Derechos Humanos

la promoción de los derechos humanos

La conciencia de que los derechos humanos deben ser protegidos se ha expresado en numerosos movimientos y acciones orientados en ese sentido. Ejemplo: unos de los luchadores más destacados del siglo XX fue Mohandas Gandhi, abogado hindú, lidero a su país por casi tres décadas en una lucha, finalmente victoriosa, por obtener la independencia del dominio colonial ingles. La característica que distingue al movimiento creador por Gandhi es su absoluto respeto por los derechos de todos los individuos. Este líder predico la doctrina de no a la violencia, la cual habla de que ningún agravio justifica el uso de la fuerza hacia otra persona. Por ello es que Mahatma se convirtió en un ejemplo de conducta para toda la humanidad.

Otra persona también significativa en la lucha por la promoción de los derechos humanos fue el norteamericano Martín Luther King, pastor protestante quien promovió la igualdad de derechos civiles entre las razas.

Otra figura muy importante también fue el famoso sudafricano Nelson Mandela, quien estuvo en prisión por 28 años siguió su lucha desde la cárcel tras su liberación en 1990 se convirtió en presidente hasta 1999.

También debemos mencionar a una de las mujeres más importantes en esta lucha a la madre Teresa de Calcuta, una monja católica quien realizo una inmensa tarea de asistencia a los pobres y enfermos de Bangladesh.

Mas allá de estos ejemplos destacados también existen organizaciones no gubernamentales (ONG), que se dedican a luchar en defensa de determinados derechos, algunos de ellos son Amnistía internacional, human rights watch, médicos sin fronteras y en el ambiente del medio ambiente sano Greenpaece. La acción de estas organizaciones ha sido fundamental para el desarrollo de conciencia universal en cuanto a la protección y promoción de los derechos humanos. A pesar de las dificultades y de que en muchos países del mundo perduran situaciones inaceptables.

LA PROTECCION DE LOS DERECHOS HUMANOS A ESCALA NACIOONAL E INTERNACIONAL: la vigencia de los derechos humanos no se logra solo con la toma de conciencia y el activo trabajo de las personas aisladas o de organizaciones no gubernamentales.

A escala nacional, la legislación de los distintos países ha ido recorriendo mecanismos específicos destinados a la defensa de los derechos. Las personas pueden recurrir a acciones procesales de tratamiento sumarísimo, esto es, resolución inmediata.

Uno de esos mecanismos es el llamado babeas corpus, esta es una acción sumarísima destinada a proteger a la libertad de una persona que esta detenida, o en peligro de serlo, cuando esa detención no se ajusta a lo estipulado por la ley.

Otra acción es el llamado recurso de amparo, que se utiliza para preservar los restantes derechos. Protege a las personas de cualquier amenaza o lesión a alguno de los restantes derechos que garantiza la constitución. Más moderno es el llamado recurso de babeas data, por el cual cualquier entidad pública o privada debe entregar a todo individuo que la solicite la información que tiene sobre él.

Obstáculos para la vigencia de los derechos humanos

la segunda mitad del XX ha registrado un gran desarrollo de los derechos humanos, se han creado numerosos instrumentos legales tendientes a definir los derechos y a establecer instancias concretas para su protección.

Este proceso, desde luego, es lento y complicado. La multiplicación de instrumentos legales que reconocen derechos humanos no constituye de por si reconocimiento efectivo de esos derechos una cosa es la declaración escrita y otra muy distinta la realidad.

Pese a lo meritorio que es el reconocimiento legal de los derechos, múltiples factores, políticos, económicos, sociales y culturales. Dificultan aun su completa vigencia. La idea de los derechos humanos es un claro producto de la cultura occidental.

Las diferencias culturales constituyen tal vez el principal argumento de los que se oponen a la plena vigencia de estos derechos, por considerarlos propios de occidente e incompatibles con otras culturas.

La lucha por asegurar la vigencia universal de los derechos humanos enfrenta tre problemas básicos: la discriminación, la violencia política y la pobreza.

La discriminación: la persecución de individuos o grupos por ser “diferentes” ha causado estragos a lo largo de la historia. La discriminación puede obedecer a diversos móviles: motivos socioeconómicos a veces combinados con fines políticos, por ejemplo, cuando un grupo social busca mantener a otro en condiciones de inferioridad, o motivos psicosociales.

El grupo social discriminado se convierte así en “chivo expiatorio” al que se hace responsable de los males que afectan a la sociedad en épocas de crisis. Evitar la discriminación es , por ende, uno de los objetivos principales que se deben alcanzar para proteger los derechos humanos.

La discriminación puede alcanzar múltiples formas y basarse en los más variados rasgos de las personas. Por ejemplo, puede discriminarse por causas religiosas. Asi, en occidente, en diferentes religiones y épocas, las distintas ramas en que se ha dividido el cristianismo se han perseguido mutuamente.

La violencia política: Han estudiado el papel de la violencia política en la historia teólogos, filósofos, historiadores, politólogos y sociólogos como Tomás de Aquino, que autorizó en el siglo XIII el levantamiento popular contra los gobiernos tiránicos y en el siglo XVI, Nicolás Maquiavelo, para quien la razón de estado justifica a veces realizar el mal menor para evitar el mal mayor y la crueldad puede estar justificada en un buen gobierno, ya que la política es una realidad ajena a toda moral, si es que es a hombres a los que hay que gobernar. En el siglo XIX, Karl Marx afirmaba que "la violencia es la comadrona de la Historia" y por lo tanto está autorizada por la lucha de clases y el materialismo histórico, y su amigo y seguidor Friedrich Engels escribió al respecto un ensayo no concluido, El papel de la violencia en la Historia (1888). También estudió este fenómeno el sociólogo Georges Sorel en sus Reflexiones sobre la violencia (1908), autorizando en cierta manera el Terrorismo de fin político y social. La legitimidad de la acción política violenta la ofrece a posteriori el éxito de la misma. Como escribió Pedro Calderón de la Barca en su La vida es sueño, cuando en la tercera jornada estalla la guerra

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