido: el primero, el propio gobierno, que obtuvo ese dinero sin esfuerzo, sin ofrecer la oportuna contrapartida; segundo los que trabajan para el gobierno y reciben contratas, que de otro modo no se hubieran realizado; tercero, aquellos a quienes, como vamos a ver les llegan las olas secundarias de la expansión.
Y dejadas de cumplir esas dos condiciones, la injusticia es flagrante; el robo, artero. Porque a la dilatación del monto absoluto de dinero, sabemos no corresponde. Por ello mismo ningún aumento del poder global de compra de la comunidad. Luego, si no incrementado ese poder global de compra claves privilegiadas a cuyas manos han venido a parar los billetes nuevecitos, sin que hayan ofrecidos contrapartida productiva alguna, y estos pueden portarse compradores de la masa invariada de bienes y servicios, señal es que el poder de compra de que ellas disponían a los antiguos detentores de dinero, en cuanto el poder de compra del signo monetario unidad ha sido por la operación disminuido; y esos antiguos poseedores siguen teniendo la misma cantidad de signos monetarios que antes. En cambio los nuevos poseedores afortunados por el proceso inflacionista, obtiene signos monetarios recién impresos, recibidos directamente, que aunque sean de origen falsificado, se confunden en la circulación con los antiguos, y que, aunque acaben teniendo un valor disminuido con respecto al poder de compra primitivo del signo monetario unidad, algún valor conserva todavía; y por su masa pueden suponerse un poder de compra suficiente como para arrebatar a otros ciudadanos gran parte del fruto de su trabajo.
Quien se dé perfecta cuenta de la esencia de este fenómeno, pocas tentaciones tendrán de considerar la inflación como benéfica, o aplicable como estimulo al desarrollo en determinadas circunstancias.
La inflación implica un repartir dinero, remuneración, sin contrapartida de esfuerzo. Esto no puede ser nunca sano. Conlleva la dilatación del caudal de circulante sin aumento parejo de la masa de viene y servicios. Esto no es normal, sino fuente de desequilibrios. Fomenta el enriquecimiento de unos, a costas de otros. Esto es injusto.
Únicamente se concibe la inyección de signos monetarios nuevos cuando provoca el simultáneo esfuerzo y el acrecentamiento de la producción; cuando sirve para propiciar las ganancias a quienes las ha merecido. Tal es el caso de la creación de dinero de la nada, para ponerla en manos del empresario que quieren arriesgarse en una empresa; que antes de recibir el crédito empezó a trabajar, y que al movilizarlo en el negocio, lo va a hacer fructificar con crecer como para poder pagar los intereses, redimir el principal y remunerarse a sí mismo. Entonces, a la inyección monetaria corresponde un esfuerzo y una producción. No tienen por qué desequilibrase de los dos platillos de la balanza ni quedan socavadas las bases de la justicia. Entonces no se da inflación
Así que desentrañada la fundamental injusticia de la inflación, podemos explicar quienes con ella salen ganando y quienes perdiendo.
Hablando en términos generales, podemos decir que salen ganado los deudores y todo aquel que tiene algo que vender. Y salen perdiendo los acreedores y todos aquellos que tienen algo que comprar.
Se benefician los deudores, pues obtuvieron dinero cuando era sano y costaba gran esfuerzo el adquirirlo, y deben devolverlo cuando está enfermo y es más fácil de amasar sus cantidades.
Se enriquecen los vendedores, pues la inflación inscribe en alza los precios. Ellos compraron barato y venden más caro. La subida de precios va revalorizando, a medida que pasa el tiempo, las existencias de materias primas, de productos en curso de fabricación, los excedentes en almacén.
Al contrario salen perjudicados los acreedores, que presentaron dinero bueno y van a recibir dinero malo; los compradores, que se van enfrentar con el alza progresiva del coste de la vida.
Detallando mas singularmente, con la inflación salen ganando los industriales y comerciantes, pues en general son deudores movilizan fuertes créditos y por esencia son vendedores.
Salen perdiendo los capitalistas, como acreedores que son poseedores de rentas fija. Los pequeños rentistas, los ahorradores, los beneficiarios de pensiones, la monja de clausura, etc., que ven esfumarse su renta fija, sus ahorros sus dotes, etc., en el vacio inflacionista.
Salen también perdiendo los obreros, todo trabajador a sueldo fijo, que ve a su remuneración seguir de lejos al alza de los precios, y siente en el presupuesto familiar la elevación del coste de la vida.
3) Desajuste en el mecanismos productivo:
Como acabamos de ver, la inflación con el alza de precios consiguiente favorece a los industriales; luego en ese sentido, en cierto modo, estimula la producción.
Con todo el proceso inflacionista se dan fuertes desajustes.
En primer lugar, la inflación desalienta el ahorro necesario. La merma continua que la moneda va sufriendo en su valor hace que nadie quiera guardarla; todos se apresuran a ahorrar en bienes reales; o se ven obligados a gastarla en bienes de puro consumo encarecidos.
Ese ahorro seria más necesario cuando las inyecciones monetarias inciden más fuertemente sobre los precios de los bienes de consumo que sobre los de inversión. Frenada, por lo mismo, la demanda de los primeros, se podría pensar en aprovechar la favorabilidad en los precios de los segundos. Pero. Entonces, falta el ahorro colectivo
A lo más se pretende subsanar esa deficiencia con los métodos de auto financiamiento. Pero en ese clima inflacionista, el procedimiento exige nuevas subidas de precios, como para
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