Conversión Agroecológica De Sistemas Convencionales De Producción: Teoría, Estrategias Y Evaluación
leidychica20 de Septiembre de 2011
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Conversión agroecológica de sistemas
convencionales de producción: teoría,
estrategias y evaluación
M.A. Altieri, C.I. Nicholls
Universidad de California, Berkeley
Conversión agroecológica de sistemas convencionales de producción: teoría, estrategias y evaluación. La conversion de
sistemas convencionales de produccion, caracterizados por monocultivos manejados con altos insumos a sistemas diversificados de bajos
insumos, se basa en dos pilares agroecologicos: la diversificacion del habitat y el manejo organico del suelo. El funcionamiento optimo del
agroecosistema depende de disenos espaciales y temporales que promueven sinergias entre los componentes de la biodiversidad arriba y
abajo del suelo, las cuales condicionan procesos ecologicos claves como la regulacion biotica, el reciclaje de nutrientes y la productividad.
La evolucion de la transicion agroecologica puede ser monitoreada por un conjunto de indicadores de sustentabilidad que estiman la calidad
del suelo y la salud del cultivo.
Palabras claves: agroecologia, conversion, biodiversidad, indicadores de sustentabilidad
Agroecological conversion of conventional production systems: theory, strategies and assessment. The conversion of high
input conventional monocultures to diversified, low external input agroecosystems is based on two agroecological pillars: habitat
diversification and organic soil management. Te optimal function of agroecosystems depends on the spatial-temporal designs that promote
synergies between above and below ground key biodiversity components, which in turn determine the expression of ecological processes
such as pest regulation, nutrient cycling and productivity. The evolution of this agroecological transition can be monitored using sustainability
indicators which assess soil quality and plant health.
Key words: agroecology, conversion, biodiversity, sustainability indicators
Introducción
La agroecología se perfila hoy como la ciencia fundamental para orientar la conversión de sistemas convencionales de
producción (monocultivos dependientes de insumos agroquímicos) a sistemas mas diversificados y autosuficientes. Para esto
la agroecología utiliza principios ecológicos que favorecen procesos naturales e interacciones biológicas que optimizan
sinergias de modo tal que la agrobiodiversidad sea capaz de subsidiar por si misma procesos claves tales como la
acumulación de materia orgánica, fertilidad del suelo, mecanismos de regulación biótica de plagas y la productividad de los
cultivos (Gliessman,1998). Estos procesos son cruciales pues condicionan la sustentabilidad de los agroecosistemas. La
mayoría de estos procesos se optimizan mediante interacciones que emergen de combinaciones específicas espaciales y
temporales de cultivos, animales y árboles, complementados por manejos orgánicos del suelo.
Las estrategias de diversificación agroecológica tienden a incrementar la biodiversidad funcional de los agroecosistemas: una
colección de organismos que juegan papeles ecológicos claves en el agroecosistema. Las tecnologías promovidas son
multifuncionales en tanto su adopción implica, por lo general, cambios favorables simultáneos en varios componentes y
procesos agroecológicos. Por ejemplo, los cultivos de cobertura funcionan como un sistema multifuncional al actuar
simultáneamente sobre procesos y componentes claves de los huertos frutales y viñedos: incrementan la entomofauna
benéfica, activan la biología del suelo, mejoran el nivel de materia orgánica y con eso la fertilidad y la capacidad de retención
de humedad del suelo, mas allá de reducir la susceptibilidad a la erosión (Altieri, 1995).
Ecosistemas no se hace responsable del uso indebido de material sujeto a derecho de autor. ISBN 1697-2473. 3
Ecosistemas 16 (1): 3-12. Enero 2007.
El proceso de conversión de sistemas convencionales caracterizados por monocultivos con alta dependencia de insumos
externos a sistemas diversificados de baja intensidad de manejo es de carácter transicional y se compone de tres fases
(Gliessman, 1998):
1. Eliminación progresiva de insumos agroquímicos mediante la racionalización y mejoramiento de la eficiencia de los
insumos externos a través de estrategias de manejo integrado de plagas, malezas, suelos, etc.
2. Sustitución de insumos sintéticos por otros alternativos u orgánicos.
3. Rediseño de los agroecosistemas con una infraestructura diversificada y funcional que subsidia el funcionamiento del
sistema sin necesidad de insumos externos sintéticos u orgánicos.
A lo largo de las tres fases se guía el manejo con el objetivo de asegurar los siguientes procesos (Altieri, 1991):
l aumento de la biodiversidad tanto sobre como debajo del suelo.
l aumento de la producción de biomasa y el contenido de materia orgánica del suelo.
l disminución de los niveles de residuos de pesticidas y la perdida de nutrientes y agua.
l establecimiento de relaciones funcionales y complementarias entre los diversos componentes del agroecosistema.
l optima planificación de secuencias y combinaciones de cultivos y animales, con el consiguiente aprovechamiento
eficiente de recursos locales.
La mayoría de las prácticas que promueven los entusiastas de la agricultura sustentable caen en las fases 2 y 3. Aunque
estas dos fases ofrecen ventajas desde el punto de vista económico al reducir el uso de insumos agroquímicos externos y
porque tienen un menor impacto ambiental, estos manejos dejan intacta la estructura del monocultivo y no conducen a que
los agricultores realicen un rediseño productivo de sus sistemas (Power, 1999). En realidad, ambas fases contribuyen poco
para que los agricultores evolucionen hacia sistemas alternativos autorregulados. En la mayoría de los casos el MIP se
traduce en “manejo inteligente de pesticidas”, ya que consiste en un uso mas selectivo de pesticidas de acuerdo a umbrales
económicos pre-establecidos, pero que las plagas usualmente superan bajo condiciones de monocultivo.
Por otra parte la sustitución de insumos, sigue el mismo paradigma de la agricultura convencional en la que el objetivo es
superar el factor limitante, aunque esta vez se realiza con insumos alternativos y no agroquímicos. Este tipo de manejo ignora
el hecho de que el factor limitante (una plaga, una deficiencia nutricional, etc.) no es más que un síntoma de que un proceso
ecológico no funciona correctamente, y que la adición de lo que falta, hace poco por optimizar el proceso irregular. Es claro
que la sustitución de insumos ha perdido su potencial agroecológico, pues no va a la raíz del problema sino al síntoma.
El rediseño predial, por el contrario, intenta transformar la estructura y función del agroecosistema al promover diseños
diversificados que optimizan los procesos claves. La promoción de la biodiversidad en agroecosistemas es la estrategia clave
en el re-diseño predial, ya que la investigación ha demostrado que (Power, 1999):
l Una mayor diversidad en el sistema agrícola conlleva a una mayor diversidad de biota asociada.
l La biodiversidad asegura una mejor polinización y una mayor regulación de plagas, enfermedades y malezas.
l La biodiversidad mejora el reciclaje de nutrientes y energía.
l Sistemas complejos y multiespecíficos tienden a tener mayor productividad total.
En la medida que más información sobre las relaciones entre biodiversidad, procesos ecosistémicos y productividad derivados
de estudios en una variedad de agroecosistemas emerja, mayores elementos para el diseño agroecológico serán disponibles
para mejorara la sustentabilidad de los agroecosistemas y la conservación de recursos.
Los dos pilares de la conversión
En la práctica, la aplicación de principios agroecológicos se centra sobre dos pilares fundamentales (Fig. 1):
1. el mejoramiento de la calidad del suelo, incluyendo una biota edáfica mas diversa.
2. el manejo del hábitat mediante la diversificación temporal y espacial de la vegetación, que fomenta una entomofauna
benéfica así como otros componentes de la biodiversidad.
Ecosistemas 16 (1). Enero 2007.
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La integridad del agroecosistema depende de las sinergias entre la diversidad de plantas y el funcionamiento continuo de la
comunidad microbiana del suelo sustentada por un suelo rico en materia orgánica (Altieri y Nicholls, 1999). A pesar de los
vínculos obvios entre la fertilidad del suelo y la protección de cultivos, la evolución de los conceptos de Manejo Integrado de
Plagas (MIP) y Manejo Integrado de la Fertilidad de Suelos (MIFS) se han desarrollado separadamente (Altieri y Nicholls,
2003). Puesto que ya se conoce que muchas prácticas de manejo de suelo influyen en el manejo de plagas, y viceversa, no
tiene sentido ecológico continuar con enfoques reduccionistas.
La agroecología considera que el manejo del hábitat arriba y abajo del suelo, son estrategias complementarias, puesto que al
fomentar interacciones ecológicas positivas entre suelo y plagas, se origina una manera robusta y sustentable para optimizar
la función total del agroecosistema (Fig. 2).
Figura 1. Pilares agroecológicos de la conversión.
Figura
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