Del Precio Real Y Nominal De Las Mercancías, O De Su Precio En Trabajo Y Su Precio En Moneda
rolandeins17 de Febrero de 2015
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Del precio real y nominal de las mercancías, o de su precio en trabajo y su precio en moneda.
Toda persona es rica o pobre según el grado en el que pueda disfrutar de las cosas necesarias, convenientes y agradables de la vida. El valor de cualquier mercancía, para la persona que la posee y que no pretende usarla o consumirla sino intercambiarla por otras, es igual a la cantidad de trabajo que le permite a la persona comprar u ordenar. El trabajo es así la medida real del valor de cambio de todas las mercancías. (Smith, 1776; 64.)
Aquello que se compra con dinero o con bienes se compra con trabajo, tanto como lo que compramos con el esfuerzo de nuestro propio cuerpo, el trabajo fue el primer precio, la moneda de compra primitiva que se pago por todas las cosas. Toda la riqueza del mundo fue comprada al principio no con oro ni con plata sino con trabajo. Como afirma Hobbes, riqueza es poder y el valor de cambio de cualquier cosa debe ser siempre exactamente igual a la extensión de este poder que confiere a su propietario.
Es con frecuencia difícil discernir la proporción entre dos cantidades distintas de trabajo. El tiempo invertido en dos tipos diferentes de labor no siempre bastara por si solo para determinar esa proporción. Además cada mercancía se intercambia, y por lo tanto se compara, más habitualmente con otras mercancías que con trabajo. Es por lo tanto más natural estimar su valor de cambio mediante la cantidad no de trabajo sino de alguna otra mercancía que pueda comprar. Pero cuando se acaba el trueque y el dinero se transforma en el medio habitual del comercio, cada mercancía particular se intercambia más frecuentemente por dinero que por cualquier otra mercancía.
Y si ocurre que el valor de cambio de toda mercancía es habitualmente estimado según la cantidad de dinero que se obtiene por ella, y no según la cantidad de trabajo o de alguna otra mercancía que se obtiene a cambio de ella, aunque para el trabajador las cantidades iguales de trabajo siempre tienen el mismo valor, para el hombre que lo emplea tienen a veces un valor mayor y otra veces uno menor. Pero en realidad lo que resulta barato en un caso y caro en otro son las mercancías. (Smith, 1776; 68)
Puede decirse que el trabajo tiene como las mercancías un precio real y un precio nominal. Su precio real consiste en la cantidad de cosas necesarias y cómodas para la vida que se dan a cambio de él; su precio nominal en la cantidad de dinero. La distinción entre precio nominal y real de las mercancías y del trabajo no es un asunto de mera especulación a veces resulta en la práctica de gran utilidad, el mismo precio real tienen siempre el mismo valor pero debido a las variaciones en el valor del oro y la plata, el mismo precio nominal tiene a veces valores muy diferentes. (Smith, 1776; 69)
Cuando la depreciación del valor de la plata se combina con el descenso en la cantidad de plata contenida por las monedas de la misma denominación, la pérdida es a menudo todavía mayor, la subsistencia del trabajador, o el precio real del trabajo, es muy diversa según cambian los tiempos; es más copiosa en una sociedad que progresa hacia la riqueza que en una que permanece estacionaria. (Smith, 1776; 73-74)
Es evidente por lo tanto, que el trabajo es la única medida universal y precisa del valor, o el único patrón mediante el cual podemos comparar los valores de distintas mercancías en cualquier tiempo y lugar, y el precio real y nominal de todas las mercancías guardan exactamente la misma proporción.
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