Economía Y Globalización
caniguzu29 de Mayo de 2012
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Cualquier desprevenido observador a quien se le encomendase establecer una relación entre las categorías de capitalismo, globalización, pobreza y desarrollo; lo primero que tendría en mente sería, sin lugar a dudas, el mínimo común denominador que integra éstos tres conceptos: LA ECONOMÍA.
No obstante en ésta ocasión y a propósito del tema “Mundo y Sociedad”; me atreveré a plantear una relación que en la medida de lo posible se sustraiga del elemento meramente económico que une tales elementos.
La concepción del capitalismo como modo de producción, desde sus inicios, permitió a grandes estudiosos avizorar muchas de las consecuencias sociales que para el mundo traería consigo su aplicación. No obstante en modo alguno se alcanzó a prever la existencia de un mundo global que depusiera las fronteras de prácticamente todas las naciones del planeta. Y cómo no atribuirle esa circunstancia a la esencia misma de la ambición humana de acaparar para sí y de manera egoísta, la utilidad general del trabajo y de la explotación de sus semejantes.
Naturalmente que la interacción global ha implicado el desarrollo de innumerables sectores como lo son las comunicaciones, el turismo, los negocios internacionales, el intercambio cultural, etc. siendo estas consecuencias y no, tal como lo he indicado, causas que hayan provocado un orden económico que está viviendo su apogeo en la actualidad. Y es por ello que llama en mí la atención, de manera muy personal, la quizás principal consecuencia negativa que paradójicamente han producido el capitalismo y la globalización: LA POBREZA. Porque es que resulta inconcebible que la humanidad, en la práctica, haya concebido su autodestrucción. Para mí, y diría que para cualquiera que por un instante se apartara del conformismo, la mediocridad, el status quo o la inercia en que estamos sumidos; es realmente irracional que se utilice LA ECONOMÍA para llegar a la POBREZA. ¿A quien, dentro de una familia, que es lo que en últimas representa la humanidad a escala global, se le ocurriría pensar en la creación o diseño de una fórmula que a todos los llevara integralmente al fracaso?. Seguramente a nadie. Pero es aquí donde opera la verdadera mano invisible que en nada se parece a la concebida por Adams Smith y que no es otra que la compuesta por los dedos siniestros que cada uno tenemos en nuestro interior. El mundo está en un caos y ad-portas de su apocalipsis. Basta con pasar una mirada por los temas que ocupan una cátedra universitaria tan importante como lo es la de “Mundo y Sociedad” para encontrar que los temas que ocupan nuestra atención no son más que una interminable lista de males sociales: Terrorismo, guerras (nucleares), desastres, pobreza, deuda externa etc. siendo además los únicos paliativos para este panorama, la simple expectativa del surgimiento de nuevas políticas que permitan crear un orden que conjure tantos problemas, o tristemente, el desgaste permanente de un tema frente al cual, a la larga, nadie ha asumido un compromiso serio y real: La sostenibilidad.
Así entonces qué sentido tiene hablar sobre desarrollo cuando el concepto mismo de éste término está desdibujado por la contradicción que su existencia implica. Es decir, suena ciertamente contradictorio y ambiguo utilizar el término “desarrollo” para significar lo que realmente no existe. Todo, porque a mi modesto juicio, lo que verdaderamente existe es un SUBDESARROLLO GLOBAL que es consecuencia de la dinámica inconsciente que mueve al mundo, especialmente, desde que el hombre concibió como posible y viable, su propia explotación SOCIAL.
Sin embargo y para no escapar a la responsabilidad social que como futuro profesional del derecho me asiste; también se hace menester, cuando menos, aportar de mi parte lo mínimo con que puedo ayudar para que el mundo cada vez pueda ser mejor. Y entre ello está el liderar mi grupo familiar
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