Desarrollo Sustentable

Presentación de “El progenero de Zapalinamé”.

Contar con un medio para mantenernos en contacto, particularmente con quienes ha demostrado su interés, no sólo para mejorar nuestro medio ambiente natural, si no para conservar los recursos para las futuras generaciones de pobladores de Valle de Saltillo.

Se nos hace saber de este espacio con el que contamos , ayudándonos a tomar conciencia de el gran privilegio que contamos como población , no solo saltillense, si no coahuilense ; Ya que abarca los municipios Saltillo-Ramos-Arteaga.

Naciendo así el órgano de comunicación del área natural protegida Sierra Zapalinamé, dicha área forma más del 70% del agua, la cual utilizamos y consumimos diariamente en este proyecto tan valioso para el futuro sustentable de nuestra región.

El agua, nuestro recurso natural más preciado e importante.

El agua no es sólo el elemento natural que ocupa la mayor parte de la superficie terrestre, es la base de todos los seres vivientes sobre la misma.

Nos hace referencia el tomar conciencia sobre la importancia de dicho signo vital, este signo tan importante que es el agua, es el que nos mantiene vivos en esencia para el ser humano y todo ser vivo para su sustento de igual forma, todos los seres vivos tenemos una gran cantidad de agua en nuestro cuerpo.

Desde la antigüedad los pueblos buscaron siempre los lugares cercanos a los ríos, lagos y otras fuentes de agua, que les permitieron abastecerse del elemento vital. Ya desde antes se tenía ese sentir de los mismos pueblos, el buscar un sustento de vida para sí mismos así como para sus familias y el pueblo en general.

Cuentan las historias que había más de trecientos cuerpos superficiales de agua, entre estanques, ríos y arroyos permanentes.

Tristemente hoy en día, ya no podemos decir lo mismo que en tiempos atrás, puesto que el ser humano o simplemente con el transcurso de los años estos lagos ríos y arroyos se han ido deteriorando y trayendo consigo enormes secuelas, como para que pudiesen haber tenido un mejor fin y ser beneficioso al ser humano.

En Saltillo, Ramos Arizpe y Arteaga, se goza del privilegio de contar con flujo casi permanente de agua gracias a los ecosistemas y las zonas boscosas de los alrededores que capitán las lluvias y permiten la recarga de los mantos acuíferos, de donde se extrae este vital liquido, del que ya carecemos casi totalmente en la superficie.

Desconsoladamente se puede decir que debido a la tala constante y deforestación a las cuales ha sido sometida la región desde tiempos remotos hasta nuestros días el Valle de saltillo ha ido perdiendo su cubierta vegetal, misma que se generó hace cientos o miles de años y que fueron la fuente de riqueza y de vida de las tribus que la habitaron desde tiempos pasados.

El encino es un árbol de madera muy dura, que habita estas zonas, ya que al desaparecer los arboles de los ecosistemas se pierden todos sus residuos, así como también los animales que, en ellos tienen sus fuentes de alimento y refugio para la vida, teniendo para si un desagradable proceso de postergación continuo. Del mismo modo día tras día se van desapareciendo las posibilidades de conseguir el agua para nuestra supervivencia; parece y se escucha de una manera tan ilógica e irracional el hecho de estar conscientes y saber que uno de nuestros signos vitales si no el más importante, nosotros mismos como personas contribuimos a su extinción teniendo en cuenta que es nuestro sustento, pero aun así sabiéndolo no tomamos cartas en el asunto , de lo contrario participamos para dañar nuestro elemento natural.

Se ha implementado ya un proyecto en donde el esfuerzo hecho por las personas ya consientes de cuidar y proteger esta hermosa Sierra Zapalinamé, el cual consiste en dar o donar una aportación atreves del recibo de agua (aguas de saltillo) se hace una aportación, para así tener el cuidado y la conservación de esta hermosa Área natural protegida Sierra Zapalinamé que por ende nos brinda nuestra madre naturaleza.

Breve historia del Área Natural Protegida de Zapalinamé.

Zapalinamé, en 1996 fue decretada por el Gobierno de Coahuila,

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