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Ejemplo Para Elaborar Ensayo

ArmandoBePe26 de Noviembre de 2012

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Ejemplo para la realización de un ensayo

Con el objeto de ayudar a los estudiantes en la elaboración de un ensayo –

que cada vez se impone como el tipo de documento más adecuado para la

presentación razonada de una opinión sobre cualquier asunto–,

mostraremos a continuación cómo es la estructura, y miraremos cómo cada

frase tiene un sentido y se encadena con otras frases en un párrafo para

poder resolver alguna inquietud particular relacionada con el problema a

tratar.

Mientras el texto de la derecha presenta el ensayo en su totalidad, la

columna de la izquierda nos muestra cuál es la estructura interna del texto.

Cada párrafo es entonces un intento por responder una pregunta que

guarda estrecha relación con la pregunta inicial, alrededor de la cual se

construye la totalidad del texto. Luego de plantearse con claridad cuál es el

problema que se quiere abordar, el autor desarrolla sus puntos de vista,

bien con sus opiniones, bien criticando las de otras personas, con un tono

argumentativo paso por paso. Al final, el ensayo debe contener una

conclusión que, como ya se dijo, no tiene que ser necesariamente positiva,

en cuyo caso se debe indicar qué dificultades quedan pendientes de

solución.

1

Respuesta a la pregunta

¿qué es la ilustración?

(Véase en diciembre de 1783, página 516)

IMMANUEL KANT

2

La ilustración es la salida del hombre de la minoría de

edad causada por él mismo. La minoría de edad es la

incapacidad para servirse del propio entendimiento sin la

guía de otro. Esa minoría de edad es causada por el

hombre mismo, cuando la causa de esta no radica en

una carencia del entendimiento, sino en una falta de

decisión y arrojo para servirse del propio entendimiento

sin la dirección del de algún otro. ¡Sapere aude!

1

La indicación a la paginación de la Berlinischen Monatsschrift –Boletín Mensual de

Berlín– se refiere a la siguiente anotación en el artículo “¿Es Conveniente que la Alianza

Matrimonial se Legitime Adicionalmente por la Religión?”, del señor clérigo Zöllner:

“¿Qué es la ilustración? Esta pregunta que quizá sea tan importante como la pregunta

¿qué es la verdad?, tiene que ser respondida antes que se comience a ilustrar y hasta el

momento no he encontrado respuesta en ninguna parte.”

2

3

Traducido del alemán por Álvaro Corral, marzo 10 de 2003.

Expresión latina: “¡Atrévete a saber!”. Nota del traductor.

2

3

1

¡Ten

valentía para servirte de tu propio entendimiento! Esta es

la consigna de la ilustración.

La pereza y la cobardía son las causas de por qué una

gran parte de los hombres, luego de que la naturaleza

los ha declarado libres, ya desde hace tiempo, de una

dirección externa –naturaliter maiorennes–

3

4

, no obstante

permanecen a gusto como menores de edad toda la

vida; y de por qué le resulta a otros muy fácil convertirse

en sus tutores. Es muy cómodo ser menor de edad. Si

tengo una guía espiritual que tiene fe por mí, si tengo un

médico que juzga por mí la dieta y así por el estilo,

entonces no necesito esforzarme por mí mismo. No

tengo necesidad de pensar, cuando sólo puedo pagar.

Otros asumirán la fastidiosa tarea por mí. Los tutores que

se han apropiado buenamente de la supervisión, se

preocupan también de que la gran mayoría de los

hombres –incluidas todas las del bello género–, piensen

que el paso a la mayoría de edad, además de ser

fatigoso, resulta también muy peligroso. Después de

haber entontecido a su ganado particular y de haberse

asegurado con cuidado que esas criaturas no se atrevan

a dar paso alguno más allá de las andaderas que los

retienen, les muestran entonces los peligros que les

amenazan cuando intentan caminar por sí solos. Pero ese

4

Expresión latina: mayoría de edad natural. Nota del traductor.

peligro no resulta ahora muy grande, pues ellos

aprenderían finalmente a caminar con algunos

contratiempos; un sólo ejemplo de este estilo previene y

por lo general atemoriza de cualquier otro intento

posterior.

A cada hombre en particular le resulta difícil salir de la

minoría de edad convertida, ahora sí, en casi una

segunda naturaleza. Incluso hasta se ha encariñado con

ella y será en realidad incapaz de servirse de su propio

entendimiento, por cuanto no se le permitiría ni siquiera

hacer el intento. Las prescripciones y las formalidades, o

sea, los instrumentos mecánicos de un uso racional o

mejor del mal uso de sus dones naturales, son los

grilletes de una minoría de edad que se vuelve

permanente. Aquel que la rechazara, haría con ello, no

obstante, un salto tan inseguro sobre una zanja tan

estrecha, por cuanto no está acostumbrado al

movimiento libre. Por lo tanto, son sólo muy pocos, los

que satisfactoriamente se han podido liberar de la

minoría de edad por medio del esfuerzo de su espíritu, y

avanzan con paso seguro.

Pero que una sociedad se ilustre es por el contrario

bastante probable; incluso, cuando se deja sólo la

libertad, es algo inevitable. Pues siempre se encontrarán,

incluso entre los tutores señalados de la gran masa,

4

algunos pensadores autónomos, quienes luego de

haberse sacudido ellos mismos del yugo de la minoría de

edad, extenderán a su alrededor el espíritu de un aprecio

racional del valor propio y de la vocación de cada hombre

para pensar por sí mismos. En esto resulta curioso que la

sociedad, la cual con anterioridad ha sido sometida al

yugo por ellos, es obligada luego a permanecer

sometida, cuando ha sido incitada a la rebelión por parte

de algunos de sus tutores, incapaces ellos mismos de

cualquier ilustración. Por eso es tan dañino sembrar

prejuicios, porque a la postre se vengan ellos mismos en

quienes fueron sus creadores o antecesores. Por esto, es

que una sociedad puede alcanzar la ilustración sólo

despacio. Con una revolución se puede lograr la caída del

despotismo personal o la opresión codiciosa o imperiosa,

pero nunca se logrará una verdadera reforma del modo

de pensar, sino que los nuevos prejuicios servirán, al

igual que los anteriores, como elementos de guía para la

gran masa irreflexiva.

Para la ilustración no se requiere más que la libertad; y

por cierto la menos dañina de todas las que se puedan

llamar libertad, o sea aquella para poder hacer uso

público de la razón en todos los asuntos. Pero por todas

partes oigo ahora la llamada: “¡No razonad!” El oficial

dice: “¡No razonad, sino haced la maniobra!”. El

5

recaudador de impuestos dice: “¡No razonad, sino

pagad!”. El guía espiritual dice: “¡No razonad, sino

creed!”. –Sólo un único señor en el mundo dice:

“¡Razonad todo lo queráis, y sobre lo que queráis, pero

obedeced!”–. Aquí hay limitaciones a la libertad por todas

partes. ¿Pero qué limitación es acaso un obstáculo para

la ilustración? ¿Cuál no, sino que incluso sea capaz de

estimularla? Yo respondo que el uso público de la razón

debe ser siempre libre y éste sólo puede lograr realizar la

ilustración ente los hombres. El uso privado de la misma

tiene que limitarse con frecuencia demasiado, sin

obstaculizar por ello el progreso en particular de la

ilustración. Pero entiendo por uso público de la propia

razón el que hace cualquiera como intelectual ante su

público del universo de lectores. Denomino uso privado,

el uso que está permitido hacer de su razón cuando se le

confía una cierta responsabilidad o un cargo civil. Ahora

bien, con ciertos asuntos relacionados con el interés del

Estado, resulta indispensable un cierto mecanismo por

medio del cual algunos entes del Estado tengan que

comportarse sólo con pasividad, para que por medio de

una unidad artificial se indiquen por parte del gobierno

las metas públicas, o por lo menos se protejan de la

destrucción de esas metas. En este caso no está

permitido, por cierto, razonar, sino que uno tiene que

6

obedecer. Pero, en tanto que esa parte de la máquina se

considera ahora también como miembro de la nación en

su totalidad, o incluso de la sociedad cosmopolita, con

ello en calidad de intelectual que se dirige al público en

sentido propio por medio de escritos, entonces sí puede

en ese caso razonar, sin que por ello se menoscaben los

asuntos para los cuales ha sido contratado en cuanto

miembro pasivo. Sería pues muy pernicioso que un

oficial, al que sus superiores le ordenan algo, quisiera,

...

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