De Los Ciudadanos Para Los Ciudadanos

DE LA PARTICIPACIÓN DE LA DEMOCRACIA POR PARTE DE LOS COLOMBIANOS

Por: Mariela Romero Carmona

A partir de la Constitución de 1991 se definió a Colombia como una “República democrática, participativa y pluralista” sin embargo y al notar la triste historia de la participación representada por los partidos políticos gracias a la gran brecha abierta a partir de ésta nueva Carta Política y que desencadenó la creación masiva de movimientos que quieren llegar al poder a cualquier costo incluso cayendo en deplorables prácticas de financiaciones ilícitas y de nombramiento de sus representantes no por los ideales sino por su capacidad económica de comprar conciencias, que sin embargo y rescatando algunos beneficios como la demostración de que las minorías también tienen voz y voto y de que no solo los pensamientos se polarizan en un conservatismo de costumbres y moral y de otra parte una idea de liberalismo que asume nuevos retos a la modernidad.

Encontramos la raíz gramatical latina del término “Democracia” significando Demos = Pueblo y Kratos = Poder o autoridad, es así como notamos que esa soberanía en cabeza del populo no se utiliza de la manera adecuada para generar un cambio cultural, ideológico y estructural de las políticas utilizadas por los gobernantes para el pueblo y es ahí donde ha quedado demostrado que para ejercer el poder en un grupo determinado de personas se requiere continuar con las malsanas prácticas de sobreponer los intereses particulares a los intereses generales, lo cual genera un malestar social que históricamente ha sido la razón por la que nacieron los movimientos en contra de esa maquinaria, en sus inicios con loables principios revolucionarios de justicia y orden de la economía para encontrar en la unión, esa fuerza de cambio, que irónicamente si se consiguió, pero muy alejado de la soñada causa, lo que se logró fue otra maquinaria de oposición cuya finalidad consiste en luchar delincuencialmente incluso utilizando población civil en el conflicto armado, secuestrando y negociando con narcotráfico y armas para tener recursos económicos de subsistencia en la clandestinidad.

Entonces como hacer parte de manera visible y lograr un cambio donde se incluyan todas las clases sociales e ideologías, aunque suene utópico pienso de manera muy personal que mientras que en la medida en que yo misma me concientice del papel que mi opinión juega en este campo, así mismo podré debatir los puntos en contra y proponer a favor unos nuevos que le den un aire al mecanismo de participación a través de un voto por “la democratización de la democracia” aprovechando oportunidades de conglomeración con quienes apoyen votando por ideas y no por personas, por el bien común y no por el porcentaje de ganancia individual.

En las pasadas elecciones presidenciales se pudo ver como no son suficientes las ideas de cambio para lograrlo, vi frustrado y burlado con mucha tristeza mi - para ese entonces - callado interés por el candidato de la inteligencia y la franqueza (Antanas Mockus) de un partido de moda cuyo origen desconocía y me parecía uno más de tantos trampolines utilizados por los políticos de turno para llegar a ser elegidos a cualquier precio, pero que cobró importancia con alguno de los múltiples debates sobre política encabezados por mis compañeros en clase, y pude entender que las redes sociales en internet no suman votos en las urnas, hay que inexorablemente mover esos “me gusta” al ejercicio físico de hacer la fila, presentar la cédula de ciudadanía y marcar una X en un tarjetón, para así obtener el derecho a refutar sobre los resultados, y más aún para exigir el cumplimiento de un programa de gobierno, porque esa juventud pensante con ganas de invertir neuronas en poner un presidente de la República, resultaron ser meramente “participantes virtuales”

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