Descontaminación física

Ocho verdaderas mentiras y las drogas

CUANDO a un consumidor de drogas y estupefacientes se le trata de hacer ver el error en el que se encuentra y el daño que ello le puede ocasionar, uno siempre encontrará la misma respuesta: “A mí no me hace nada, bah, si yo sólo lo hago por divertirme y lo dejo cuando yo quieran.

Falso de toda falsedad.

De entre un universo de catorce ítems ‑“Uso Indebido de Drogas", Naciones Unidas‑, veamos algunas mentiras ‑y sus consiguientes respuestas‑ enarboladas por el común de consumidores.

¿Por qué tanto alboroto, sí las drogas realmente no son un gran problema?

‑Al contrario. La realidad nos muestra que cada vez el problema es mayor, ya que son millones en el mundo los que se dedi­can al consumo de sustancias ilegales que dañan sus vidas y la de sus familias.

Bah, el uso ”recreativo" de drogas no me perjudica..

‑Todos los estupefacientes ilícitos son peligrosos y provocan en quien las ingiere, cambios físicos y psicológicos. Además, el DINERO empleado en comprar drogas va más allá que al simple "paquetero, pues son los traficantes los mayores beneficia­rios: con ese dinero desestabilizan gobier­nos mediante la “compra de votos", la corrupción, la intimidación y la violencia.

Por qué tanto lío con la marihuana. ¿La "hierba" es acaso, peor que el alcohol o el tabaco?

El alcohol, que es hidrosoluble, dura en el organismo 24 horas. En cambio la ma­rihuana, por ser liposoluble, permanece hasta treinta días después de su consumo. Además, la "hierba" altera la memoria, la re­siente, retarda el aprendizaje, y posee más agentes carcinogénicos que el mas fuerte de los tabacos.

Yo no soy el único, todo el mundo se droga.

Otro de los frecuentes argumentos usados para justificar el consumo, o escuchado a los amigos que nos quieren con­vencer de usarlas porque “eso es común, hombre”. Están equivocados, pues los que no las consumen, tienen una vida más pro­ductiva y feliz.

Yo no soy un toxicómano, eso es para los debiluchos.

- Hay que recordar que nadie se inicia en el consumo para volverse un toxicóma­no, pues se ingiere drogas para huir de b realidad, enfrentarse a la dura lucha diaria, o para ser aceptado en determinado grupo social. Por eso, nadie puede presumir de estar a salvo de la toxicomanía.

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