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EL CABALLO NEGRO


Enviado por   •  24 de Noviembre de 2017  •  Apuntes  •  815 Palabras (4 Páginas)  •  180 Visitas

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Eso se debe en parte a nuestra tendencia a leer este libro fuera de su contexto histórico, y por otra parte nuestro poco conocimiento de la economía del imperio romano del primer siglo, que nos hubiera permitido reconocer estas alusiones. Las evidencias exegéticas muestran que Juan tuvo un entendimiento profundo y acertado de temas económicos, y una gran preocupación por la justicia económica. El Imperio Romano fue el primero en dominar todo el mundo mediterráneo, desde Inglaterra hasta el mar Caspio y las fronteras de los partos al otro lado del Éufrates. Jamás la humanidad, en toda su historia, había visto un bloque económico y comercial tan inmenso, ni ciudad alguna había cosechado los beneficios materiales del imperialismo como lo hizo Roma. El botín de los triunfos militares, las valiosas obras de arte de Grecia, Egipto y otros países conquistados, y los constantes tributos de las colonias y provincias, tanto en dinero como en productos, todo fluía hacia Roma para llenar de riqueza y lujo a la ciudad capital. Floreció un amplísimo comercio, en beneficio principalmente de la Urbe (y las minorías privilegiadas del Orbe). El Talmud conserva un dicho popular: "al mundo bajaron diez medidas de riqueza, y Roma se quedó con nueve". EL CABALLO NEGRO (6:5,6) El tercer caballo, de color negro, es obviamente de carácter económico. Su jinete lleva una balanza, que simboliza la vida comercial. [14] Después una voz anuncia los precios de la canasta básica, que son de verdad precios de espanto: "Un kilo (un quénice) de trigo, o tres kilos de cebada, por el salario de un día (un dênarion)" (6:6). Según el Antiguo Testamento, el vender trigo por peso significaba gran escasez y el correspondiente racionamiento.[15] La voz procede "de en medio de los cuatro seres vivientes" (el orden creado de la vida consciente); no parece ser la de un ángel ni de uno de los cuatro seres vivientes. Se deja intencionalmente ambiguo, pero parece representar algo así como "la voz del comercio", una personificación de las fuerzas económicas que pregonan sus precios criminales. El denario era sueldo del jornalero por un día de trabajo, y el quénice, equivalente de 1,079 litros, era la ración diaria de trigo para una sola persona. Cicerón nos informa que normalmente el denario compraba doce quénices de trigo y 24 de cebada (In Verrem, 3.81). Así el precio de trigo que pregonaban marcaba un aumento de doce veces, y el de cebada, alimento de animales (1 R 4:28) y de los más pobres (Rt 2:17; Ezq 4:9), un aumento de ocho veces el precio normal. El tercer caballo corre a galope hoy, y su galopante "inflación" afecta precisamente a los alimentos indispensables para la sobrevivencia de "los de abajo". En seguida el texto hace otro anuncio: "Pero no dañes el aceite y el vino" (6:6): Esta frase es bastante enigmática, y ha recibido las interpretaciones más diversas. No faltan

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