EL PEQUEÑO MOSTRUO

EL PEQUEÑO MOSTRUO

Érase una vez un pequeño monstruo llamado caries, le gustaba habitar en lugares húmedos y llenos de dulces y mucha comida para alimentarse. Vivía junto a otros amigos como calculo, sarro, gingivitis, a un que prefería estar en lugares más pequeños porque sabía que allí el terrible cepillo y su aliado la crema dental no podían hacerle daño a demás en ese lugar no podía estar el enjuague bucal, ni la seda dental, sus cuatro enemigos más temidos. .

El hogar de caries se llamaba la boca de Pablito,, un lugar abundante en dulces, chocolates y todos los confites del mundo caries era muy feliz en aquel lugar todas las mañanas se levantaba con animo a trabajar en los dientes, una gran fábrica donde hacían grandes huecos.

Cierto día se fue a trabajar caries como de costumbre cuando una fuerte luz interrumpe su labor, Pablo había abierto su boca, mientras un señor con bata blanca, gorro y tapabocas y con una gran espátula se disponía a revisar la boca.

Tan rápido como no lo esperaba la boca empezó a llenarse de agua, parecía una inundación, caries se aferró como pudo a uno de los dientes y se salvó de ser arrastrado por la corriente.

¡Es muy grave! Dice el señor de la bata blanca a una señora que estaba sentada operando a pablo.

Tenemos que limpiarle la boca y debe dejar de comer tanto dulce. Caries no entendería nada de lo que decía pero presentía que algo malo iba a pasar.

Caries se acostó muy preocupado pero dijo al fin, mañana será un gran día.

Al día siguiente mientras desayunaba un delicioso chocolate escucha un estruendoroso ruido.

Esta vez no pudo sujetarse de los dientes y fue arrastrado por el agua, atravesó tubos gigantes hasta llegar a un gran tubo donde habían muchos monstruos incluso más grandes que él.

Le pareció hermoso el lugar y allí se quedó.

Mientras tanto la boca de Pablo quedo limpia sin ningún nuevo monstruo para habitar.

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